Los obispos españoles que torpedean el Summorum Pontificum.
En la mayoría de las diócesis españolas no ha habido petición alguna del modo extraordinario de la misa. No se puede decir que sus obispos sean contrarios al mismo. Cierto que podrían haber dispuesto una misa dominical en sus catedrales aunque con la seguridad, en muchísimos casos, de que apenas nadie, y tal vez nadie, acudiría a ella. Yo sigo pensando que sería bueno que lo hicieran pero por no hacerlo no se puede decir que esos obispos estén contra el Papa. O dispuestos a no secundarle.
En otras diócesis existe ya esa misa sin problema alguno: Madrid, Barcelona, Sevilla, Cádiz, Cartagena, Oviedo, Mallorca... Sin oposición del prelado y con aquiescencia del mismo. Creo que hasta que las iglesias en las que se celebra no rebosen de fieles es absurdo pedir más. Los partidarios de la misa según el modo extraordinario tienen que tener la humildad de reconocer que es una ínfima minoría la que la desea. Yo, que me he volcado para que se reconozca el derecho de esos poquísimos, pienso también que no se puede reprochar a los obispos el que sean tan pocos. ¿Qué cabría una cierta animación episcopal hasta ahora inexistente? Pues cabría. Pero nada más.
Obispos que se hayan declarado contrarios al Motu Proprio creo que sólo ha habido tres: León, Málaga y Santander. Y también pienso que no caben los tres en el mismo saco.
Dos de elllos, León y Málaga, hicieron unas desafortunadísimas declaraciones que luego las tuvieron que envainar mejor o peor. Uno se las da de liturgista y creo que respondían a su pensamiento. El otro entiendo que firmó lo que sus curiales le pusieron a la pluma. Sin atender mucho a lo que firmaba. Culpa suya ciertamente el tener esos curiales pero también entiendo que el obispo es de absoluta fidelidad al Papa y se encontró con lo que no quería. Tampoco la liturgia es lo suyo. No me extrañaría que en breve plazo los fieles que en Málaga desean esa misa puedan gozar de ella.
Lo del obispo de Santander también me parece mucho más oficiosidad de su entorno que voluntad decidida del mismo. Y ahora se encuentra con que no autoriza la misa por el modo extraordinario mientras que permite, consiente, tolera o lo que queráis otras impresentables.
Quien parece pues abiertamente contrario al Motu es el obispo de León. Con la agravante de que es el presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia. Empeñado, además, en respaldar en la página web de esa Comisión un artículo del secretario de la misma muy crítico con la decisión de Benedicto XVI. Los obispos de esa Comisión, y el presidente de la Conferencia Episcopal, por un malentendido corporativismo, sostienen la presencia de ese vergonzoso artículo en esa vergonzosa página. Con lo que se hacen cómplices del mismo.
Pues yo voy a seguir denunciándolo. Hasta que desaparezca esa vergüenza episcopal.