A los 91 años de edad. Era el vicedecano de los obispos que ejercieron su ministerio episcopal en España y figuraba, con Don Damián Iguacén, entre los cien obispos más ancianos de la Iglesia católica.
Era una buena persona pero estuvo dominado por el genio malo de su obispo auxiliar, hoy obispo de San Sebastián. A causa de ello dejó la diócesis hecha unos zorros. ¡Con lo que había sido el catolicismo vizcaíno!
Aceptada su renuncia en 1995, desapareció de escena y hoy apenas le recordaba nadie. Descanse en paz.