Pablo de Tarso: “No os olvidéis de la hospitalidad. Acordaos de los presos" ¡Qué alegría recibir noticias positivas de la cárcel!
Desde hace diecisiete años voy cada semana a la cárcel coruñesa de Teixeiro, a 100 kilómetros de mi domicilio. Escucho muchas veces en la calle a los profetas de desgracias. “¡Que se pudran allí! Leña abierta con ellas y ellos!”
"La Unesco incluye la escuela de la cárcel de Teixeiro en su red educativa. Casi 600 alumnos se forman en el Centro Penitenciario coruñés, en una iniciativa que también busca inculcar valores”
Bien cuadra que nuestros funcionarios obedecen a otros principios humanitarios y legales. Benditos sean ellos ya que, en situaciones bien difíciles, para los que no tienen ni medios adecuados ni formación específica para resolver cuestiones médicas de alta especialización, no hacen caso de gentes, que, aun teniendo responsabilidades, nunca cruzaron la puertas de un penal ni han visto un rostro de alguien muy enfermo
Bien cuadra que nuestros funcionarios obedecen a otros principios humanitarios y legales. Benditos sean ellos ya que, en situaciones bien difíciles, para los que no tienen ni medios adecuados ni formación específica para resolver cuestiones médicas de alta especialización, no hacen caso de gentes, que, aun teniendo responsabilidades, nunca cruzaron la puertas de un penal ni han visto un rostro de alguien muy enfermo
| Xaquín Campo Freire
En España, en Galicia y en el mundo llevamos, desde hace años y con abundancia cotidiana, una sarta de mensajes tremendistas, negativos a más no poder y generadores de pánico colectivo inducido. ¡Qué agotador!
Y el COVID, ya fuese creado en laboratorios o aparecido por otras causas, la verdad es que vino a aumentar y agravar esta percepción de inseguridad colectiva y una situación generalizada de vulnerabilidad.
A los actuales sistemas dominantes, del signo que sean y por motivos inconfesables, les interesa crear inseguridad, muerte, guerra y extermino entre las clases populares. Esto hace que las “masas” humanas, indefensas, se vuelvan hacia los profetas de desgracias que pronuncien las palabras más gruesas, fuertes y desesperanzadas.
La verdad ya no existe. Toda opinión tiene el mismo valor en los medios de comunicación. Por eso las fake news tienen tanta aceptación enfermiza. Existen “tutoriales”, guías de aplicación fácil para cualesquiera que en pocos segundos pueden llenar el mundo no solo de auténticas mentiras, sino conseguir la eliminación de criterios de discriminación en defensa de la verdad.
El miedo, los miedos, de siempre, fueron el arma grande de dominio y exterminio de humanos y animales. Y hoy también. ¿Dónde está la verdad? ¿En los miedos e inseguridades más sensacionalistas?
Dos buenas noticias
Desde hace mucho tiempo procuro destacar y resaltar pedagógicamente las pequeñas noticias formuladas en sentido positivo o aparecidas en los medios, que sean verdaderas por estar debidamente acreditadas y contrastadas. Esta semana he encontrado dos que me llenaron de gozo y esperanza por encima de las miserias mundiales. Y sé que poco a poco se abrirán paso. Me lo dice el corazón:
La primera: “La Unesco incluye la escuela de la cárcel de Teixeiro en su red educativa. Casi 600 alumnos se forman en el Centro Penitenciario coruñés, en una iniciativa que también busca inculcar valores”.
La segunda: “Soy gitana, pero mis padres siempre me dicen: "no te cases pronto”. Mejor estudia». Jimena Jiménez, que hará la ABAU en julio, sueña con ser abogada para luchar contra la injusticia”.
Saturados de palabras
Ma gusta la psicología y me agradan los puntos de orientación que los entendidos, ellos y ellas, nos dan. Dice la Dra. Isabel Pinillos: “El problema, nuestro problema como seres humanos, es que estamos saturados de palabras que actúan cómo sugestiones negativas. Por lo que tenemos que establecer, a través de la palabra, formas positivas de sugestión”.
“Cuando introducimos formas negativas, aunque de forma consciente y racional parezca que estamos usando el mismo significado, estamos planteando una sugestión contraria a lo que queremos alcanzar”. “La utilización de fórmulas positivas en las sugerencias resulta imprescindible para nuestros propósitos”. “Una vez formulado el mensaje en positivo lo repetiremos varias veces y así lo grabaremos en nuestra mente”. “Las sugestiones que queramos introducir en nuestra mente tendrán que ser enunciadas siempre en sentido positivo.”
Desde hace diecisiete años voy cada semana a la cárcel coruñesa de Teixeiro, a 100 kilómetros de mi domicilio. Escucho muchas veces en la calle a los profetas de desgracias. “¡Que se pudran allí! “Leña abierta con ellas y ellos!”.
Bien cuadra que nuestros funcionarios obedecen a otros principios humanitarios y legales. Benditos sean ellos ya que, en situaciones bien difíciles, para los que no tienen ni medios adecuados ni formación específica para resolver cuestiones medicas de alta especialización, no hacen caso de gentes, que, aun teniendo responsabilidades, nunca cruzaron la puertas de un penal ni han visto un rostro de alguien muy enfermo y que es “rebelde porque el mundo le ha hecho así y porque nadie le amó”, como cantó hace mucho tiempo Jeanette.
Pero cuando a esos habladores o a alguno de los suyos, les ‘pilla la puerta el dedo’, entonces cambian el lenguaje y la forma de expresarse. Buscan clemencia e incluso ‘recomendaciones’ por las salas de los juzgados y aledaños. Y también lo entiendo. Porque de la cárcel hemos hecho el reducto fácil de todo cuanto queremos sacar de delante y seguir tranquilos. Como los basureros a donde enviamos los deshechos que nosotros generamos. Fuera de la vista.
Todas las personas somos diferentes
Queremos que la cárcel sirva para todo. Pero nunca nada ni nadie es igual. Todas las personas somos diferentes. Pensemos simplemente en el porcentaje tan elevado de enfermos psíquicos, muchos de ellos nunca diagnosticados ni tratados y que no lo van a ser porque la cárcel no tiene medios ni humanos ni funcionales. Y no es el lugar adecuado. Y en la sociedad tampoco lo hacemos. Ya llegan abandonados de nuestros barrios y ciudades.
La Constitución, (art. 25.2), habla de reeducación, rehabilitación y reinserción y resocialización. A la salida, después de muchos años de soledad, puestos a la puerta de la cárcel y en lugares alejados, ¿quién acoge? Un tanto por ciento elevado son enfermos psiquiátricos. Su lugar no es la cárcel. Pero ese es un problema social. ¿Haremos algo por darle una solución idónea?
“Abrid escuelas y se cerrarán prisiones”. “Odiemos el delito, pero compadezcamos al delincuente”, nos ha dicho nuestra paisana, la ferrolana Dª Concepción Arenal. Y Pablo de Tarso: “No os olvidéis de la hospitalidad. Acordaos de los presos"
“Abrid escuelas y se cerrarán prisiones”. “Odiemos el delito, pero compadezcamos al delincuente”, nos ha dicho nuestra paisana, la ferrolana Dª Concepción Arenal. Y Pablo de Tarso: “No os olvidéis de la hospitalidad. Acordaos de los presos, como si vosotros mismos estuvierais presos juntamente con ellos. Y de los maltratados, ya que también vosotros mismos tenéis un cuerpo”.
Se nos llena la boca: ‘Prisión permanente revisable”. Una prisión no justa es una injusticia social absolutamente manifiesta. “De la cárcel se sale mucho peor de lo que se entró”, dicen todos los entendidos.
¿VALE DE ALGO? Dice Mamerto Menapace: “No tenemos en nuestras manos la solución de los problemas del mundo. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos. Y cuando el Señor de la Historia llegue, cada día, va a mirarnos las manos. Cando el Dios de la Historia venga, ha de mirarnos las manos (…)”.
“Brotaron en las zarzas del camino pequeñas flores blancas de esperanza y no ahogaron las espinas la ternura, nacida del amor que las llamara”
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