El jesuita israelí vislumbra el fin del sionismo en su ensayo 'Israel, ¿adónde vas?' Padre Neuhaus: "Sólo las periferias sociales pueden sacar a Israel de su peor crisis desde su fundación"
En un ensayo publicado en La Civiltà Cattolica, el jesuita israelí afirma que "los enfrentamientos por la justicia y por la guerra en Gaza que sacaron a la calle las familias de los rehenes muestran el fin del sionismo que nació en el siglo XIX"
"Hace falta una nueva síntesis que parta de los judíos de raíz oriental, los ultraortodoxos, los árabes israelíes y los inmigrantes rusos para una nueva mirada también respecto de los palestinos"
De sesenta y un años, nacido en Johannesburgo de una pareja de judíos alemanes que huyeron de la Shoah, emigró a Israel a los 15 años, luego se hizo sacerdote y entre 2009 y 2017 fue vicario para los católicos de habla judía del Patriarcado Latino de Jerusalén
De sesenta y un años, nacido en Johannesburgo de una pareja de judíos alemanes que huyeron de la Shoah, emigró a Israel a los 15 años, luego se hizo sacerdote y entre 2009 y 2017 fue vicario para los católicos de habla judía del Patriarcado Latino de Jerusalén
(AsiaNews).- El enfrentamiento por la justicia primero y la dura guerra contra los palestinos de Gaza en respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre han vuelto a poner en tela de juicio la identidad profunda de Israel. Es una crisis sobre la que las élites tradicionales asquenazíes - descendientes del judaísmo europeo donde se forjó el sionismo a finales del siglo XIX - están divididas. Pero nunca encontrarán respuestas hasta que lleguen a un verdadero acuerdo con las "periferias", que en realidad en este momento constituyen la gran mayoría de la población de Israel.
El jesuita israelí David Neuhaus plantea estas afirmaciones en un ensayo titulado “Israel, ¿adónde vas?” que abre el próximo número de la revista La Civiltà Cattolica. De sesenta y un años, nacido en Johannesburgo de una pareja de judíos alemanes que huyeron de la Shoah, emigró a Israel a los 15 años, luego se hizo sacerdote y entre 2009 y 2017 fue vicario para los católicos de habla judía del Patriarcado Latino de Jerusalén.
En este extenso artículo, Neuhaus recorre los acontecimientos de los últimos meses desde una perspectiva completamente inédita. Partiendo del enfrentamiento por las reformas judiciales propuestas por Netanyahu hasta llegar a las protestas de las familias de los rehenes en manos de Hamás de las últimas semanas, observa que en el enfrentamiento "entre el gobierno y sus opositores, los principales protagonistas todavía provienen de las élites sionistas asquenazíes que dominaron la historia de Israel desde 1948. Netanyahu, los miembros del gabinete de guerra, los principales generales del ejército israelí, los líderes de la oposición a su gobierno, así como la gran mayoría de los jueces de la Corte Suprema, todos provienen de las élites asquenazíes”.
A pesar de la "división ideológica entre sionistas socialistas y sionistas revisionistas que ha marcado la política israelí, las élites de ambos campos comparten el mismo mundo conceptual, centrado en un Estado judío para un pueblo judío, paralelo a los movimientos nacionalistas de Europa Central y Oriental, de la que provenía la mayoría de los ashkenazim que llegaron como inmigrantes a Palestina. Pero hoy "en las vastas periferias de la sociedad israelí, que constituyen una parte sustancial de la población, al gobierno, la oposición y la Corte Suprema se los observa con la sospecha característica de la mirada periférica sobre las élites dominantes". Por eso se plantea la pregunta: ¿en este momento de crisis, no podrían surgir precisamente de estas periferias nuevas corrientes de pensamiento sobre el Estado y la sociedad que ayuden a Israel a formular respuestas a sus preguntas existenciales internas y externas?".
"En las vastas periferias de la sociedad israelí, que constituyen una parte sustancial de la población, al gobierno, la oposición y la Corte Suprema se los observa con la sospecha característica de la mirada periférica sobre las élites dominantes"
El P. Neuhaus reseña en su artículo "cuatro periferias importantes", expresión de "un Israel diferente, que lucha para que sus puntos de vista y sus objetivos encuentren espacio en el debate público". En primer lugar, el de los mizrajim, los judíos orientales que emigraron a Israel después de 1948 desde otros países de Oriente Medio y del Norte de África, un grupo muy numeroso que hoy representa alrededor de la mitad de la población judía israelí. “Se los considera partidarios de la derecha y visceralmente antiárabes - observa el jesuita -, pero la hostilidad de muchos mizrajíes hacia el sionismo socialista no se puede atribuir a un rechazo de la democracia, sino a las experiencias de discriminación que sufrieron a manos de la élite socialista asquenazí”.
“En los últimos cuarenta años - sigue diciendo el P. Neuhaus - se ha registrado un renacimiento cultural con el que estos judíos reivindican su identidad y su tradición. Los intelectuales que surgieron de este entorno han hablado de una afinidad cultural entre ellos y el mundo árabe que los rodea, una afinidad que podría sugerir la posibilidad de una convivencia y abre un horizonte que tiene raíces en un mundo común y en el hecho de compartir una geografía y un lenguaje que parecen perdidos en las arenas del tiempo". En este sentido el P. Neuhaus también cita las posiciones del Shas, el más fuerte de los partidos religiosos que forman la actual mayoría que gobierna Israel, que - en la práctica - ha demostrado ser más moderado que las otras fuerzas, tanto sobre el tema de la justicia como en relación con el etnocentrismo.
Luego están los haredim, los ultraortodoxos, que son alrededor del 13,5% de la población israelí y representan una segunda periferia que no se puede confundir con la derecha nacionalista. Repasando su compleja historia en las relaciones con las instituciones de Israel, el p. Neuhaus recuerda que los haredim tienden a "abrigar sospechas respecto de las estructuras del Estado laico y una actitud negativa hacia las élites dominantes, sean de izquierda o de derecha, especialmente cuando estas dan por sentado la actitud occidental y laica sobre las cuestiones sociales". Y en este aspecto a menudo se encuentran en posiciones muy similares a las de los grupos musulmanes tradicionalistas.
La tercera gran periferia es la de los árabes (musulmanes, cristianos y drusos) con ciudadanía israelí, palestinos descendientes de aquellos que no abandonaron sus hogares en 1948 y que hoy suman cerca del 20% de la población. “Luchan por la igualdad - observa el jesuita israelí - sobre todo en el ámbito del desarrollo socioeconómico, la educación, la salud, los servicios públicos y el gobierno local, y por la integración en el mundo del trabajo, a menudo bloqueada por la insistencia en el hecho de que Israel es un Estado judío. También luchan contra el racismo endémico resultante del etnocentrismo judío que tiende a "identificarlos con el enemigo, en vez de verlos como ciudadanos con iguales derechos".
Por último, el P. Neuhaus habla de una cuarta periferia, la de los inmigrantes procedentes de la ex Unión Soviética que llegaron a Israel en los años '90 y actualmente representan el 10% de la población. “Se los consideraba personas instruidas, muy cultas y trabajadoras - explica - además de constituir un homólogo potencial tanto de los judíos orientales como de los ultraortodoxos, y por lo tanto útiles para preservar la hegemonía asquenazí y laica”. Pero con el paso los años ha resultado cada vez más evidente que ya no viven "el judaísmo en el sentido tradicional de la palabra”. Hasta el punto de que desde fines de los años '90 - añade el jesuita - "en la publicación anual de las estadísticas sobre la población de Israel se ha introducido una nueva categoría: los 'otros', es decir, aquellos que son 'no árabes no judíos' o 'judíos no judíos'".
"La rígida postura del actual gobierno israelí con respecto a la reforma judicial y su intransigencia en la guerra contra los palestinos ha dado origen a la peor crisis que Israel ha afrontado desde su fundación"
“La rígida postura del actual gobierno israelí con respecto a la reforma judicial y su intransigencia en la guerra contra los palestinos ha dado origen a la peor crisis que Israel ha afrontado desde su fundación - resume el P. Neuhaus -. Además, la ideología sionista que había proporcionado un marco conceptual para el Estado parece haberse agotado, dejando a sus partidarios divididos y polarizados, y tanto esta ideología como el Estado al que dio origen parecen estar desmoronándose”. Incluso la ilusión que ofrecieron los acuerdos entre Israel y algunos vecinos árabes "dependía de oscurecer tanto el clamor palestino de justicia como la lucha interna de la sociedad israelí respecto de su propia naturaleza".
“El año 2023 - concluye el jesuita - ha planteado serios interrogantes sobre esta visión de un nuevo Oriente Medio y el papel que Israel puede desempeñar en él. Observando las periferias de la sociedad israelí, sería posible imaginar nuevas perspectivas, una nueva narrativa y la formación de alianzas inesperadas, menos atadas a las categorías, discursos y posiciones ideológicas del pasado que condujeron a la crisis actual. Israel necesita nuevos horizontes y una nueva visión, y ambos podrían venir precisamente de estas periferias".
"Observando las periferias de la sociedad israelí, sería posible imaginar nuevas perspectivas, una nueva narrativa y la formación de alianzas inesperadas"
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