Protocolo para celebraciones litúrgicas en la Archidiócesis de Manila Macario Ofilada: "Se les tomará la temperatura a los fieles que acudan a los templos y todos estarán obligados a llevar mascarillas"
"El administrador apostólico manilense ha solicitado a los pastores que haya más misas incluso los días laborables para acomodar a más gente pero con menos personas físicamente dentro de los templos"
"Los nuevos horarios para la misa se revisarán para cada parroquia para permitir que entre misas haya un intervalo de media hora"
"Las celebraciones litúrgicas serán simplificadas. Nada de procesiones de entrada"
"El panorama promete liturgias más sencillas, breves e incluso evangélicas por estar centradas en lo esencial y no en el espectáculo del que los clérigos son especialistas en su afán de autopromocionarse"
"Las celebraciones litúrgicas serán simplificadas. Nada de procesiones de entrada"
"El panorama promete liturgias más sencillas, breves e incluso evangélicas por estar centradas en lo esencial y no en el espectáculo del que los clérigos son especialistas en su afán de autopromocionarse"
Está prevista la desescalada del confinamiento intensivo comunitario dentro de la Región de la Capital Filipina (National Captial Region) el 15.05.20. El 06.05.20, el administrador apostólico de la Archidiócesis de Manila, Mons. Broderick Pabillo, publicó un protocolo para las celebraciones litúrgicas para la sede manileña, que seguramente seguirán o adoptarán las diócesis sufragáneas y vecinas. Todo ello está pendiente del anuncio del gobierno nacional que permita la reanudación de celebraciones comunales, entre ellas, las religiosas.
El protocolo, escrito en inglés, es un texto largo, detallado y preciso con enumeraciones diversas para varios tipos de celebraciones y contextos. Pabillo ha subrayado que los servicios religiosos o litúrgicos son esenciales en la vida del pueblo y el protocolo publicado puede cambiarse dependiendo de las circunstancias o de indicaciones o directivas tanto de las autoridades civiles como de los obispos.
Los nuevos horarios para la misa se revisarán para cada parroquia para permitir que entre misas haya un intervalo de media hora. Este período permitirá una limpieza y desinfección de los tiempos después de cada celebración. Sin embargo, sigue suspendido del precepto dominical debido a que no todos puedan acudir físicamente a los templos. Esto no solo se aplica a los de la tercera edad, niños y a los enfermos sino a los que opten por seguir las misas en línea como medida de precaución.
A la vez el administrador apostólico manilense ha solicitado a los pastores que haya más misas incluso los días laborables para acomodar a más gente pero con menos personas físicamente dentro de los templos. Esto implicará la necesidad de celebraciones más breves, es decir, homilías más cortas, centradas en lo esencial y no como instrumentos para la autopromoción del clero.
Todos estarán obligados a llevar mascarillas y a usar productos higiénicos al acudir a los templos. Las mascarillas hoy en día se reparten gratis a los domicilios de Filipinas (al menos en su mayoría). Las mismas también estarán a la venta a la entrada de los templos. Asimismo se les tomará la temperatura a los fieles que acudan a los templos a la entrada de los mismos. A los que registren temperaturas altas no se les permitirá entrada en los templos. Tampoco se les dejará entrar a los que muestren síntomas de enfermedades contagiosas.
Dentro de las iglesias o capillas se observará el distanciamiento social. Los bancos se dividirán -o se colocarán divisiones en ellos-, y colaboradores parroquiales o azafatos se encargarán de mantener las distancias físicas entre los feligreses. Se sugiere también que se coloquen a las entradas y salidas de las iglesias grifos, mangueras o contenedores de agua para las abluciones, similares a las mezquitas, antes de entrar en los templos y tras salir de los mismos.
Las celebraciones litúrgicas serán simplificadas. Nada de procesiones de entrada, de salida, ni del ofertorio. La sagrada comunión se dará solo en las manos y sin el diálogo tradicional. Se tomarán precauciones al llevar la comunión a domicilio a los enfermos y gente mayor. No pasarán los cepillos durante el ofertorio. Los feligreses podrán colocar sus donativos en cepillos, cestos o cajas colocados a las entradas y salidas de la iglesia.
Ya no se dará la paz con manos (una costumbre no muy común en Filipinas) ni se permitirán los besos, abrazos o la unión de manos durante el rezo o canto del Padrenuestro. Respecto al canto, se optará por un solista o instrumentalista en vez de tener un coro cantando durante las celebraciones.
Pese al calor húmedo proverbial de Filipinas, se desaconseja el uso del aire acondicionado. Pabillo ha subrayado la necesidad de la ventilación de los templos y su mayor aprovechamiento. A esta luz, todavía no se abrirán las capillas de adoración del Santísimo que son lugares de refugio para devotos y los no muy devotos sobre todo por el calor estival. Las pilas de agua bendita se cubrirán. No se les llenará de agua bendita. Se advertirá a los fieles de los peligros posibles de la veneración de imágenes sagradas ya que los filipinos en su gran mayoría besan, tocan, acarician las mismas de manera devota. No contentándose con las imágenes, muchos hacen los mismo con los sagrarios e incluso las custodias.
"Se advertirá a los fieles de los peligros posibles de la veneración de imágenes sagradas ya que los filipinos en su gran mayoría besan, tocan, acarician las mismas de manera devota"
En fin, el panorama promete liturgias más sencillas, breves e incluso evangélicas por estar centradas en lo esencial y no en el espectáculo del que los clérigos son especialistas en su afán de autopromocionarse. Es esta la normalidad nueva que será vigente durante un período largo de tiempo. Sigue imperando un ambiente de incertidumbre, marcado sobre todo por la muerte y el colapso económico.
La epistemología pandémica ha dejado patente que no somos dueños de nuestra situación por lo que es preciso volver a lo esencial. Los protocolos pabillanos indican la dirección adecuada. A la vez, gracias a la situación, se ha puesto de manifiesto que los clérigos no son los dueños ni el centro de las celebraciones sino su servidor siendo servidores de su pueblo en cuyo bienestar deben centrar todas sus energías y desvelos. Lamentablemente, sigue imperando esta mentalidad clerical como han revelado las misas en línea. En un día laborable una misa en línea puede durar hasta dos horas. ¡Más inteligencia, compasión, razonabilidad, sentido común, consideración y respeto! ¡Nada de shows, espectáculos, improvisaciones como si los pastores fuesen candidatos o enfermos mentales en busca de rédito político y autoestima!