"La Civiltà Cattolica constituye una voz cristiana y teológica armoniosa, sabia y clara en el mundo, que revela con precisión impresionante las dimensiones de los grandes problemas de la época y la dirección en que debe buscarse su solución"
Validez y riqueza de puntos de vista
En la misiva, el Patriarca evidencia como “la presencia y la acción de los padres jesuitas en el mundo, el conocimiento cercano de las diferentes culturas, el estudio sistemático de las religiones, el seguimiento de los progresos científicos, el análisis y la evaluación de los datos sociales”, aseguran a los artículos de la revista “validez y riqueza de puntos de vista”.
El término "testimonio"-"mártir" resume debidamente la larga presencia de la revista, afirma Bartolomé, detallando las características que le dan identidad:
"La síntesis creativa de tradicionalismo y de actualidad, la absoluta fidelidad al servicio de la Iglesia de Roma, la aguda sensibilidad a los signos de los tiempos, la apertura al mundo, la orientación hacia "lo que se necesita", en la dimensión de la profundidad de las cosas y las vitales necesidades existenciales del hombre, constituyen la identidad de su periódico."
Además, subraya cómo “todas estas cosas están al servicio de la inamovible certeza de que ‘nuestra ciudadanía está en el cielo’ y ‘no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro’". La “fe en Cristo” – precisa – constituye una fuente de inspiración y de acciones creativas temporales, fortaleciendo también “al hombre frente a obstáculos insuperables y sin salida. Es cierto - constata - que cuando falta la fe en el destino eterno del hombre, la vida lleva la marca de la vanidad”.
El amor a Dios y al hombre, pilares de la vida cristiana
Bartolomé define también el“ethos supremo” que ha conocido la humanidad en su historia, y que está expresada en el Nuevo Testamento: la indisoluble relación y la unidad de amor hacia Dios y el amor al prójimo.
El amor a Dios y el amor al hombre constituyen los dos pilares de la existencia cristiana. De esta doble relación de la vida y de la espiritualidad de los fieles fluye un admirable dinamismo, iniciativas inspiradas, imaginación pastoral, abnegación y disposición al beneficio por el prójimo.