JJ ALEIXANDRE 6. LAS CINCO VOCALES
Al iniciarse el nuevo siglo, acometió de nuevo Juan Polo, con Carlos Murciano, una nueva aventura lírica: la entrega de 61 poemas de Navidad de ocho selectos escritores: José Javier Aleixandre, José María Fernández Nieto, Francisco Garfias, Luis López Anglada, José Gerardo Manrique de Lara, Antonio Murciano, Carlos Murciano y Juan Polo Laso. El título del libro: “Al Sol de la Noche” (San Pablo, 2.000). Como podemos observar, tampoco faltaría a la entrañable cita el poeta vasco, esta vez con la presencia de ocho interesantes villancicos.
VIVIR LOS VILLANCICOS
CON ALMA DE NIÑO
Como presentación del tema de hoy, me ha parecido enriquecedor reproducir, al menos, unas líneas del Prólogo de la edición escritas por el especialista Florencio Martínez Ruíz:
“El villancico es la pieza más espontánea y popular –incluso en sus versiones más o menos barrocas o cultistas– para formular en pocas palabras, con ritmos ágiles y ligeros, el deliquio del alma, el asombro de ver nacer a Dios entre las pajas de un pesebre. No hay aval más expedito ni franquicia más legítima que esta, a la hora de participar en esa fiesta de la Navidad, sin duda el acontecimiento más grandioso que cabe concebir, para cuya comprensión sólo hace falta tener al alma de niño. De niño grande, diríamos mejor, a imagen y semejanza del Niño que nace para redimirnos con el solo llanto y el vagido de un recién nacido…”
SU PEQUEÑO CUENCO VACÍO, LA "U"
En el Villancico de las Cinco Vocales (a, e, i, o, u en castellano), se las personifica, jugando con su forma y sonido, sugiriendo gestos simbólicos, actitudes religiosas en presencia del Niño, encarnación del Altísimo. Diversión que tanto nos recuerda los fervorosos juegos de ronda de Gabriela Mistral con sus corros de niños y niñas.
Cinco vocales, cinco niños que las representan y se dirigen al Niño del Portal, escenificando cinco presencias, cinco actitudes frente al recién nacido: admiración, asombro, boca abierta (“a”), ademán de tirar un clavel al Niño Cordero para llamar su atención (“e”), mirada ilusionada, amorosa, que entrega el punto de la i, acaso el corazón (“i”), compromiso por el Sí, renuncia al No (“o”), de rodillas, manos abiertas, se pide bendición, llenar de luz la vida (“u”)…
VILLANCICO DE LAS CINCO VOCALES
Aquí llegan, Niño,
las cinco vocales,
sencillas y claras
como unos pañales.
De tanto mirarte,
de tanto admirar
con la boca abierta
se queda la «a».
Para que le vuelvas
tus ojos, la «e»
desde su ventana
te tira un clavel.
Porque quiere siempre
mirar hacia Ti,
su punto redondo
te entrega la «i».
Nunca como ahora
le dolió a la «o»
que su forma sea
para decir no.
De rodillas pide
llenar de tu luz
su pequeño cuenco
vacío la «u».
Escucha, Cordero;
las cinco vocales
te ofrecen los niños
su voz en pañales.
QUE SEAS ESTA NOCHE SÓLO MI NIÑO
En el segundo poema de hoy, "A su hijo recién nacido", de José Javier Aleixandre, se presenta un original y dramático diálogo de María, Madre de Dios, con su Niño recién alumbrado. Nos sorprende, desde la inicial estrofa, el secretismo de la primeriza que se desahoga misteriosa con el pequeño: “Que no se entere nadie / de que has venido.” Ni gente ni ángeles: nadie. “Porque hasta que amanezca / solo eres mío...” Duerme tranquilo… “oculto en mi regazo / tu poderío.”
Se arremolinan los temores (“los miedos de los clavos / y los martillos”), y rompe a llorar, disimulando, para que el niño no se desvele… “No estoy llorando, ¿sabes?” Y visualiza espinas por su frente, y aleteo de sombras sobre su espalda… Y, también, un universal banquete de salvación y gracia para el mundo… Solo por esta noche, te lo pido, mi amor: que hasta que amanezca tú solo seas mi niño.
A SU HIJO RECIÉN NACIDO
DUERME, mi niño, duerme
que estoy en vilo.
Que no se entere nadie
de que has venido.
Que contengan los ángeles
su regocijo,
porque hasta que amanezca
sólo eres mío.
Ya vendrán los pastores
con el rocío,
para mirar la rosa
que hay en tu ombligo.
Duerme, mi niño, duerme,
duerme tranquilo,
oculto en mi regazo
tu poderío.
Caballitos de arena,
canela y trigo,
te prestan un galope
rubio de rizos.
Terroncito de luna,
viento dormido,
si te tengo en mis brazos
¿por qué suspiro?
No, que no, que no vengan
por los caminos
los miedos de los clavos
y los martillos.
No estoy llorando ¿sabes?
Es que te miro,
y mis ojos reflejan
tu luz, mi niño.
Ya sé que por tu frente
cruzan sus hilos
las agujas oscuras
de los espinos,
aunque aún en el huerto
de tu albedrío
no te duele la sombra
de los olivos.
Y serás en la mesa
-rosas y lirios-
para todos los hombres
el pan y el vino,
pero ahora perdóna-
me si te pido
que seas esta noche
sólo mi niño.
JOSÉ JAVIER ALEIXANDRE
"Poeta de tersos, hondos, personalísimos versos"
JUAN VAN-HALEN
0.Nuestro homenaje al poeta guipuzcoano
MIS VERSOS
1.Sonetos en el tiempo
BODAS DE ORO
NO VUELVAS LA CABEZA
MADRIGAL DE LA FLOR ABIERTA
2.Solo
COMO UNA NOVIA GUAPA TE HAS DORMIDO
PORQUE ES SEGURA NUESTRA CITA FELIZ EN LA LUZNUEVA
DONDE YA SERÁ ETERNO NUESTRO AMOR
3.Un ramo de rosas para ti
EN INVIERNO
DE NOCHE
¿HAS VENIDO?
EPITAFIO
4.Últimos pasos
POSTRER DESTINO
LA GRAN DUDA
ORACIÓN PARA DECIR QUE QUIERO QUERER A DIOS
5.Tarde de circo
NIÑO EN EL CIRCO
VIEJO LEÓN
DÚO DE SAXOFÓN Y VIOLONCHELO
6.Las cinco vocales
VILLANCICO DE LAS CINCO VOCALES
A SU HIJO RECIÉN NACIDO
7.Figuras de barro para un belén
FIGURAS DE BARRO PARA UN BELÉN NAIF
8.Desde aquí abajo
LOS ÁNGELES
MI MUERTE
NECESARIA ESPERANZA