El Perdón
Un regalo de liberación
| Julieta Lujambio. Periodista

Ana María tenía 42 años cuando su mejor amiga de toda la vida, Laura, le confesó que había tenido una relación con su esposo. La traición fue devastadora, dejándola atrapada en un torbellino de dolor y rabia. Durante años, Ana María evitó cualquier contacto con Laura y vivió consumida por pensamientos de venganza. Sin embargo, ese rencor la estaba desgastando emocional y físicamente.
Un día, tras asistir a una charla sobre el perdón, decidió intentar algo diferente. Poco a poco, trabajó en liberar su corazón del odio. Aunque no fue fácil, descubrió que perdonar no significaba justificar, sino liberarse. Ana recuperó la paz que tanto necesitaba.
Pero, ¿qué es el perdón y de dónde viene el término? El perdón es un proceso emocional y espiritual que permite liberar el resentimiento y el dolor causados por una ofensa. Etimológicamente, la palabra "perdón" proviene del latín "perdonare," que significa "dar completamente" o "dejar ir por completo”. El psicólogo Everett Worthington, experto en el tema, define el perdón como un acto de voluntad que reemplaza el deseo de venganza con una postura de compasión.
¿Qué se necesita para perdonar? Perdonar no es un acto instantáneo ni automático; requiere tiempo y compromiso
.
Según Worthington, algunos elementos clave para perdonar incluyen:
- Reconocer el dolor: Admitir la herida causada sin minimizarla.
- Decidir perdonar: El perdón es una elección consciente que no depende de las acciones de la otra persona.
- Cambiar la narrativa: Reinterpretar la experiencia desde una perspectiva de crecimiento.
- Empatía: Intentar comprender las motivaciones y limitaciones de quien nos lastimó.
¿Puede alguien muy dañado aprender a perdonar? Sí, incluso las personas más heridas pueden aprender a perdonar. La Dra. Marina Cantacuzino, fundadora de The Forgiveness Project, afirma que "el perdón es un regalo que te haces a ti mismo”. Aún quienes han sufrido injusticias graves pueden encontrar liberación a través del perdón.
Ana María, atrapada en su rencor, descubrió que el perdón no era para Laura, sino para ella misma. Al dejar ir la rabia, recuperó su libertad emocional.
El perdón se apoya en varias habilidades que podemos desarrollar:
- Empatía: Reconocer las limitaciones y humanidad de los demás.
- Paciencia: Comprender que el perdón es un proceso gradual.
- Humildad: Reconocer que también somos capaces de fallar.
- Autocompasión: Ser amables con nosotros mismos mientras enfrentamos el dolor.
Un ejemplo emblemático es el de Nelson Mandela, quien tras 27 años en prisión eligó perdonar a quienes lo encarcelaron y lideró a Sudáfrica hacia la reconciliación. Otro caso es el de Eva Mozes Kor, sobreviviente del Holocausto, quien perdonó a los nazis responsables de su sufrimiento, afirmando que el perdón la liberó del odio que la consumía.
La fe católica y el perdón El perdón es un pilar central de la fe católica. En el Evangelio de Mateo 18:21-22, Jesús enseña a perdonar "no siete veces, sino setenta veces siete." La oración del Padre Nuestro también subraya la importancia del perdón al pedir: "Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden."
El Papa Francisco ha enfatizado que "el perdón es el antídoto para el veneno del resentimiento y la venganza”. La fe también ofrece recursos como la confesíon y la oración para ayudar en este proceso.
El perdón: un camino hacia la paz Ana María encontró en el perdón la llave para liberarse de la prisión del rencor. Hoy, comparte su experiencia con otros, mostrando que perdonar no es olvidar, sino recordar sin dolor. Como dice una frase anónima: "El perdón no cambia el pasado, pero sí transforma el futuro”. Al practicar el perdón, todos podemos experimentar una paz profunda y duradera.