Por segundo año consecutivo la Diócesis de Vitoria se ha sumado a la propuesta del Papa Francisco para dedicar el mes de septiembre y hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, a concienciar sobre la importancia de una ecología integral. 

El pasado 11 de septiembre tuvo lugar el primer encuentro en las Campas de Armentia; el 16 los asistentes pudieron escuchar varios testimonios en el Aula San Pablo; el 25, y aprovechando el buen día se llevó acabo el gesto de limpieza de las campas de Salburua; el 30 tuvo lugar la segunda entrega de los testimonios en la “Mesa de experiencias”; y el domingo 3 de octubre se cerró el ciclo en la localidad alavesa de Ollavarre. 

La jornada tuvo que suspender alguna de las actividades previstas debido a la intensa lluvia que se hizo presente. Pero la eucaristía en la iglesia del pueblo mantuvo ese gesto de tener presente al mundo rural, primer garante del cuidado de la Tierra. 

Como plan B se comentó la película documental “Mañana” que recoge varias experiencias que promueven un uso razonable y ecológico de los recursos, así como una apuesta decidida por la educación ecológica para revertir los efectos que la acción del ser humano viene provocando en el Planeta Tierra, y que anuncian lo que se ha dado en llamar la 6ª extinción. 

El encuentro contó con los “incondicionales” de la delegación diocesana, pero en su mente y en su fidelidad a esta llamada está poder ver los frutos más adelante. Como decía Luis Antonio Preciado, delegado diocesano y director del Secretariado Social, “como la lluvia que está cayendo ahora, solo podemos esperar a que estos gestos vayan calando en las conciencias, que en toda la Iglesia la ecología sea asumida como un tema  propio, y que en estas convocatorias se lleguen a sentir  llamados también otros grupos, ecologistas, montañeros, rurales, …”

Non solum sed etiam

En una conversación informal y distendida  con Preciado me reconocía el camino que queda aún por recorrer, “¡y nosotros que somos de las diócesis pioneras!”. Todavía para muchos miembros de la Iglesia todo aquello que no tenga nomenclaturas de lenguaje eclesiástico no tiene que ver con la Iglesia. Y así hay gente que se pregunta hoy día qué tiene que ver con la Iglesia reivindicar mejoras laborales y salariales, protestar por los accidentes de trabajo, fomentar una cultura ecológica integral, (¡¡¡incluso después de la Laudato Sí!!!);  todavía hay gente que no ha terminado de entender que si el Evangelio no está conectado con la vida es papel mojado. 

Por otro lado está el puritanismo de quienes no se “ajuntan” con la Iglesia  porque eso no es progre, no está públicamente bien visto, o me hace perder mi imagen de ateo anticlerical y de izquierdas. 

Pues es una pena, porque pocas cosas más progres conozco que el Evangelio, más antiinstitucional; más ecológico, provida, defensor de las libertades, nada más diáfano en derechos y obligaciones, en respetos y tolerancias que el Mesaje de Jesús de Nazaret, que el testimonio de un Francisco de Asís. 

¡Ya!, que la Iglesia que tú conoces no responde precisamente a esa imagen. ¡Claro! porque también existe, pero igual te falta hacer el ejercicio de acercarte a esta Iglesia de la que hablo, que también existe, y que es LA MISMA. Cualquier cosa que dependa de la condición humana siempre tendrá su lado amable y su cara menos amable. Por eso es bueno sumar esfuerzos en todo aquello que nos haga coincidir. Y la defensa de la Casa Común es un tema al que más allá de ideologías y creencias nos podemos sumar. 

Que no se pierda la siguiente oportunidad, sea quien sea quien convoque a esa lluvia que empape las conciencias y haga germinar el fruto de una ecología integral.