Pasen y lean… 'Antología incompleta', de José Fernández del Cacho, en El Reino
Por diversas razones, el libro merece ser leído, y no solo desde perspectivas y vivencias estrictamente religiosas
El libro de Pepe está y se subtitula “incompleto”, entre otras razones, por la de que en el “enroucamiento” y “tamayización”, al que habrían de ser sometidos aún más los medios de información, no ocuparían puesto alguno quienes se profesaron poetas por vocación y más por la gracia de Dios
Espero que el capítulo 39, con referencias a la Conferencia Episcopal, en próximas ediciones se amplíe y complete, con experiencias, anécdotas y documentos
Espero que el capítulo 39, con referencias a la Conferencia Episcopal, en próximas ediciones se amplíe y complete, con experiencias, anécdotas y documentos
La editorial “El Reino”, y con el título de “60 años: una antología incompleta”, acaba de publicar un libro, documentado y periodístico, con fotos, estratégica confección y otros recursos bibliográficos, cuyo autor de las 304 páginas del texto es José Fernández del Cacho . Por diversas razones, el libro merece ser leído, y no solo desde perspectivas y vivencias estrictamente religiosas.
En su prefacio, el autor explica su publicación al cumplir exactamente los 60 años de edad; “soñados y vividos en Fuente Obejuna y Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba), Alcalá de Henares y Colmenar Viejo (Madrid), La Coruña, Las Presas (Cantabria), Corella (Navarra), EL Valle de los Chillos, Imbabura, San Antonio de Ibarra, y las Islas Galápagos (Ecuador), Santiago, Los Andes, Valdivia, Valle de Elqui, o Valle del Coquimbo, La Serena, Viña del Mar y Valparaíso (Chile), Tierra enamorada…”
El autor, Pepe para los amigos, amplía la información geográfica y administrativa, y relata que el “Amor es mi nombre, aunque muchas veces no lo viviera. Quiero vivirlo. El libro que tienes en tus manos es un niño poema. Que va creciendo entre la vida y la muerte. 60 años. Una antología incompleta. Todo comenzó en 1958. Pasen y lean…”
Y como un lector más, se me confirió la gracia de encontrarme con una persona excepcional, por supuesto, poeta -“embajador del Viento y de la Lluvia, por la gracia de Dios”-, alegre de por sí y por vocación. Licenciado en sueños y diplomado en sonrisas por la "Universidad del Corazón”, sacerdote, misionero, de la Congregación de Pasionistas -Santa Gema Galgani y San Gabriel de la Dolorosa-, aunque frustrado aspirante a La Trapa. Loco, juglar a lo divino, cantautor, amigo de muchos y muchas -muy importantes- y no pocos de ellos y ellas, protagonistas de “Hola”. Presente y activo en casi todas las salsas sociales, en algunas de las cuales yo coincidí con la inenarrable y recordada profesional de la radio Juana Ginzo, Gloria Fuertes -“madre poética y espiritual”-, Mariano de la Banda, deportistas de primera división y toreros-espadas de nombradía reconocida y cestas de orejas y vueltas al ruedo por esas plazas del mundo… Sin faltar a la cita de los amigos, el sempiterno padre Ángel, con sus ángeles mensajeros de la verdadera y pacificadora paz de Dios y de todos los seres, humanos o no.
En tan variada, variopinta y pastoral historia, me he permitido releer el capítulo 39 del libro de Pepe con referencias a la Conferencia Episcopal -Medios de Comunicación, con su máster en “Comunicación Cristiana- Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca”, “fichado por Mons. Antonio Montero, arzobispo de Mérida-Badajoz y obispo periodista”. “Tuve despacho, puntualiza el cronista, en la Casa de la Iglesia, en calidad de director del departamento del Secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social, Prensa de la Iglesia: Hojas diocesanas y Revistas de la Iglesia, con la dirección y presentación de programas de TVE, Radio Nacional, en tiempos de la presidencia de la CEE, de Elías Yánez y Ángel Suquía, hasta que Rouco Varela y José María Gil Tamayo, no contaron commigo… Y ¡adiós Conferencia Episcopal…!”
Muchos, yo entre ellos, pensamos que precisamente el libro de Pepe está y se subtitula “incompleto”, entre otras y evidentes razones, por la de que en el “enroucamiento” y “tamayización”, al que habrían de ser sometidos aún más los medios de información, no ocuparían puesto alguno quienes se profesaron poetas por vocación y más por la gracia de Dios. Dios es, ejerce y ejercerá de poeta y no de prosista, y al paso que va la Iglesia, de solo los cronistas y “escribidores” al dictado, serán su Reino, sus emolumentos, “dignidades” y bendiciones, pese a los santos esfuerzos que hace el papa Francisco.
Personalmente espero que el capítulo 39 del libro en próximas ediciones se amplíe y complete, con experiencias, anécdotas y documentos. Es y será la tarea que le corresponde a Pepe por “trasto, monaguillo, botones, auxiliar administrativo, fotógrafo, inútil total papa la “mili”, un poquito ligón, escritor y un poquito periodista, novicio, un cura atípico y juglar popular, pero muy seguro de que el idioma del corazón es y será, su preocupación constante.” ¡Que así sea!