"En un mundo cambiante, nuestro cristianismo nos invita a abrirnos en horizonte de fraternidad" Una familia, una fraternidad, una Madre y un solo Dios
"Se hace muy importante caminar con los jóvenes, escucharlos, conocerlos, animarlos en la variedad de emociones, pensamientos y decisiones en que navegan para orientarse en sus pasos"
"Jesús se hace amigo de sus discípulos y los invita a desarrollar el gran tesoro de la amistad y, desde esa amistad, embarcarse a conquistar el mundo"
"Nuestros jóvenes necesitan amigos que los impulsen a conquistar el mundo que les toca a ellos transitar, mover y promover"
"Nuestros jóvenes necesitan amigos que los impulsen a conquistar el mundo que les toca a ellos transitar, mover y promover"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
La vida se entiende desde la unidad.
La diversidad camina en la esencia de su corazón hacia la unidad.
Hay una atracción para unirnos, complementándonos.
Los estereotipos de que todo debe ser en serie, sin libertad, con esquemas que se imponen, sin elegir, sin dejar a la opción libre responsable y consciente, son estereotipos que van perdiendo cabida en este tiempo.
Nuestros jóvenes, a quienes les toca prepararse a la misión responsable de conducir esta nave de la vida, miran la vida que se asoma con hambre significativa de conocer, aprender, de tomar consciencia.
Se hace muy importante caminar con ellos, escucharlos, conocerlos, animarlos en la variedad de emociones, pensamientos y decisiones en que navegan para orientarse en sus pasos.
Juega, como siempre, un rol fundamental, la amistad.
Jesús se hace amigo de sus discípulos y los invita a desarrollar el gran tesoro de la amistad y, desde esa amistad, embarcarse a conquistar el mundo.
Nuestros jóvenes necesitan amigos que los impulsen a conquistar el mundo que les toca a ellos transitar, mover y promover.
Conquistar el mundo desde una novedad de vida significativa, que los impulse a ser intrépidos, valientes, fuertes y firmes en sus convicciones.
La amistad es un camino que debemos desarrollar, más en nuestra relación con los jóvenes.
Así llegamos a este domingo, en el que celebramos a la sagrada familia, como ya lo dicen los textos del eclesiástico, colosenses y Lucas. Nuestro origen de vida es la familia.
Siempre habrá un padre y una madre y, en los hijos, una fraternidad entre ellos.
Si nos decimos hijos de Dios, por lo tanto, se hace necesario recorrer el camino de la fraternidad, sin ella no podemos morar plenamente en la presencia de Dios Padre.
Como ya lo pide Jesús a sus discípulos: ámense los unos a los otros como yo los he amado.
El primer enamorado de los hermanos es Jesús, el Unigénito del Padre.
Él llama y escoge a diferentes individuos, de diferentes lugares, provenientes de diferentes familias, con ocupaciones diferentes, con carácter, sentimientos y formas de pensar diferentes.
Los reúne, los forma y los hace caminar siempre detrás de él. Les da ejemplo de cómo vivir y para quién vivir; cómo servir y ayudar para sembrar la trascendencia en esta vida.
Les habla de los riesgos y los compromisos, no les oculta nada como amigos que ha considerado.
Les revela y comparte la vida, presencia y amor de su Padre.
Los hace parte de su familia cuando dice: quién es mi padre , madre o hermanos ? Sino el cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Hoy, en un mundo cambiante, nuestro cristianismo nos invita a abrirnos en horizonte de fraternidad, con apertura de escucha y de acogida, en la fuerza de un amor que nos puede hacer madurar en una unidad de hermanos, reconociendo todo cuanto nos une.
Cuantas causas nos unen, cuánto bien; todo lo que cada uno puede y debe aportar.
Hoy esa unidad la debemos ver en qué es lo que nos acerca, aunque haya cosas muy diferentes que tenemos que respetar, y en lugar de estarnos peleando, respetar, aunque no seamos del mismo pensar, sentir y escoger.
Hemos olvidado la sabiduría y la gran arma de la unidad. Hoy, diferentes lenguajes de división son los que han afectado nuestra convivencia social y familiar, que nos han distanciado y, al distanciarnos, se hace imposible la cercanía de una amistad que abra el corazón y la confianza de unos y otros.
Hoy debemos analizar los discursos del odio, de la división y la destrucción y, debemos ser críticos con aquello que no nos permiten ser una familia social sólida.
Muchos perdemos la oportunidad de una mejor vida cuando divagamos en el transitar incierto de la división, de la agresión al otro, faltándonos fraternidad y empatía, respeto a nuestra convivencia.
Son muchas las cosas que compartimos, casa, colonia, trabajo, iglesia, escuela, amigos…
Preguntémonos: qué compartimos, qué nos une ?
Iniciamos este 2024 con la fiesta de la Madre de Dios.
Ella, María es no solo la Madre de Jesús , sino Jesús al decirnos que nosotros somos sus hermanos y entre nosotros hermanos , entonces comprendemos que María es la Madre de todos.
Una Madre que acompaña a todo hijo, con amor y vida, auxiliando siempre, abriendo sus manos para acariciar , orar, curar, sostener, alimentar , abrazar.
Así es María, la Madre de Dios, esposa de José y discípula servidora.
Ella nos enseña a cómo integrarse a un hogar con amor, en unidad , viviendo cada momento de la existencia con mirada de fe.
Abierta al acontecimiento divino para trascender en esta vida, encaminada al cielo.
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