Liturgia de la UBL Limosna, oración y ayuno... pero del corazón (Mt 6,1-6.16-18)
Comentario al evangelio del "Miércoles de Ceniza" 2021
| Hanzel J. Zúñiga Valerio
El evangelio según Mateo tiene una particular predilección por el tema de la justicia. El sustantivo dikaiosyne ("justicia") aparece a lo largo de todo el primer evangelio pues su autor quiere evidenciar el camino recorrido por Jesús como "camino de justicia" (21,32) para todos/as. No se trata del "juicio de Dios" aludido por Pablo (Rm 2,1-2), sino de la coherencia con la práctica de la Ley: la conducta debe ir de la mano con la justicia y es allí donde radica la voluntad del Dios que salva [1]. Precisamente por eso el evangelio que hemos escuchado relaciona tres obras de piedad judías con la coherencia del corazón: se da limosna, se ora y se ayuna en "secreto", donde solo Dios puede ver.
El versículo inicial condensa todo lo que se nos quiere comunicar hoy: las acciones de bondad que realicemos no deben hacerse por publicidad, sino por un amor que pasa desapercibido y no exige méritos. Aunque se actúe con "justicia" a los ojos de los demás, el verdadero juicio se lleva en el corazón porque es allí donde Dios mira con profundidad. No toda acción aparentemente "buena" lo es: "Para Jesús, el modo de actuar es tan importante que puede anular el mérito de la obra piadosa" [2]. Justamente, las "obras de piedad" enumeradas por el evangelio son esenciales en la vida religiosa del judío: dar limosna, orar y ayunar dan fe del cumplimiento de la Ley. Pero Jesús, en su interpretación y debate ad intra del judaísmo, quiere llamar la atención acerca del porqué se da limosna, se ora y se ayuna. No se debe manipular la relación con Dios, sagrada y manifiesta en las acciones de bondad, para quedar bien a los ojos de los demás.
La práctica de quien regala sus bienes para obtener más beneficios (muchas obras de "caridad" hoy son un excelente "negocio"), la oración escandalosa para llamar la atención, la apariencia externa de quien "desfigura su rostro" (aphanizo, verbo "hacer invisible" o "encubrir") al hacer sacrificios, son acciones todas que vacían de sentido la entrega desinteresada del auténtico seguidor de Jesús. Para el galileo, toda práctica de justicia que se preocupa por las apariencias es pura hipocresía: se es hypokrites (del griego "actor de teatro") porque se interpreta un guion dado. En una sociedad donde la aprobación social era un criterio de honorabilidad, Jesús denuncia un peligro (prosechete, imperativo "guardaos"): "Representar un papel y buscar el aplauso del público está bien en una actuación teatral, no al realizar las obras de Dios" [3]. Así como lo denunciaron los profetas (cf. Is 58,1s.), la misericordia (sentir la "miseria del corazón") es el único sacrificio agradable a Dios.
En nuestro contexto, la verdadera limosna no significa regalar una moneda para apaciguar la consciencia; la verdadera oración no significa atiborrar templos; el verdadero ayuno no significa privarse de comer determinados alimentos o no comer del todo. Dar limosna es ayudar desde lo pequeño, pero también ser consciente de las causas estructurales de la pobreza y denunciar las políticas que marginan a más del 80% de la humanidad. Orar significa vivir de forma agradecida y entregada porque nuestra meditación se vuelve efectiva cuando se cristaliza en acciones. Ayunar significa alimentar nuestro amor propio para tener dominio de sí y no permitir que el mundo del consumo y los excesos nos esclavice. Se ofrenda, dándose uno mismo; se ora, actuando; se ayuna, compartiendo: "Digo que yo trabajo, vivo, pienso, y que esto que yo hago es un buen rezo, que a Dios le gusta mucho y respondo por ello. Y digo que el amor es el mejor sacramento" [4]
La cuaresma inicia hoy con palabras que nos mueven el piso: ser bautizado/a significa donación, vida plena y existencia compartida. Los cuarenta días que nos conducirán a la noche de Pascua no deben ser un tiempo de tristeza o penitencia, sino un momento privilegiado para revivir el "paso" (pesaj) de Dios por nuestra historia. El día de nuestro bautismo fuimos sumergidos en la muerte de Jesús para salir del agua resucitados/as con él (cf. Rm 6,3-4). Pero debemos recordar que el bautismo no es un rito pasado, sino un compromiso cotidiano para levantarnos y levantar a quien está sumido/a en contextos de muerte. Solo de esta manera el amor se concretiza: "La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad... La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión" [5]. Valga esto muy especialmente para quienes han sufrido y sufren las consecuencias de la COVID-19 y necesitan nuestra solidaridad para erradicar un "virus" mucho más letal: el egoísmo y la indiferencia.
Solamente quien practica la justicia con amor, es decir, con misericordia, puede escuchar la voz del Padre que está en lo secreto para recibir la recompensa, que no es otra que la alegría misma de su acción. Para quienes nos decimos cristianos/as, la oración vuelta vida pone de manifiesto cuál corazón es una auténtica sede de Dios: "Entiende qué significa lo secreto del corazón, porque no es un lugar. Dios está en lo escondido del corazón, no en un lugar oculto" [6].
Bibliografía citada
[1] K. Kertelge, δικαιοσύνη: H. Balz - G. Schneider, Diccionario exegético del Nuevo Testamento, tomo I, Salamanca: Sígueme, 2005, cc. 995-997.
[2] J. L. Sicre, El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz, Estella: Verbo Divino, 2019, p. 128.
[3] W. Carter, Mateo y los márgenes. Una lectura sociopolítica y religiosa, Estella: Verbo Divino, 2007, p. 248.
[4] J. Debravo, "Digo": J. Debravo, Obra poética, San José: Editorial Costa Rica, 2012, p. 147.
[5] Papa Francisco, "Miren, estamos subiendo a Jerusalén... (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad": Cuaresma 2021: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén...» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad | Francisco (vatican.va) (consultado en línea el 13 de febrero de 2021).
[6] Anónimo, "Obra incompleta sobre el evangelio de Mateo" n. 13: M. Simonetti y Th. C. Ogden (eds.), La Biblia Comentada por los Padres de la Iglesia. Evangelio según san Mateo, tomo Ia: Nuevo Testamento, Ciudad Nueva: Madrid, 2004, p. 185.