Carta al campeón del US Open: "A ti te lo digo Pedro para que lo lea Juan" Faus, a Alcaraz: "No pierdas la conciencia de que el dinero que ganas es injusto"

Faus, a  Alcaraz
Faus, a Alcaraz

"Disfruta jugando mucho más que ganando"

"Sin embargo, nuestra sociedad del dios Dinero ha convertido la competitividad en un absoluto: vivimos para ponernos por encima de los demás"

"Cuidado con los medios de comunicación (MCS). No con los periodistas concretos que muchos de ellos son excelentes personas, sino con el sistema mediático"

Buenas tardes muchacho:

Lo primero de todo ha de ser felicitarte y darte las gracias por el buen rato que nos hacen pasar algunos de tus golpes. Debo confesar que te escribo a ti para que lo lean otros (y porque esa será la mejor manera de que lo lean). Pero también lo que sigue va dirigido a ti. No te voy a hablar de tenis porque para eso ya tienes tus maestros. Ni voy a ocultar que quien te escribe es un eclesiástico; pero creo poder asegurar que no me dirijo a ti desde mi condición, sino desde aquello que más nos une que es el ser ambos seres humanos...

He visto en mis muchos años a cuántos padres católicos de antaño les han salido unos hijos catódicos: mínima gran diferencia de una letra que espero entenderás por aquello del ánodo y el cátodo (positivo y negativo).

Alcaraz

Así estamos. Quizá la única cosa en que te supero es en experiencia humana, por mis muchos años. Permite pues que te transmita algunas lecciones que creo haber aprendido de la vida.

 1.- Disfruta jugando, mucho más que ganando. La competición es solo como un condimento que ponemos al juego para que nos ayude a darlo todo y saborear más lo que hacemos. Pero no pasa de ser un condimento: como la sal o el vinagre que puedes poner en una ensalada o en unos huevos fritos, para paladearlos mejor.

Sin embargo, nuestra sociedad del dios Dinero ha convertido la competitividad en un absoluto: vivimos para ponernos por encima de los demás, nos sugieren todos los mensajes del capitalismo neoliberal. En eso consiste nuestra cacareada libertad. De este modo convertimos el condimento en alimento. Y acabamos mal alimentados y con la tensión alta. Cuidado en este punto.

 2.- No pierdas la conciencia de que el dinero que ganas es injusto. Porque ahora vas a ganar muchísimo dinero: no solo por lo que cobres del tenis sino por la publicidad que se volcará sobre ti. Cientos de millones de personas se hernian trabajando, sin disfrutar como tú en su quehacer, y apenas ganarán lo justo para no morirse de hambre. José de Calasanz decía que ellos “con sus trabajos sostienen al mundo”. Tú con tu trabajo entretienes al mundo (y eso también lo necesitamos); pero sé consciente de la injusticia con que sois retribuidos.

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Ojalá esto te llevara (como hace el papa Francisco) a acercarte a esos lugares donde, cuando se acaba el trabajo, uno se echa al suelo: pero no para celebrar la victoria como tú, sino por agotamiento y desesperación. Creo que otros como Rafa Nadal o Casillas, procuraron crear escuelas para enseñar el tenis o el fútbol a muchachos con menos posibilidades. Algo es, pero es poco.

Muy cerca del precioso edificio en el que jugaste, está el Bronx: no me atrevo a decirte que te acerques allí, porque a lo mejor no salías con vida; pero sí quisiera que sepas que allí hay muchos chavales de 19 años como tú, a los que la misma sociedad que te aplaude, les condena sin conocer sus historias. Y, por supuesto, tendrán su culpa: pero son mucho más víctimas nuestras que culpables.

Como mínimo, pues, da el ejemplo de pagar fielmente tus impuestos. Y no hagas como aquella tenista que se puso residencia en Andorra, alegando que “eso es lo que hacen todos”.

 3.- Cuidado con los medios de comunicación. No con los periodistas concretos que muchos de ellos son excelentes personas, sino con el sistema mediático. Los MCS son “la iglesia” de hoy. Y les sucede algo que también le pasaba antaño a la Iglesia. Yo he oído decir a muchos no creyentes que había curas y monjas muy respetables pero que la Iglesia como tal es un desastre. Pues eso vale hoy también de esta “iglesia laica” mediática, con mucho más poder que la antigua iglesia religiosa. Naturalmente los MCS no toleran esas críticas y acusan a quien las hace de enemigo de la libertad y de la democracia: como antaño la Iglesia acusó tantas veces a sus críticos de enemigos de la fe.

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La realidad, a mi modo de ver es otra: los MCS son servidores del Capital. Viven para crecer en audiencia y ganar más; y lo que da más audiencia son chismes de cama y de peleas: de modo que, en el fondo, la culpa la tenemos nosotros porque prestamos más oído a esos chismes que a lo que de veras necesitamos saber (quizá es la única manera que encontramos de justificarnos a nosotros mismos). Ahí tienes, en hora de mucha audiencia, ese programa llamado corazón, y que quizá debería llamarse “mal corazón”: porque siempre estamos con que estos se han juntado y aquellos se han separado. Y todo chismorreado siempre entre sonrisas amables.

Te digo esto porque creo que te irá muy bien mantener tu intimidad contra viento y marea: pues al ser ya figura, irán a por ti. El amigo Rafa creo que ha sido aquí un modelo, sin perder nunca nada de amabilidad. Ojalá le sigas también en este punto.

 4.- La última cosa que te quiero decir es la mayor verdad y la que menos nos creemos: el tiempo pasa volando.

Hace veinte años veíamos por primera vez a un Rafa Nadal adolescente que hoy está ya en edad de retirarse. Dentro de muy poco estarás tú en situación similar. Y entonces, mucha más satisfacción que tus victorias te la dará el poder decirte, sin engañarte y desde tu dimensión más íntima, que tu trayectoria humana no ha quedado destrozada por tu trayectoria deportiva. Tus éxitos se olvidarán: los humanos necesitamos ídolos pero los cambiamos con una tranquilidad pasmosa. Se va un Messi pero viene un Lewandowski: porque solo queremos a los ídolos para creer, estúpidamente, que identificándonos con ellos, ya somos un poco más grandes.

Bueno querido Carlos: no te doy más la lata. Ya ves que, al menos, he procurado ser breve.

Alcaraz

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