"Necesitamos que el problema se tome en serio" La pederastia rebasa al clero
Pero, ¿y los que no son curas? Los laicos, ¿son un modelo y un ejemplo de conducta en todo cuanto se refiere o roza el respeto y la delicadeza que merecen los niños y los adolescentes en esta materia, tan íntima y tan espinosa como vergonzosa?
El delito de pederastia viene siendo noticia desde hace ya bastantes meses. Y es noticia, sobre todo, porque hay mucha gente que se entera ahora de que este delito es asunto de sacerdotes y frailes (o religiosos) sobre todo porque el papa Francisco ha permitido que esto se sepa. Y es que, si esto no ha sido noticia mucho antes, no se debe a que estos delitos no se cometían en los pontificados anteriores. Lo que ocurría es que el Vaticano prohibía, de manera insistente y con notable severidad, que pasara a la opinión pública esta desvergüenza – y sobre todo “delito” - que se cometía en parroquias, conventos, colegios de la Iglesia, etc.
Como es lógico, todo esto es comentado, por mucha gente, como una desvergüenza de los curas, que desprestigia más y más a la Iglesia. Y es evidente que se trata de un hecho vergonzoso y sobre todo un delito que debe pasar por el juzgado, teniendo en cuenta que la sotana y la condición de “clérigo” no eximen de las obligaciones que tiene que cumplir todo ciudadano.
Todo esto es evidente y nadie lo discute. Pero, ¿y los que no son curas? Los laicos, ¿son un modelo y un ejemplo de conducta en todo cuanto se refiere o roza el respeto y la delicadeza que merecen los niños y los adolescentes en esta materia, tan íntima y tan espinosa como vergonzosa?
Mucho me temo que el delito de pederastia (en sus abundantes manifestaciones) es cometido tanto por clérigos como por laicos. Y hasta cierto punto, es indignante que haya tantos laicos, que ponen el grito en el cielo cuando se enteran de lo que hacen (en esta cuestión) no pocos clérigos desvergonzados, pero no se dice nada cuando sabemos que abundan, seguramente más de lo que imaginamos, laicos – incluso familias - que abusan de criaturas inocentes hasta límites que no podemos ni sospechar.
Hace muchos años, un cura, que estaba recién ordenado de sacerdote, me dijo que estaba impresionado de la cantidad de hombres que iban a confesar acusándose de haber abusado sexualmente de menores
Al decir estas cosas, no estoy teorizando. Hace muchos años, un cura, que estaba recién ordenado de sacerdote, me dijo que estaba impresionado de la cantidad de hombres que iban a confesar acusándose de haber abusado sexualmente de menores. Yo me quedé impresionado. Y poco después, el párroco de un pueblo (bastante lejos de donde vivo) me pidió que le hablara, a un grupo importante de hombres, sobre este tema. Acudieron unos cuarenta hombres, casi todos entrados en años. Yo les hablé con claridad y fuerza, pero con delicadeza. Lo que más me impresionó fue ver que aquellos hombres me miraban fijamente sin pestañear y alguno que otro hasta llorando.
Es importante y decisivo, para bien de la Iglesia, que se tomen las decisiones pertinentes para acabar con esta desvergüenza y este delito de tantos clérigos. Pero no olvidemos que los laicos, que abusan y hasta hacen negocio con criaturas inocentes, son muchos más. Si se toma en serio el problema de los curas, ¿por qué no se hace otro tanto con los laicos que cometen el mismo delito? Más aún, ¿por qué no se toma en serio acabar lo antes posible con la canallada que es el comercio de criaturas inocentes e indefensas, que se ven y quedan destrozados para el resto de su vida?