El sacerdote español Francisco Javier Olivera lleva 30 de sus 50 años como misionero en Asia y nueve de ellos en Mongolia, a donde este viernes, 1 de septiembre, llegará Francisco para visitar a los cerca 1.400 católicos del país: "El Papa quiere animar a los mongoles, a los misioneros... Nadie habla de Mongolia normalmente y ahora está en boca de todos".
Este salmantino perteneciente al Camino Neocatecumenal habla con EFE mientras ultima los preparativos para la llegada del Papa en un viaje que nunca antes había hecho un pontífice y que ha sorprendido a muchos porque la comunidad católica es muy pequeña: representa el 0,04 % de la población. Olivera espera durante esta visita de Francisco "palabras de aliento a los misioneros, ya que no es fácil la vida aquí, y a los mongoles para confiar en Dios".
"La misión en Mongolia está apenas empezando"
"El Papa está animando las misiones de las periferias. La misión de Mongolia está apenas empezando, es una Iglesia muy joven y pienso que él quiere animar a los mongoles, a los misioneros... Nadie habla de Mongolia normalmente y ahora está en boca de todos", asegura sobre los motivos que han llevado al pontífice argentino a visitar este país.
El sacerdote, que con tan sólo 19 años llegó al Seminario Redemptoris Mater de Takamatsu, en Japón, donde fue ordenado sacerdote en 2002, recuerda que "la Iglesia católica en este país es muy joven, poco más de 30 años, pero es una Iglesia viva, con muchas ganas de trabajar por la sociedad mongola y por transmitir el Evangelio en esta nación".
Destaca que en este país de 3,3 millones de habitantes y uno de los más grandes y despoblados del mundo están presentes 13 congregaciones masculinas y femeninas, además del Camino Neocatecumenal, y entre sacerdotes, monjas y misioneros laicos hay unos 80, aunque cuentan con un cardenal: el prefecto de Ulán Bator, Giorgio Marengo, nombrado por Francisco.
"Actualmente hay 8 parroquias, 5 de ellas en la capital y el resto en otras provincias, que trabajan en diversas áreas como educación, atención a los más pobres, residencia para niños abandonados, ancianos pobres y solos...", explica el sacerdote sobre un país donde la tasa de pobreza es del 27,4% y la concentración media de partículas (PM2,5) es tres veces superior al límite considerado perjudicial para la salud por la Organización Mundial de la Salud.
Muy contentos por la visita de Francisco
Ante la que será la primera visita de un pontífice a este país, Olivera asegura que "los católicos están muy contentos, pues siendo una realidad tan pequeña, que venga el Papa a verles a ellos, es algo impresionante". "Para ellos es un gesto de amor enorme, sobre todo teniendo en cuenta que hay iglesias mucho más grandes e históricas y aún no han sido visitadas por Francisco, y además Mongolia está lejos, viene por ellos y para ellos, no viene de camino hacia otro lado, viene por ellos y están muy agradecidos", explica.
El resto de la población, donde el 53 % practica el budismo, espera "con curiosidad" y, asegura, "alguno llamó al obispado pidiendo ser bautizados por el Papa sin ser catecúmeno si quiera".
¿Qué Mongolia verá Francisco? "La ciudad se está modernizando muy rápidamente, muchísimos coches en la carreteras, mucha contaminación y mucho frio... La vida no es fácil aquí, sobre todo fuera de la capital. Pero incluso en la capital es difícil para buena parte de la población, sin agua corriente...", señala.
Apunta que "por otro lado, la juventud es curiosa y tiene ganas de conocer cosas nuevas y en este sentido aceptan bien a los extranjeros y no tienen miedo de acercarse a las iglesias. Los nómadas son muy acogedores y muy religiosos en general, pero el anuncio del evangelio va lento...". Aunque "el frío o la contaminación se soportan, pero la lengua es una barrera, aunque también en esto el Señor da una mano...", explica el sacerdote español.
Durante esta visita, el Papa quiere reforzar los puentes con el budismo: "Sé que el cardenal Marengo tiene buenas relaciones con los budistas. Él acompañó a un grupo del monjes en su visita al Papa en el Vaticano y su congregación abrió una casa, un centro para el diálogo con el budismo en Karakhorum, la antigua capital del imperio mongol".
Mientras que también "habrá una presencia china, importante". "Aquí viven católicos chinos y muchos más tienen intención de venir desde China, esperemos que les permitan salir del país para entrar en Mongolia y ver al Papa", destaca.