El sacerdote español pide al Papa y al postulador, que se clarifique la muerte de Juan Pablo I Jesús López Sáez: “¿Cómo calificar una beatificación que encubre un asesinato?”
Frente a la tesis oficial de la Curia romana, que, desde la época de Juan Pablo II, siempre mantuvo que la muerte del Papa Luciani fue la de un enfermo, incapaz de asumir el tremendo peso de la tiara, López Sáez sostiene, en cambio, que la muerte del Papa meteorito (sólo estuvo 31 días en el solio pontificio) fue un asesinato orquestado por algunos miembros de la Curia, de la mafia y de la masonería
“los promotores de la beatificación pasan por alto y encubren hechos tan graves como éstos: la denegación de la autopsia al cadáver del papa, solicitada por el doctor que tenía que hacer el diagnóstico sobre la causa de la muerte; el testimonio sobre la buena salud del papa, dado por su médico personal; las decisiones importantes y arriesgadas que había tomado el papa Luciani”
A Juan Pablo I “se le beatifica por su 'santidad ordinaria', pero se oculta cómo murió y por qué. Se le beatifica, pero no se le hace justicia"
A Juan Pablo I “se le beatifica por su 'santidad ordinaria', pero se oculta cómo murió y por qué. Se le beatifica, pero no se le hace justicia"
Jesús López Sáez es uno de los mejores especialistas españoles en catecumenado de adultos. Nacido en Aldeaseca (Avila), el 12 de abril de 1944, está licenciado en Filosofía y Letras, Teología y Psicología. Tras estudiar en Salamanca, Roma y Madrid, entró a formar parte de los 'fontaneros' de Añastro, sede de la Conferencia Episcopal, y nombrado responsable de catequesis de adultos del Secretariado Nacional.
Y además es fundador. Porque fundó en 1973, en la parroquia del Cristo de la Salud (calle Ayala, 12), la comunidad que lleva el nombre de la calle. Allí, junto a un grupo de cristianos «insatisfechos del cristianismo convencional», busca «en la experiencia de las primeras comunidades cristianas vivir hoy la renovación de una Iglesia que, siendo vieja y estéril, podía volver a ser fecunda».
De nueve iniciadores, el grupo se ha convertido en un movimiento que aglutina a unas 2.000 personas cuyo objetivo es «promover la escucha de la Palabra de Dios en el fondo de los acontecimientos personales, sociales y eclesiales, al tiempo que se van creando grupos de inspiración catecumenal y comunitaria». Todos son una piña en torno al fundador. Son la comunidad de don Jesús, el cura que lleva más de 45 años investigando la misteriosa muerte de Juan Pablo I.
Frente a la tesis oficial de la Curia romana, que, desde la época de Juan Pablo II, siempre mantuvo que la muerte del Papa Luciani fue la de un enfermo, incapaz de asumir el tremendo peso de la tiara, López Sáez sostiene, en cambio, que la muerte del Papa meteorito (sólo estuvo 31 días en el solio pontificio) fue un asesinato orquestado por algunos miembros de la Curia, de la mafia y de la masonería; el asesinato de un Papa en plena forma y tan capaz de regir la Iglesia que estaba pensando en darle un vuelco de 180 grados al Vaticano, a sus dineros y a la Curia romana.
Ahora, con motivo del anuncio de la beatificación del Papa de la sonrisa, López Sáez está convencido de que “los promotores de la beatificación pasan por alto y encubren hechos tan graves como éstos: la denegación de la autopsia al cadáver del papa, solicitada por el doctor que tenía que hacer el diagnóstico sobre la causa de la muerte; el testimonio sobre la buena salud del papa, dado por su médico personal; las decisiones importantes y arriesgadas que había tomado el papa Luciani”.
Por eso, temiendo un “encubrimiento oficial bajo capa de beatificación” y que el Papa Francisco “quede condicionado por los inconfesables intereses del Estado Vaticano", se decidió a mandar una carta directamente al Papa. En ella, tras presentarse y hacer un elenco de los 10 libros de investigación que dedicó al 'caso Luciani', aborda las últimas novedades de uno de los grandes misterios vaticanos sin resolver, como “la pastilla del mayordomo” que Angelo Gugel administró al Papa Luciani o la muerte “trágica y misteriosa” de su sobrino Moreno Luciani.
En conclusión -escribe el padre Jesús López Sáez en su carta al Papa-, a Juan Pablo I “se le beatifica por su 'santidad ordinaria', pero se oculta cómo murió y por qué. Se le beatifica, pero no se le hace justicia. ¿Cómo calificar una beatificación que encubre un asesinato?”. Y remacha su alegato con un versículo del Evangelio: “se pedirá cuenta”, “sí, os lo repito, se pedirá cuenta” (Lc 11, 47-51).
¿Alguna respuesta de Roma a la carta del sacerdote español al Papa Francisco? Sí, con fecha de 1 de abril de 2022, el asesor de la Secretaría de Estado, Roberto Cona, contesta a Jesús López Sáez, una carta protocolaria, acusando recibo de su misiva y de la publicación´n enviada al Papa. “Su Santidad agradece esta muestra de cordial cercanía y ruega que rece por él y por los frutos de su servicio al santo Pueblo de Dios”.
En 2019, el sacerdote ya había enviado otra carta, con un estudio crítico sobre la biografía oficial, titulado Biografía del Papa Luciano. Aspectos, omisiones, apuros (2019), al cardenal Beniamino Stella, postulador de la causa de beatificación y prefecto emérito del dicasterio del Clero. El cardenal de la Curia le contestó, dándole las gracias por “el valioso tiempo y considerable dedicación empleados en el estudio de la biografía oficial del Venerable Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo I”. Y, tras una consideración general sobre el significado y el alcance de la santidad en la vida de la Iglesia, asegura que “la figura sacerdotal, episcopal y como Sucesor de Pedro del Papa Juan Pablo I constituye un particular estímulo para la vida y ministerio de los presbíteros y de los Obispos, quienes tenemos la hermosa y desafiante tarea de conducir al rebaño, precisamente, hacia la santidad”.
Y sin mencionar para nada las “omisiones” señaladas por el padre López Sáez a la biografía oficial de Juan Pablo I, el cardenal Stella alaba la labor del sacerdote español, porque “todos los esfuerzos conducentes a su beatificación, muchas veces escondidamenmte realizados, son un precioso servicio a los hermanos y hermanas en la fe”.
Tanto la carta del cardenal Stella como la de la Secretaría de Estado hacen presagiar que el padre Jesús López Sáez seguirá predicando en el desierto y que el misterio de la muerte de Juan Pablo I siga vivo y tapado por “una beatificación que encubre un asesinato”.
CARTA AL PAPA FRANCISCO (12-3-2022)
Hermano Francisco: Soy sacerdote de la diócesis de Ávila, residente en Madrid, responsable de la Asociación Pública de Fieles Comunidad de Ayala, que promueve la creación de grupos y comunidades en diversos ambientes mediante procesos de inspiración catecumenal. Desde la Comunidad de Ayala hemos promovido otras asociaciones semejantes, así como la Fundación Betesda, que tiene como fin el desarrollo integral de discapacitados físicos y psíquicos.
He escrito diversos libros sobre la muerte y la figura del Papa Luciani: Se pedirá cuenta. Muerte y figura de Juan Pablo I (1990), El día de la cuenta. Juan Pablo II a examen (2002 y 2005), Juan Pablo I. Caso abierto (2009). Este último fue publicado en Italia con el título Albino Luciani. Un caso aperto (Librería del Santo, Padua, 2018), también ha sido publicada la reedición española del mismo, Albino Luciani. Caso abierto (Última Línea, Málaga, 2018). Finalmente, el libro que le adjunto, El papa que mataron. La trama oculta (Última Línea, Málaga, 2022).
Habiendo publicado recientemente Albino Luciani. Caso abierto (2018), no pensaba escribir otro libro sobre Juan Pablo I, pero ha habido dos novedades importantes, una oficial y otra mafiosa. En primer lugar, se ha publicado la biografía oficial del proceso de beatificación, Albino Luciani.Giovanni Paolo I (2018). La biografía recoge un dato ocultado durante cuarenta años: la denegación de la autopsia al cadáver del papa, solicitada por el doctor Renato Buzzonetti que tenía que hacer el diagnóstico sobre la causa de la muerte y firmar el certificado de defunción. Escribe el doctor Buzzonetti a Giuseppe Caprio, Sustituto de la Secretaría de Estado (9-10-1978): “Prima di scrivere la diagnosi, allo scrivente fu autorevolmente esclusa la pratica possibilità di richiedere l’autopsia da parte dell’avv. Trocchi” (Biografía, 843-845). El abogado Vittorio Trocchi era Secretario General del Governatorato. Quince años después, el doctor Da Ros, médico personal de Luciani, rompió su silencio para decir: “Il papa stava bene”, “quella sera non gli prescrisse assolutamente niente” (30 Giorni 72, 1993, 53-54).
En segundo lugar, se ha publicado en Estados Unidos el libro del gánster Anthony S. Luciano Raimondi When the Bullet hits the Bone, Cuando la bala golpea el hueso (Page Bublishing, Nueva York, 2019). Raimondi, que fue integrante de la mafia de los Colombo, confiesa en su libro haber participado en el asesinato de Juan Pablo I: fue requerido por Marcinkus, presidente del Banco Vaticano, para matar al papa “de una manera propia para un papa”, “nosotros no queremos usar la violencia”. Decidieron “poner Valium en el té del papa” para dormirle y luego le pusieron “cianuro de potasio con el cuentagotas”, colocándoselo “entre los labios, mientras él estaba inconsciente" (Raimondi, 146-148).
Estas novedades son importantes, pero no son las únicas. Por ejemplo, cabe destacar el caso Moreno Luciani, sobrino del entonces cardenal, desaparecido “trágica y misteriosamente” el viernes 2 de mayo de 1975. Lo abordé ya en un artículo (12-10- 2018, www.comayala.es). Abordo de nuevo este doloroso enigma relacionado con el propio enigma del papa desaparecido. Se dice en Canale d’Agordo que Albino Luciani comunicó a un pariente suyo una frase de este tipo: “Me l’hanno voluta fare pagare”.
Es una novedad también el hecho, ocultado durante cuarenta años, que es presentado como “la pastilla del mayordomo”. El periodista italiano Antonio Preziosi recoge en su libro Indimenticabile el testimonio del mayordomo Angelo Gugel, según el cual el papa “a cena aveva mangiato pochissimo”, “lui stesso gli aveva portato una pastiglia prima que si coricasse”
(Preziosi, 34). El mayordomo lo dijo en una entrevista que le hizo Stefano Lorenzetto: “Il pomeriggio precedente al decesso, il papa non stava bene. Io stesso gli portai una pastiglia prima che si coricasse” (Corriere della Sera, 22-4-2018). Sorprende que el mayordomo le diera una pastilla al papa, cuando le correspondía hacerlo a sor Vincenza, que era enfermera. Sorprende también que este mayordomo sustituyera a primeros de septiembre a los hermanos Gusso, que fueron despedidos por el secretario irlandés del Papa, John Magee, “amigo de Marcinkus”.
Juan Pablo I será beatificado el 4 de septiembre de 2022. Se le beatifica por su “santidad ordinaria”, pero se oculta cómo murió y por qué. Se le beatifica, pero no se le hace justicia. ¿Cómo calificar una beatificación que encubre un asesinato? Mientras tanto, la gente sigue diciendo: “El papa que mataron”, “in America Latina la maggior parte dei prelati sono assolutamente a favore della morte procurata” (Loris Serafini) y el mundo contempla una vez más el escándalo vaticano.
Con muchos creyentes, grupos y comunidades, nos remitimos a ese tribunal donde se juzga (ya desde ahora) el verdadero sentido de la historia, proclamando la palabra del Señor que dice: “¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron!”, “ellos los mataron y vosotros edificáis”, “se pedirá cuenta”, “sí, os lo repito, se pedirá cuenta” (Lc 11, 47-51).
A su disposición, le saluda atentamente en su noveno aniversario como sucesor de Pedro, “que el Señor le bendiga y le guarde”
Jesús López Sáez
Carta del cardenal Stella