Comparte la alegría de las comunidades por "la reanudación de las celebraciones" Francisco recuerda a Juan Pablo II: "Desde el Cielo continuará intercediendo por el Pueblo de Dios y la paz en el mundo"
"Jesús no dijo: 'Ámame como te he amado', sino 'ámense como yo los he amado'"
"Los mandamientos no nos son dados como una especie de espejo en el que ver reflejadas nuestras miserias e inconsistencias"
Invita a los niños que han tenido que posponer su primera comunión a "vivir este tiempo de espera como una oportunidad para prepararos mejor"
Pide que la gente vuelva a los templos "pero con las normas y las prescripciones que nos dan, para cuidar la salud de cada uno y de los demás"
Invita a los niños que han tenido que posponer su primera comunión a "vivir este tiempo de espera como una oportunidad para prepararos mejor"
Pide que la gente vuelva a los templos "pero con las normas y las prescripciones que nos dan, para cuidar la salud de cada uno y de los demás"
En el Regina Coeli, el Papa Francisco, tras señalar que Dios nos ha enviado "un nuevo defensor", el Espíritu Santo, recuerda a Juan Pablo II y le pide que "desde el cielo siga intercediendo por el Pueblo de Dios y por la paz en el mundo". Tamibén comparte la alegría de las comunidades por la "reanudación de las celebraciones", pero pide que se retorne a ellas "con las normas y las prescripciones que nos dan, para cuidar la salud de cada uno y de los demás". Por último, invita a los niños que han tenido que posponer su primera comunión a "vivir este tiempo de espera como una oportunidad para prepararos mejor" y recuerda el comienzo de la semana dedicada a la encíclica Lautado Sii, para el cuidado de la casa común.
Antes del Reina Caeli (traducción propia)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (cf. Jn 14, 15-21) presenta dos mensajes fundamentales:
la observancia de los mandamientos y la promesa del Espíritu Santo.
Jesús vincula el amor por él a la observancia de los mandamientos, y en esto insiste en su discurso de despedida: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (v. 15); "El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" (v. 21). Jesús nos pide que le amemos, pero nos explica: este amor no termina en un deseo por Él, o en un sentimiento, no, requiere la voluntad de seguir su camino, es decir, la voluntad del Padre. Y esto se resume en el mandamiento del amor mutuo, dado por el mismo Jesús: "Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros" (Jn 13, 34). No dijo: "Ámame como te he amado", sino "ámense como yo los he amado". Nos ama sin pedirnos nada a cambio, y quiere que este amor gratuito suyo se convierta en la forma concreta de vida entre nosotros: esta es su voluntad.
Para ayudar a los discípulos a recorrer este camino, Jesús promete que rogará al Padre que envíe "otro Paráclito" (v. 16), es decir, un Consolador, un Defensor que tomará su lugar y les dará la inteligencia para escuchar y el valor para observar sus palabras. Este es el Espíritu Santo, que es el don del amor de Dios que desciende al corazón del cristiano. Después de que Jesús murió y resucitó, su amor es dado a aquellos que creen en Él y son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El Espíritu mismo los guía, los ilumina, los fortalece, para que cada uno pueda caminar en la vida, incluso a través de la adversidad y la dificultad, en las alegrías y las penas, permaneciendo en el camino de Jesús. Esto es posible precisamente permaneciendo dócil al Espíritu Santo, de modo que, a través de su presencia activa, no sólo consuele sino que transforme los corazones, abriéndolos a la verdad y al amor.
Ante la experiencia del error y del pecado -que todos hacemos- el Espíritu Santo nos ayuda a no sucumbir y nos hace captar y vivir plenamente el sentido de las palabras de Jesús: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (v. 15). Los mandamientos no nos son dados como una especie de espejo en el que ver reflejadas nuestras miserias e inconsistencias. No, la Palabra de Dios se nos da como la Palabra de vida, que transforma, que renueva, que no juzga para condenar, sino que cura y tiene como fin el perdón. Una palabra que es luz en nuestros pasos. ¡Y todo esto es obra del Espíritu Santo! Es el Don de Dios, es Dios mismo, que nos ayuda a ser personas libres, personas que quieren y saben amar, personas que han comprendido que la vida es una misión para proclamar las maravillas que el Señor realiza en aquellos que confían en Él.
Que la Virgen María, modelo de la Iglesia que sabe escuchar la Palabra de Dios y acoger el don del Espíritu Santo, nos ayude a vivir el Evangelio con alegría, sabiendo que estamos sostenidos por el Espíritu, fuego divino que calienta nuestros corazones e ilumina nuestros pasos.
Después de la Reina Caeli
¡Queridos hermanos y hermanas!
Mañana se celebra el centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, en Wadowice, Polonia.
Lo recordamos con mucho afecto y gratitud. Mañana por la mañana, a las 7 de la mañana, celebraré la Santa Misa, que será transmitida a todo el mundo, en el altar donde descansan sus restos mortales. Desde el Cielo continuará intercediendo por el Pueblo de Dios y la paz en el mundo.
En algunos países se han reanudado las celebraciones litúrgicas con los fieles; en otros se está considerando la posibilidad; en Italia, a partir de mañana se celebrará la misa con el pueblo. Comparto la alegría de las comunidades que finalmente pueden encontrarse como una asamblea litúrgica: es un signo de esperanza y un regalo para toda la sociedad. Pero, por favor, vayamos adelante con las normas y las prescripciones que nos dan, para cuidar la salud de cada uno y de los demás.
En el mes de mayo, es una tradición en muchas parroquias celebrar misas de primera comunión. Claramente, debido a la pandemia, este hermoso momento de fe y celebración ha sido pospuesto. Por lo tanto, deseo enviar un pensamiento afectuoso a los niños y niñas que deberían haber recibido la Eucaristía por primera vez. Queridos amigos, os invito a vivir este tiempo de espera como una oportunidad para prepararos mejor: rezando, leyendo el libro de catecismo para profundizar en el conocimiento de Jesús, creciendo en la bondad y el servicio a los demás. ¡Que tengan un buen camino!
Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Que tengan un buen almuerzo y adiós.