Tercer sacerdote alavés fallecido en el mes de mayo Ha fallecido Juan Carlos Aguillo, histórico  párroco de San Miguel y fundador de la  parroquia del Sagrado Corazón en Adurza

Ha fallecido Juan Carlos Aguillo, histórico  párroco de San Miguel y fundador de la  parroquia del Sagrado Corazón en Adurza
Ha fallecido Juan Carlos Aguillo, histórico  párroco de San Miguel y fundador de la  parroquia del Sagrado Corazón en Adurza

Fue profesor y formador en el Seminario de Vitoria y ocupó varios cargos en la  Diócesis. Su funeral se celebrará mañana jueves a las 19:30h en la iglesia de San  Miguel

En la madrugada de este miércoles, 22 de mayo,  fallecía el sacerdote Juan Carlos Aguillo a los 79 años de edad en le hospital Txagorritxu  de la capital alavesa. 

El que fuese párroco hasta 2023 de la céntrica e icónica parroquia de San Miguel,  templo en el que se encuentra la capilla de la patrona de Vitoria, la Virgen Blanca, ha  sido llamado por el Señor tras toda una vida dedicada al servicio de la Iglesia, del  Evangelio y de la sociedad. 

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Nacido en Vitoria el 30 de abril de 1945, ingresó con 17 años en el Seminario de Vitoria  al descubrir su vocación religiosa. Tras superar sus estudios teológicos, fue ordenado  sacerdote el 13 de julio de 1969 con 24 años de edad por el entonces Obispo de Vitoria,  Mons. Francisco Peralta. Su primer destino fue como colaborador de la Catedral de  María Inmaculada, consagrada concatedral de Vitoria meses atrás. En 1974 se le  encomendó ser formador en el Seminario hasta 1982, asistiendo a muchos seminaristas  en su camino vocacional, compaginándolo además como profesor de Humanidades en  dicha institución educativa. Fue el primer formador en ocuparse de la etapa propedéutica en la que los aspirantes al seminario mayor pasaban un año de formación y discernimiento vocacional viviendo en un piso de la diócesis. 

En 1982 fue quien inició una de las parroquias más populares del barrio de Adurza, la  del Sagrado Corazón. Inicialmente en un chalet del barrio mientras se terminaban las obras del bajo que ocupa la parroquia.  Allí permaneció 5 años en su periodo inicial, ayudando a dar vida  a muchos grupos –catequesis, jóvenes, adultos, tiempo libre- algunos de los cuales han  permanecido hasta hoy. A la par fue nombrado director del área de vocaciones  sacerdotales en la Diócesis. 

En 1991 comenzó una nueva etapa en la céntrica parroquia de San Miguel Arcángel y un  año después fue nombrado capellán de la Cofradía de la Virgen Blanca y cesa como  responsable de la pastoral vocacional diocesana para dedicarse íntegramente a la  intensa actividad parroquial propia de este templo. Allí permaneció hasta 2004, año en  que se traslada a Ávila para ampliar sus estudios especializándose en Santa Teresa de  Jesús y San Juan de la Cruz en la Universidad de los Carmelitas Descalzos de la capital  abulense. Un año después regresa a Vitoria y el entonces Obispo Asurmendi le encarga  la parroquia de San Andrés, junto al hospital de Txagorritxu. En 2014 se hace cargo de la  atención espiritual de la residencia de las Hermanas Mercedarias, en el barrio de  Zaramaga y tres años después asume la delegación de Salud de la Diócesis de Vitoria,  atendiendo en los hospitales del territorio así como en residencias de ancianos. 

En 2017 el actual obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde, le devolvió a la que  consideró su casa

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durante más de 15 años, siendo nombrado párroco de San Miguel y  capellán de la Cofradía de la Virgen Blanca, hasta el verano de 2023, fecha en la que se  jubiló por edad de toda actividad pastoral activa.  

Este popular sacerdote se despidió de su vida activa el 5 de agosto de 2023 ante miles  de personas en la misa de la aurora celebrada en la plaza por el día grande de las fiestas  de la Virgen Blanca.  

Pero su brillante cabeza y sus ganas de servicio no cesaron. El Obispo de Vitoria le  nombró director de una de las dos residencias de sacerdotes, dedicada a los más  mayores, donde él residía desde hace algo más de un año. D. Juan Carlos Elizalde visitó  al sacerdote fallecido hoy el pasado 30 de abril en la residencia Joaquín  Goikoetxeaundia por su 79 cumpleaños  

Su funeral será mañana jueves, fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, a las  19:30h en la parroquia de San Miguel y estará presidido por el Obispo de Vitoria y  concelebrada por decenas de sacerdotes. Esta mañana Mons. Juan Carlos Elizalde le ha  recordado al inicio de las conferencias por las jornadas sacerdotales que se están  celebrando en el Seminario y que culminarán mañana con la celebración de las bodas  de plata y oro de 14 sacerdotes alaveses. “Hoy encomendamos a nuestro hermano Juan  Carlos quien ha sido llamado por el Señor, al que tanto hemos querido y tanto ha  servido a esta nuestra Diócesis”.  

Non solum sed etiam 

Ha fallecido otro sacerdote alavés. En plenas jornadas sacerdotales se ha ido Juan Carlos Aguillo. Le conocí siendo seminarista, fue mi director espiritual y quien me ayudó a encauzar mi vida y discernir que mi vocación no era el sacerdocio. Compartí con él la puesta en marcha de la parroquia del Sagrado Corazón. Fuí a Taizé y compartimos una cena con el Hno Roger. Estos son algunos de los recuerdos que conservo de mi trato con Aguillo. Me trató como un padre, con cariño y firmeza, nunca se ahorró palabras si consideraba que me las merecía. 

Juan Carlos era un hombre de carácter, era un hombre que gustaba de meditar, le gustaba la música y cantar las canciones de la misa. Tenía la voz grave y las manos grandes con las que abrazar o dar una palmada. 

Juan Carlos ha sido una de las figuras masculinas de referencia en mi vida y así lo recordaré siempre. Y una referencia como formador del Seminario. 

Trabajar con él no era fácil, era exigente en la parroquia, le gustaba controlar lo que pasaba en “su territorio”. 

Era un hombre muy mariano, su devoción a la Virgen era grande y profunda. Y durante su etapa como párroco de San Miguel y capellán de la Cofradía de la Virgen Blanca se pasó muchas horas frente a la imagen de la Blanca en la capilla de San Miguel. Su amor a la patrona lo expresaba en cada homilía de las mañanas del 5 de agosto que presidió desde las escalinatas. 

Hace años que la enfermedad hizo mella en él y sus continuas visitas al hospital fueron mermando sus fuerzas. 

Mi último contacto con él fue intentando conseguir unas palabras para la comunidad de San Andrés de donde fue párroco durante unos años. Pero me pidió que le excusara que no le acompañaba el cuerpo para nada. 

Ahora ya descansa en paz. El clero alavés pierde otro de sus miembros autóctonos y pronto ordenará un nuevo sacerdote llegado de otras tierras.

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