Involucrar a las personas con discapacidad
Este Documento subraya que, "las personas con discapacidad y sus cuidadores necesitan y merecen una atención y un apoyo especial porque la pandemia ha tenido un impacto negativo desproporcionado en sus vidas". También destaca la necesidad de involucrar y apoyar a las personas con discapacidad en la medida de lo posible "para elaborar planes de atención avanzada y decisiones sanitarias en todo momento, incluso durante las pandemias".
Tres preocupaciones éticas fundamentales
Una de las primeras preocupaciones que destaca la Nota es "promover soluciones para las necesidades específicas de las personas con discapacidad para que se beneficien de las políticas e intervenciones de salud pública. Debemos implicar a estas personas en la medida de lo posible en el proceso de planificación y toma de decisiones".
Una segunda preocupación que resalta la Nota es que, "en la salud pública, al igual que en la atención sanitaria, debemos dejar de enmarcar la discapacidad únicamente en términos biomédicos. Debemos procurar apoyar a las personas con discapacidad y a sus familias de forma coordinada e integrada, para que pueda involucrar a todas las especialidades de la medicina, así como a otras disciplinas y otros sectores del gobierno y la sociedad".
La tercera preocupación esta orientada a “desarrollar cuadros de salud publica basados en la solidaridad y en establecer una vía rápida para los pobres y vulnerables a nivel local y mundial".
Crear un magisterio de la discapacidad
Asimismo, en el Documento de la Pontificia Academia para la Vida se señala que, es necesario escuchar a los discapacitados y en este sentido, la Nota propone que se cree un verdadero "magisterio de la discapacidad".
"Las lecciones que las personas con discapacidad pueden enseñarnos, especialmente durante esta pandemia, son provocadoras. Nos desafían a adoptar una nueva perspectiva sobre el sentido de la vida. Nos invitan a aceptar la interdependencia, la responsabilidad recíproca y el cuidado de los demás como un estilo de vida y como una forma de promover el bien común".
La enseñanza constante de la Iglesia se dirige a Cristo sufriente y maestro de humanidad que sigue viviendo en solidaridad con ellos (los discapacitados) durante esta pandemia y más allá. Ellos están en el corazón de Dios y en el centro del ministerio de todo el pueblo de Dios. Por tanto, la Iglesia tiene la misión de acompañar, cuidar y defender a las personas con discapacidades".