Los diez leprosos:"Jesús, Maestro ten compasión de nosotros" (Lucas 17, 11-19)
El Evangelio de este domingo nos muestra a Jesús sanando a unos leprosos.
Los leprosos en los tiempos de Jesús eran los más pobres de los pobres, los sin clase. Ellos eran marginados de la sociedad por temor a que contagiaran a hombres y mujeres con su lepra. Eran excluidos, discriminados y postergados; eran marginados. En algunos lugares les ponían campanillas en sus canillas, para que al caminar,sonaran las campanillas y así toda la gente pudiera huir de los leprosos. Eran realmente rechazados por la gente del tiempo de Jesús.Estaban "a la vera del camino".
"Al entrar a un pueblo, diez hombres leprosos le salieron al encuentro. Se quedaron a cierta distancia y gritaron: 'Jesús, Maestro ten compasión de nosotros'... ". Jesús se deja interrumpir y asediar por los leprosos. Jesús, en estos casos nunca se negaba, o se excusaba con pretextos de tener otros planes. Jesús era el Dios hecho Hombre para los hombres y mujeres; para los demás; para los sufridos y abandonados. Ahora era el caso con diez los leprosos.
Lo que perdura hasta hoy, en el mensaje de Jesús, como orientación para nuestra vida, son las palabras y actitudes de Jesús.
La lepra era una enfermedad muy vergonzosa en los tiempos de Jesús. Ser sanado de la lepra era una real liberación. Jesús, superando todo obstáculo o impedimento; permitía que los más pobres de los pobres, los marginados y excluidos pudieran acercarse a Él, y Él pudiera sanarlos; se nos revela como el Dios liberador.
Jesús vino a liberar al ser humano del pecado y del mal moral, que corrompe su vida: alma y dignidad. Por tanto, al sanar diez leprosos, no hacía sólo un acto de misericordia y liberación temporal.Jesús al sanar a los leprosos hace un signo de poder salvar el alma humana. Así como Jesús reintegró, sanando cuerpos corrompidos,también puede liberar al ser humano del pecado, reintegrándolo a la vida verdadera y a la sociedad; les daba principalmente la vida y vida en abundancia'. Se trata de una salvación y liberación integral: del "hombre todo y de todos los hombres".
Por otra parte, recalco, que sanar leprosos tenía también un significado social. Hemos dicho que los leprosos eran los sin clase; los más pobres entre los pobres. Por medio de este milagro de Evangelio de hoy,Jesús nos revela su predilección por los pobres; muestra su especial misericordia por ellos.Al reintegrar a los leprosos, ahora sanos, a la sociedad, Jesús revela su opción por una sociedad más justa y fraterna, sin exclusión. Entonces, nuevamente tenemos que afirmar y decirles a los duros de entender la opción preferencial por los pobres, que ésta no es un oportunismo acomodaticio ni un capricho de momento nuestro. No. Es algo muy propio de nuestra fe. Resulta que es Jesús, el Dios hecho Hombre, quien primero que nosotros y que la Iglesia, ha optado por los pobres. Es voluntad de Dios la opción por los pobres. Es necesario, que cada uno y que la Iglesia misma, se haga un examen de conciencia; que se revise: ¿Qué pasa con la opción preferencial por los pobres? ¿La estamos viviendo en nuestros tiempos? ¿Cuáles son los "leprosos" de nuestros tiempos? ¿Se ha entendido que al final de los tiempos vamos a ser juzgados por lo que hemos hecho por los pobres, los más pequeños hermanos de Jesús? Porque "lo que hiciste por el pobre, conmigo lo hiciste", por eso, ¡ven a gozar del Reino que te tengo preparado!(Mt.25).
Se trata de un llamado de conversión a Cristo, en los leprosos de nuestros tiempos, en los más pobres de entre los pobres de esta sociedad capitalista, injusta y excluyente; una sociedad con tantos pobres, que llevan una vida indigna, son los leprosos de hoy.
"Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel, se compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos (Cfr.Mc. 6, 34; 4, 37; Hechos 10, 38). Ese pueblo agobiado por el pecado y el dolor,esperaba la liberación que Él les promete(Mt.1,21). En medio de él, Jesús anuncia:"Se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cercano; convertíos y creed en el Evangelio" (Mc. 1,15). Jesús, ungido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos,la recuperación de la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos(Lc.4, 18-19)
nos ha entregado en las Bienaventuranzas y el Sermón de la Montaña la gran proclamación de la nueva ley del Reino de Dios. (Mt.5,1-12)".(Puebla 190).
"A las palabras Jesús unió los hechos: acciones maravillosas y actitudes sorprendentes que muestran que el Reino anunciado ya está presente, que Él es el signo eficaz de la nueva presencia de Dios en la historia, que su presencia desenmascara al maligno, que el amor de Dios redime el mundo y alborea ya un hombre nuevo en un mundo nuevo" (Puebla 191).
Al terminar, no puedo omitir, la verdad de que Jesús, en este milagro presentado hoy, es sensible a la gratitud, no por su propia satisfacción, sino porque en la relación con Dios la 'gratitud' es una forma de fe y de amor, de alabanza a Dios.En este caso, siendo diez los sanados, sólo uno volvió a dar gracias: "¿No sanaron los diez? ¿El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero? Porque fue un samaritano, que al darse cuenta de que había sanado, no pensó más que en dar gracias al que se interesó por él. Se apartó de sus compañeros de camino y volvió a Cristo. Ni siquiera fue hasta los sacerdotes: dio gracias a Dios dando gracias a Cristo.
Él había reconocido a Dios que fue hasta él; y quiso ponerse en manos de Dios, ahí mismo donde lo había encontrado, mientras que los demás, iban a cumplir las prescripciones legales con los sacerdotes.
Esta es la fe perfecta y la que nos salva: reconocer el amor personal que Dios tiene con nosotros.Los diez leprosos fueron sanados, pero a uno solo se le dijo: "Levántate y vete: tu fe te ha salvado".
La expresión de nuestra gratitud al Señor es una expresión de fe. La fe nos hacer ver que estamos en manos de Dios, y que todo lo que nos sucede está inscrito en un plan de amor. A veces este plan no lo podemos descifrar, a veces sí, pero en la fe vemos a Dios en el fondo de todo lo bueno que nos sucede, y esa visión nos lleva a la gratitud.
Jesús es sensible a los sentimientos humanos, no en vano es el Dios hecho Humano. En este caso, al amor a sus conciudadanos, que lo lleva a decepcionarse cuando ninguno le muestra gratitud, sino sólo un samaritano, un extranjero:"¿El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero?".
Nuestro seguimiento radical de Jesús y su Evangelio, nuestra condición de cristiano y de católico=universal, no suprime los sentimientos humanos que Dios ha puesto en nosotros para integrarnos, unirnos en fraternidad, para ubicarnos con nuestro compromiso cristiano. No suprime sentimientos como la amistad, el cariño, la vida familiar, los sentimientos hacia la patria nuestra.
Todo valor humano es también cristiano. El cristianismo, el Evangelio
refuerza el humanismo. Porque las reacciones de Jesús en este Evangelio de este domingo son plenamente humanas y quedan para nosotros como exigencias evangélicas.
En estos días, precisamente el 11 de octubre se cumple un año más de la pascua, el paso de muerte a vida, de mi gran amigo y mejor sacerdote, el sacerdote secular Juan Vila. Era de nacionalidad española, pero con un amor y una generosidad a toda prueba vino a servir pastoralmente, especialmente a los más pobres, al pueblo chileno. Era compañero de otro sacerdote español, que también vino a servir al pueblo chileno, como pastor y hombre de gran humanidad y valentía profética, en tiempos difíciles y dictadura. Fue detenido, siendo Enfermero Jefe del Personal de Hospital San Juan de Dios y Capellán. Fue asesinado por la dictadura. Es un mártir de nuestra fe, como español y chileno.
¡Demos Gracias a Dios!
Los leprosos en los tiempos de Jesús eran los más pobres de los pobres, los sin clase. Ellos eran marginados de la sociedad por temor a que contagiaran a hombres y mujeres con su lepra. Eran excluidos, discriminados y postergados; eran marginados. En algunos lugares les ponían campanillas en sus canillas, para que al caminar,sonaran las campanillas y así toda la gente pudiera huir de los leprosos. Eran realmente rechazados por la gente del tiempo de Jesús.Estaban "a la vera del camino".
"Al entrar a un pueblo, diez hombres leprosos le salieron al encuentro. Se quedaron a cierta distancia y gritaron: 'Jesús, Maestro ten compasión de nosotros'... ". Jesús se deja interrumpir y asediar por los leprosos. Jesús, en estos casos nunca se negaba, o se excusaba con pretextos de tener otros planes. Jesús era el Dios hecho Hombre para los hombres y mujeres; para los demás; para los sufridos y abandonados. Ahora era el caso con diez los leprosos.
Lo que perdura hasta hoy, en el mensaje de Jesús, como orientación para nuestra vida, son las palabras y actitudes de Jesús.
La lepra era una enfermedad muy vergonzosa en los tiempos de Jesús. Ser sanado de la lepra era una real liberación. Jesús, superando todo obstáculo o impedimento; permitía que los más pobres de los pobres, los marginados y excluidos pudieran acercarse a Él, y Él pudiera sanarlos; se nos revela como el Dios liberador.
Jesús vino a liberar al ser humano del pecado y del mal moral, que corrompe su vida: alma y dignidad. Por tanto, al sanar diez leprosos, no hacía sólo un acto de misericordia y liberación temporal.Jesús al sanar a los leprosos hace un signo de poder salvar el alma humana. Así como Jesús reintegró, sanando cuerpos corrompidos,también puede liberar al ser humano del pecado, reintegrándolo a la vida verdadera y a la sociedad; les daba principalmente la vida y vida en abundancia'. Se trata de una salvación y liberación integral: del "hombre todo y de todos los hombres".
Por otra parte, recalco, que sanar leprosos tenía también un significado social. Hemos dicho que los leprosos eran los sin clase; los más pobres entre los pobres. Por medio de este milagro de Evangelio de hoy,Jesús nos revela su predilección por los pobres; muestra su especial misericordia por ellos.Al reintegrar a los leprosos, ahora sanos, a la sociedad, Jesús revela su opción por una sociedad más justa y fraterna, sin exclusión. Entonces, nuevamente tenemos que afirmar y decirles a los duros de entender la opción preferencial por los pobres, que ésta no es un oportunismo acomodaticio ni un capricho de momento nuestro. No. Es algo muy propio de nuestra fe. Resulta que es Jesús, el Dios hecho Hombre, quien primero que nosotros y que la Iglesia, ha optado por los pobres. Es voluntad de Dios la opción por los pobres. Es necesario, que cada uno y que la Iglesia misma, se haga un examen de conciencia; que se revise: ¿Qué pasa con la opción preferencial por los pobres? ¿La estamos viviendo en nuestros tiempos? ¿Cuáles son los "leprosos" de nuestros tiempos? ¿Se ha entendido que al final de los tiempos vamos a ser juzgados por lo que hemos hecho por los pobres, los más pequeños hermanos de Jesús? Porque "lo que hiciste por el pobre, conmigo lo hiciste", por eso, ¡ven a gozar del Reino que te tengo preparado!(Mt.25).
Se trata de un llamado de conversión a Cristo, en los leprosos de nuestros tiempos, en los más pobres de entre los pobres de esta sociedad capitalista, injusta y excluyente; una sociedad con tantos pobres, que llevan una vida indigna, son los leprosos de hoy.
"Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel, se compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos (Cfr.Mc. 6, 34; 4, 37; Hechos 10, 38). Ese pueblo agobiado por el pecado y el dolor,esperaba la liberación que Él les promete(Mt.1,21). En medio de él, Jesús anuncia:"Se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cercano; convertíos y creed en el Evangelio" (Mc. 1,15). Jesús, ungido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos,la recuperación de la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos(Lc.4, 18-19)
nos ha entregado en las Bienaventuranzas y el Sermón de la Montaña la gran proclamación de la nueva ley del Reino de Dios. (Mt.5,1-12)".(Puebla 190).
"A las palabras Jesús unió los hechos: acciones maravillosas y actitudes sorprendentes que muestran que el Reino anunciado ya está presente, que Él es el signo eficaz de la nueva presencia de Dios en la historia, que su presencia desenmascara al maligno, que el amor de Dios redime el mundo y alborea ya un hombre nuevo en un mundo nuevo" (Puebla 191).
Al terminar, no puedo omitir, la verdad de que Jesús, en este milagro presentado hoy, es sensible a la gratitud, no por su propia satisfacción, sino porque en la relación con Dios la 'gratitud' es una forma de fe y de amor, de alabanza a Dios.En este caso, siendo diez los sanados, sólo uno volvió a dar gracias: "¿No sanaron los diez? ¿El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero? Porque fue un samaritano, que al darse cuenta de que había sanado, no pensó más que en dar gracias al que se interesó por él. Se apartó de sus compañeros de camino y volvió a Cristo. Ni siquiera fue hasta los sacerdotes: dio gracias a Dios dando gracias a Cristo.
Él había reconocido a Dios que fue hasta él; y quiso ponerse en manos de Dios, ahí mismo donde lo había encontrado, mientras que los demás, iban a cumplir las prescripciones legales con los sacerdotes.
Esta es la fe perfecta y la que nos salva: reconocer el amor personal que Dios tiene con nosotros.Los diez leprosos fueron sanados, pero a uno solo se le dijo: "Levántate y vete: tu fe te ha salvado".
La expresión de nuestra gratitud al Señor es una expresión de fe. La fe nos hacer ver que estamos en manos de Dios, y que todo lo que nos sucede está inscrito en un plan de amor. A veces este plan no lo podemos descifrar, a veces sí, pero en la fe vemos a Dios en el fondo de todo lo bueno que nos sucede, y esa visión nos lleva a la gratitud.
Jesús es sensible a los sentimientos humanos, no en vano es el Dios hecho Humano. En este caso, al amor a sus conciudadanos, que lo lleva a decepcionarse cuando ninguno le muestra gratitud, sino sólo un samaritano, un extranjero:"¿El único que ha vuelto a alabar a Dios ha sido este extranjero?".
Nuestro seguimiento radical de Jesús y su Evangelio, nuestra condición de cristiano y de católico=universal, no suprime los sentimientos humanos que Dios ha puesto en nosotros para integrarnos, unirnos en fraternidad, para ubicarnos con nuestro compromiso cristiano. No suprime sentimientos como la amistad, el cariño, la vida familiar, los sentimientos hacia la patria nuestra.
Todo valor humano es también cristiano. El cristianismo, el Evangelio
refuerza el humanismo. Porque las reacciones de Jesús en este Evangelio de este domingo son plenamente humanas y quedan para nosotros como exigencias evangélicas.
En estos días, precisamente el 11 de octubre se cumple un año más de la pascua, el paso de muerte a vida, de mi gran amigo y mejor sacerdote, el sacerdote secular Juan Vila. Era de nacionalidad española, pero con un amor y una generosidad a toda prueba vino a servir pastoralmente, especialmente a los más pobres, al pueblo chileno. Era compañero de otro sacerdote español, que también vino a servir al pueblo chileno, como pastor y hombre de gran humanidad y valentía profética, en tiempos difíciles y dictadura. Fue detenido, siendo Enfermero Jefe del Personal de Hospital San Juan de Dios y Capellán. Fue asesinado por la dictadura. Es un mártir de nuestra fe, como español y chileno.
¡Demos Gracias a Dios!