Comentario al Evangelio del 29ª Domingo del Tiempo Ordinario Mons. Ojea: “La oración de súplica debe ser humilde, confiada y perseverante”
“Humilde quiere decir cuando yo le pido algo a Dios, yo tengo que tener conciencia de quién soy yo y a quién se lo estoy pidiendo, de la distancia enorme que hay entre el que pide y él que da"
“Seamos perseverantes, constantes, insistentes en la oración, más en este momento de nuestra vida en que la necesitamos tanto"
“Hoy, pedimos, particularmente por las madres, por las madres que acompañan nuestra vida, por las madres que están en el cielo y que recordamos especialmente este domingo y por aquellas jóvenes que se preparan para ser madres, para que puedan ser verdaderas servidoras de la vida"
“Hoy, pedimos, particularmente por las madres, por las madres que acompañan nuestra vida, por las madres que están en el cielo y que recordamos especialmente este domingo y por aquellas jóvenes que se preparan para ser madres, para que puedan ser verdaderas servidoras de la vida"
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
La oración de súplica es el tema del Evangelio del 29º Domingo del Tiempo Ordinario según Mons. Oscar Ojea. Según el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “la oración de súplica tiene tres condiciones; debe ser humilde, confiada y perseverante”.
Perseverantes, constantes, insistentes en la oración
Para el prelado, “humilde quiere decir cuando yo le pido algo a Dios, yo tengo que tener conciencia de quién soy yo y a quién se lo estoy pidiendo, de la distancia enorme que hay entre el que pide y él que da. En segundo lugar, confiada, el Evangelio de Lucas acaba de regalarnos el Padre Nuestro entonces la oración se dirige a un Padre, a un Padre que conoce nuestras necesidades antes de que se las pidamos; se las pedimos para entrar en contacto con nuestro deseo, él lo sabe, pero al pedírselas entramos en contacto con nuestra necesidad; se agranda nuestro deseo de recibir lo que viene de Dios y debe ser perseverante, insistente, como aparece en la parábola. Si alguno de ustedes un hijo le pide pan le da una piedra o si le pide un pescado le dará un escorpión. Cuanto más el Señor dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan; siempre que le pedimos algo al Señor él se regala a sí mismo, aunque a veces no nos concede lo que pedimos porque él sabe muy bien lo que más nos conviene y él conoce los tiempos”.
El obispo de San Isidro hizo un llamado a que “Seamos perseverantes, constantes, insistentes en la oración, más en este momento de nuestra vida en que la necesitamos tanto. Señor, te pedimos por tantas necesidades de nuestros hermanos, de nuestra Patria, nuestras necesidades personales, de nuestra familia”.
El presidente del episcopado también recordó la celebración del Día de la Madre. Por ello rezó diciendo: “Hoy, pedimos, particularmente por las madres, por las madres que acompañan nuestra vida, por las madres que están en el cielo y que recordamos especialmente este domingo y por aquellas jóvenes que se preparan para ser madres, para que puedan ser verdaderas servidoras de la vida; madres que puedan acompañar nuestra vida para hacernos crecer en libertad; se lo pedimos insistentemente al Señor con una oración humilde, confiada, perseverante”.
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