"Celebramos el año nuevo, María como madre de Dios y la jornada por la paz" Año Nuevo: el tiempo humano tiene nostalgia de la eternidad de Dios
Tres motivos celebramos en este día 1 de enero: .
- Feliz año nuevo.
En primer lugar feliz tiempo, feliz año nuevo, feliz vida.
La duración del ser humano es el tiempo, la duración de Dios es la eternidad. El tiempo tiene nostalgia de eternidad. Los seres humanos tenemos nostalgia de Dios
Nos hará bien comenzar el año y continuar en la vida con la bendición que hemos escuchado en la primera lectura (Dios le dice a Moisés para que Aarón bendiga al pueblo): que el Señor nos bendiga y nos proteja…
- Jornada por la Paz
Fue Pablo Vi quien hace 58 años estableció el día de año nuevo como jornada de la paz.
la paz, don y quehacer
- En la noche de Belén y en la noche de la historia resuena el cántico: gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz.
- La paz no es ausencia de guerra (mera tregua) ni equilibrio de fuerzas adversarias (guerra fría) ni situación de calma impuesta (orden público), ni dominio de alguna potencia.
La paz es «Shalom», armonía con Dios, con los hermanos y con la creación: es serenidad espiritual consecuencia de la justicia, la libertad y el amor.
- La paz es un don de Dios en Cristo: creador de la paz. Cuando nace Jesús, el mensaje del cielo, la buena noticia (de los ángeles) es: "paz a los hombres que Dios ama".
La paz es consecuencia del respeto a la dignidad personal; es cultura solidaria, bienes compartidos, sociedad justa.
Pero la paz es un quehacer. La paz se ve continuamente está amenazada constantemente por el pecado personal y social.
- María
Hoy celebramos también a María como madre del Señor.
María vio y vivió muchos acontecimientos de su hijo Jesús que no entendía, o que seguramente le chocaban mucho, por eso fue la “primera creyente”. Desde el nacimiento de su hijo, Jesús, hasta su muerte (y resurrección), muchas cosas le resultaban chocantes e inexplicables. De ahí que María guardara todas estas cosas en su corazón y les daría más de cuatro vueltas.
María (y José) se muestran contemplativos y silenciosos ante la vida y actividad de Jesús.
Esa misma actitud puede ser la nuestra, cuando la sorpresa y el asombro ante los acontecimientos nos superan y “nos dejan sin palabras”.
La actitud contemplativa de María y José pudiera ser también la nuestra vivir en Silencio orante ante el misterio de Dios.
María guardaba en su corazón lo vivido en el tiempo. La memoria, el corazón son el lugar del tiempo, de lo vivido, del kairós.
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