Alexander Nevsky, en la Ciudad Vieja, está en disputa desde 1980 Putin reclama a Israel la propiedad de una iglesia ortodoxa en Jerusalén
El presidente ruso asegura que se trata de una promesa pendiente del ex primer ministro Netanyahu
Rusia ha expresado su malestar con la posición de Israel en la guerra de Ucrania, que pasó de la ambigüedad de las primeras semanas a condenar la matanza de civiles en Bucha y apoyar su suspensión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU
| RD/Agencias
Mientras el Kremlin insiste en que la guerra en Ucrania marcha "según el plan" previsto, el presidente ruso, Vladimir Putin, no pierde el tiempo para concentrarse en otros asuntos: en pleno conflicto, el mandatario ruso ha exigido este lunes a Israel la propiedad de la Iglesia Alexander Nevsky en la Ciudad Vieja de Jerusalén para Rusia.
En una carta dirigida al primer ministro israelí, Naftali Benet, Putin argumenta que es una promesa pendiente de su antecesor, Benjamin Netanyahu. La misiva, además, llega en un momento en que Rusia ha expresado su malestar con la posición de Israel en la guerra de Ucrania, que pasó de la ambigüedad de las primeras semanas a condenar la matanza de civiles en Bucha y apoyar su suspensión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Rusia controla la propiedad de facto de esa iglesia desde 1890, ya que bajo el Imperio Otomano se reconoció que pertenecía al "glorioso reino ruso", y en 2017 Moscú reclamó ante la Justicia israelí por primera vez la titularidad del lugar en base a esa afirmación, aunque ya no exista el reino ruso.
En 2020, Netanyahu decidió que la disputa por la propiedad no podía resolverse en tribunales al tratarte de un "lugar sagrado", y ordenó registrar al Gobierno ruso como propietario de la Iglesia Alexander Nevsky ante el Comisionado del Registro de la Propiedad de Israel.
Israel mantuvo al principio una posición de condena laxa respecto a la invasión rusa de Ucrania, para no perjudicar la alianza geoestratégica que mantiene con Rusia en Siria, donde le permite atacar objetivos pro-iraníes, aunque en las últimas semanas ha elevado el tono, en parte por las presiones de Estados Unidos.
Sin embargo, el nuevo Gobierno de coalición liderado por Naftali Benet, devolvió el fallo al Tribunal Supremo, que suspendió el reconocimiento final de la propiedad rusa, y estableció un comité que debería determinar la titularidad del lugar.
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