"Muchos cristianos progresistas participaron en las asambleas, mientras la iglesia oficial era ajena al movimiento" ¿Qué queda del 15 M en la sociedad y en la Iglesia? Una tarea ilusionante
"Este 15 de mayo celebramos los diez años del acontecimiento del 15M, la manifestación española de un movimiento social que ha marcado la evolución social y política de los últimos años"
"Muchos sentíamos que no había instrumentos políticos para manifestar la indignación y revertir la situación, pues los partidos del régimen coincidían en el consenso austericida"
"La iglesia jerárquica española, liderada por obispos ultraconservadores, mantenía un discurso público en sus radios y medios de comunicación claramente solidario con el bipartidismo y la oligarquía dominante"
"La conexión de estos movimientos y la alianza con la iglesia oficial más progresista es probablemente la tarea que toca realizar si queremos ser fieles al Espíritu que suscitó el 15M y al Papa Francisco"
"La iglesia jerárquica española, liderada por obispos ultraconservadores, mantenía un discurso público en sus radios y medios de comunicación claramente solidario con el bipartidismo y la oligarquía dominante"
"La conexión de estos movimientos y la alianza con la iglesia oficial más progresista es probablemente la tarea que toca realizar si queremos ser fieles al Espíritu que suscitó el 15M y al Papa Francisco"
Este 15 de mayo celebramos los diez años del acontecimiento del 15M, la manifestación española de un movimiento social que ha marcado la evolución social y política de los últimos años y que posiblemente siga influyendo positivamente en la transformación de la sociedad en el futuro.
El origen remoto de aquel movimiento del año 2011 habría que buscarlo en la gran crisis económica iniciada el año 2008, que evidenció las carencias democráticas y humanas del modelo neoliberal imperante en el mundo. España fue especialmente golpeada por esta crisis: los desahucios, el desempleo, la corrupción política, la primacía de los rescates a los bancos sobre la ayuda a las personas… hicieron tomar conciencia de la débil democracia social, económica y política que representaba el sistema bipartidista de la restauración postfranquista.
Personalmente viví aquel momento siendo miembro de una comunidad monástica; como tal, daba retiros a personas de fuera del monasterio y comencé a escuchar en primera persona las historias reales de mujeres y hombres, que hasta ese momento trabajaban y vivían con cierto confort, explicando como habían perdido su trabajo o su empresa y se encontraban desahuciados, subsistiendo gracias a Caritas.
La escucha de aquellas historias despertó en mí la tristeza y la indignación, sus casos quitaban definitivamente la careta al modelo social imperante, a la vez, que producía enorme frustración la aplicación de continuas e insolidarias medidas de austeridad contra los ciudadanos, mientras se daba el dinero público a los bancos, causantes de la crisis por su manipuladora política de especulación financiera.
Muchos sentíamos que no había instrumentos políticos para manifestar la indignación y revertir la situación, pues los partidos del régimen coincidían en el consenso austericida, y esta impresión fue confirmada cuando se produjo la reforma del artículo 135 de la Constitución, realizada por consenso del PP y el PSOE en contra de los intereses de la nación, ante las exigencias de una Unión Europea dominada por el capitalismo alemán.
Por otro lado, la iglesia jerárquica española, liderada por obispos ultraconservadores, mantenía un discurso público en sus radios y medios de comunicación claramente solidario con el bipartidismo y la oligarquía dominante, en especial, con el ala conservadora de ese bipartidismo, el PP, manifestando que formaba parte de los intereses del bloque hegemónico y oligárquico de la España oficial, y vivía ajena al creciente malestar social del pueblo.
En ese clima, y precedida de la llamada primavera árabe, se produjo en España la toma espontánea de las plazas por la gente, pidiendo democracia real tanto económica, como social y política. Fue algo inesperado para el régimen, una verdadera explosión democrática en las calles, en las que se comenzó a escuchar y dialogar en asambleas, a expresar el malestar con la situación y a soñar una sociedad más humana y democrática.
Para muchos fue una verdadera experiencia democrática y ciudadana, como no se había vivido en España desde hacía mucho tiempo. Escuché aquellos días a algunos que decían en la Puerta del Sol (epicentro del movimiento) que aquellas asambleas les recordaban simbólicamente a la Atenas de Pericles. Muchos cristianos progresistas participaron también en aquellas asambleas, mientras la iglesia oficial era ajena al movimiento.
Visto con perspectiva, creo que el 15M español fue una manifestación especialmente intensa de un deseo de cambio profundo, que se vivió y se vive en muchas partes del mundo (el 15M está emparentado con otros movimientos como el Movimiento Occupy, YoSoy1328 o la Nuit debut). Incluso la elección del Papa Francisco en la Iglesia Católica en el año 2013, con el deseo de renovación institucional y la intensificación oficial de la sensibilidad social y ecológica dentro de la Iglesia, puede verse como otra manifestación de un movimiento análogo al 15M en el ámbito de la Iglesia.
Siguiendo al filósofo Alain Badiou, creo quepodríamos entender el movimiento del 15M, y los movimientos que produjo en la sociedad y en la iglesia, como la expresión de lo que él denomina un “acontecimiento”,una situación histórica inesperada para el sistema dominante en la que se revela una “novedad” que había quedado oscurecida de modo interesado; esa novedad tiene que ver con el aumento de la conciencia de la dignidad humana y de las exigencias sociales que se derivan de la protección de esa dignidad: la igualdad, la justicia, la fraternidad sororal… Sin duda, en el 15M se vivió esta toma de conciencia.
Si hacemos una lectura profunda, creo que, debajo de todo auténtico acontecimiento en el sentido que Badiou da al término , se puede detectar una experiencia que podríamos llamar espiritual o ética, que se hace posible al darse un verdadero encuentro empático de unos con otros, de modo que disminuye la conciencia individualista y egoísta y se aumenta la conciencia relacional o fraternal y como consecuencia natural, se reclama en la sociedad y en las instituciones un aumento de la justicia, la igualdad, los derechos humanos, el cuidado a todos los seres...
En las asambleas del 15M tuvimos una experiencia de encuentro, de empatía, una experiencia transcendente (entendiendo por tal la apertura más allá de mí mismo a un otro con el que me siento solidario) y de ahí nació una ética o espiritualidad solidaria que era el núcleo central del movimiento. Esa sería la “verdad” o “novedad” de aquel acontecimiento, que podría encontrarse también en los otros movimientos similares que se dieron fuera de España.
Badiou señala que todo “acontecimiento” necesita de un sujeto que sea fiel a la novedad humanizadora que ese acontecimiento ha puesto al descubierto, de modo que se implemente en la sociedad esa mayor humanización. Sin ese “sujeto” el acontecimiento no produciría cambios sociales reales. De la necesidad de un instrumento que ayudara a promover una mayor democratización y humanización dentro de nuestra sociedad surgió Podemos, el partido político que se convirtió en el medio para producir cambios estructurales reales. Podemos ha sido en gran medida, sin duda también con errores, el sujeto fiel al acontecimiento y la novedad del 15M.
Frente al sujeto fiel al acontecimiento del 15M, surgieron pronto en España los otros dos sujetos de los que también habla Badiou: el sujeto reactivo y el sujeto oscuro.¿A qué se refiere?
Explica Badiou que, ante la novedad que trae el acontecimiento, surge también la oposición de los que no desean un avance ético auténtico por tener beneficios o privilegios en el (des)orden establecido cuestionado por el acontecimiento. Una manera de oponerse al acontecimiento es la que toma la forma del “sujeto reactivo”, como se denominaría a aquellos que quieren asimilar el nuevo movimiento a lo ya existente, intentando usar su fuerza emergente simplemente para apuntalar reformas superficiales que permitan salvar el statu quo. Cambiarlo todo de modo superficial para que en profundidad nada cambie.
Si aplicamos esta lectura al panorama político español actual es inquietante (a la vez que quizá clarificador) interpretar así ciertas actitudes del PSOE, al que, en ocasiones, se adivina ansioso por lograr la marginación de Podemos, o explicaría la promoción de escisiones dentro de Podemos, con gran apoyo mediático, que se interpretan como más “moderadas” o quizá, en realidad, más ajenas al espíritu del 15M y mucho más cercanas al consenso del régimen.
Más agresivo es el llamado por Badiou como “sujeto oscuro”; por tal hay que entender a todos aquellos que se oponen al cambio y desean de modo directo impedirlo. Trump a nivel internacional y Vox en el ámbito español podrían entenderse como manifestaciones sin complejos del “sujeto oscuro”.
Ahora bien, no son las únicas, existen formas menos directas y, por ello, más eficaces en su labor destructiva; entre otras, podríamos señalar: la normalización pública de un discurso cercano a la ultraderecha, la difusión masiva de bulos contra los migrantes y la brutal campaña de acoso constante a Podemos y a Pablo Iglesias por parte de los grandes medios de comunicación, muchos de ellos en manos de los bancos… todas pueden ser leídas como expresiones de esta emergencia del sujeto oscuro que intenta impedir todo cambio real.
La Iglesia oficial también ha sido uno de los más activos “brazos” de este sujeto oscuro; sus medios de comunicación han difundido uno de los discursos más agresivos con Podemos y con el movimiento 15M (hoy todavía podemos escuchar a locutores estrella de la COPE- la radio de los obispos- usar un lenguaje en el que no falta el insulto directo, dirigiendo términos como loco, payaso, psicópata… a todo aquel que sea cercano a Podemos o simplemente de izquierda, habiéndose convertido, por desgracia, en un ejemplo de cómo hacer un periodismo muy alejado de los valores del evangelio, como han denunciado muchas comunidades cristianas y hasta obispos, siendo ignorados sistemáticamente por la conferencia episcopal).
Es más, las agresiones de la iglesia oficial no se han limitado a su discurso público, han incluido la persecución interna a cristianos comprometidos con el 15M. Yo mismo he sufrido esta persecución por parte de la institución eclesial, al manifestar mi apoyo a Podemos y colaborar en fundar un círculo de espiritualidad afín a él; nada más hacerse pública mi opción fui acosado, manipulado y engañado sin escrúpulos de ninguna clase por parte mi comunidad religiosa, aprovechándose de mi afecto hacia ella, sin encontrar ninguna garantía para defender mis derechos dentro de la institución.
Estas experiencias nos deberían servir para tomar conciencia intraeclesial de todo el daño que la institución ha realizado con sus abusos y a poner soluciones que favorezcan una iglesia más democrática y más evangélica, pues la iglesia debería ser mucho más que ese rostro enfermo de autoritarismo que tantos conocemos por haberlo sufrido.
¿Qué queda del 15M en la sociedad y en la Iglesia?
La fundación de Podemos y su resistencia frente al acoso despiadado de todo el régimen y sus medios de comunicación, ha logrado que el 15M y sus ansias de humanización y democratización verdadera se hayan mantenido.
Su llegada al gobierno, rompiendo el bipartidismo, ha permitido que la nueva crisis se haya vivido con un escudo social, insuficiente ciertamente, pero que no tuvimos en la crisis del 2008. Su existencia permite adivinar un futuro que parece avanzar para que en un plazo no lejano se profundice en la democracia social, económica y política que reclamaba el 15M, con la construcción de una sociedad republicana, laica, democrática, solidaria, feminista y ecológica.
Podemos, en la medida que sea fiel al 15M, es una esperanza para nuestra sociedad. La nueva etapa en Podemos que parece abrirse tras la dimisión de Pablo Iglesias, más colegial y feminista, parece la forma más adecuada de encarnar esa fidelidad al 15M ahora. Queda mucho por hacer, pero tenemos un instrumento para poder ir avanzando en la dirección que señaló el 15M. Cuidémoslo.
Si el acontecimiento del 15M tiene un paralelismo con la llegada del Papa Francisco a la dirección de la Iglesia católica, habría que señalar también la ausencia de un “sujeto fiel” adecuado a este acontecimiento dentro de la Iglesia. Si el 15M encontró en Podemos el instrumento para transformar la sociedad, en la iglesia católica no se ha dado todavía la constitución de este sujeto.
Las verdaderas reformas eclesiales, como nos recordaba Y. Congar, nacen de las bases no desde arriba, solo el impulso del Papa no será suficiente para vivir ese 15M en la Iglesia. Sería necesario un movimiento organizado que fuera transformando realmente la iglesia desde sus bases para que se vaya viendo libre de su autoritarismo y patriarcalismo, verdaderas enfermedades espirituales que padece. Un “sujeto fiel” al acontecimiento del Papa Francisco.
Creo que hoy habría tres movimientos en los márgenes eclesiales que podrían contribuir para constituir ese sujeto que fuera fiel al acontecimiento del Papa Francisco, al 15M eclesial. Las comunidades de base y todo el movimiento de cristianos progresistas y ecologistas, el movimiento de rebelión de las mujeres en la iglesia y el movimiento de denuncia de los abusos dentro de la institución, abusos que no son solo sexuales, sino que incluyen todos los que se derivan de la falta de verdadera garantía de los derechos humanos dentro de una institución enferma de autoritarismo.
La conexión de estos movimientos y la alianza con la iglesia oficial más progresista es probablemente la tarea que toca realizar si queremos ser fieles al Espíritu que suscitó el 15M y al Papa Francisco. Nos queda pues a los cristianos el reto de constituir el nuevo sujeto fiel al 15M eclesial.