"En la persona del entonces cardenal emérito de Washington venía un lobo disfrazado de pastor" McCarrick en Filipinas: Reflexiones 'post mortem'

McCarrick
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"En la persona del entonces cardenal emérito de Washington, D.C. había venido un lobo disfrazado de pastor que entonces ya olía a chamusquina de abusos que solo engañó a muchos filipinos, empezando con sus pastores y dirigentes. El que suscribe estas líneas entonces pudo escuchar de labios de algunos taclobeños lo edificante que era el entonces purpurado norteamericano y que su pasó fugaz por la isla era un rayo de esperanza"

"Debido a la mentalidad colonial de muchos filipinos, a estos devotos les encantaba la idea de que un hombre blanco, un ser superior frente a los mitrados morenos a los que estaban acostumbrados, les echara una bendición apostólica"

Acaba de fallecer el excardenal norteamericano Theodore McCarrick. No es exactamente un momento triste, pero sí tal vez liberador para sus víctimas y las de otros clérigos.    De entrada, he de decir que pediré por el descanso eterno de su alma, pero sobre todo pediré por las víctimas, por la Iglesia dolida. Muchos se descubrirán las cabezas no por el fallecido, sino por las incontables víctimas del abuso clerical que no solo se limita a lo sexual. La lucha sigue. Ecclesia sempre reformanda!

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No cabe duda de que fue el pontificado de Francisco quien hizo lo decisivo para arrinconar para siempre al señor McCarrick. De hecho, este es el clérigo más influyente y de rango más alto castigado con la reducción al estado laical al menos en tiempos recientes. Una pena que no se haya podido continuar con el proceso penal (criminal y civil) ante los tribunales estadounidenses contra él por razones de edad y enfermedad, ya que padecía de demencia. Estaba perdiendo la memoria. Pero la memoria de lo que había hecho no puede borrarse. Sigue doliéndose. Sigue como herida abierta.  Por eso la lucha sigue, pues la lucha debe continuar.

McCarrick vivía de la imagen, de la publicidad. Supo promocionarse. Pudo engañar a Juan Pablo II quien, a pesar del informe negativo hacia la persona de McCarrick, entonces arzobispo de Newark, dado por el intachable Cardenal John O’Connor, trasladó al recién fallecido pederasta a la archidiócesis de Washington, D.C., la capital de los Estados Unidos de América, en noviembre de 2000. En febrero de 2001 fue elevado por el mismo papa al Sacro Colegio. Ya entonces uno de mis exprofesores estadounidenses, un dominico, me comentaba rumores de fuentes fidedignas acerca del comportamiento de McCarrick, por lo que me sorprendió su traslado a Washington, D.C., una sede tradicionalmente cardenalicia sabiendo que el ya fallecido O’Connor (quien había muerto el 03.05.2000) era el Wojtyla estadounidense.

Theodore McCarrick
Theodore McCarrick

Si fuera posible que Wojtyla doblara su alma y talente y los transfiriera a otra persona, O’Connor sería la perfecta encarnación o doppelgänger o alma gemela del Papa polaco.   Hay que recordar que el papa Wojtyla tenía por costumbre deshacerse de las personas más fieles a él, empezando con el Cardenal Franz König (recuérdese que Juan Pablo II nombró por sucesor suyo en Viena a un abusador sexual, en contra del parecer del mismo König).

Puede inferirse que McCarrick engañó al papa Wojtyla con su imagen falsa de pastor campechano, asequible, amable. O, ¿se dejó engañar? Hay que reconocer que el pontificado wojtyliano no tiene un récord admirable en la lucha contra el abuso sexual de parte de los clérigos.  Al principio, afirmaba que este problema solo se limitaba al área norteamericana por lo que convocó una cumbre con solo los cardenales norteamericanos, y el entonces presidente de la conferencia episcopal estadounidense, presentes.

McCarrick se hacía pasar por víctima de la política eclesial en aquellos años cuando los rumores que remontaban al menos a la década de los sesenta, cuando aún era cura

McCarrick se hacía pasar por víctima de la política eclesial en aquellos años cuando los rumores que remontaban al menos a la década de los sesenta, cuando aún era cura de la Archidiócesis de Nueva York, empezaban a circular y consolidarse. Los testigos, las víctimas ya empezaban a hablar, a denunciar.

Muchas veces es la imagen, es decir, la proyección lo que predomina en nuestra iglesia clerical. Con esa imagen McCarrick, claramente con el tácito apoyo de la Conferencia Episcopal estadounidense, también había engañado a los filipinos. En noviembre de 2013, cuando el pontificado de Francisco acababa de comenzar, vino a Filipinas, a Tacloban (en la isla sureña de Leyte) a raíz del tifón Haiyan (denominado en Filipinas como ‘Yolanda’), el más mortífero en la historia de Filipinas, matando a aproximadamente 6.300 personas, que hizo estragos del 5 de noviembre hasta que se disipó el 11 del mismo mes.

El excardenal Theodore McCarrick
El excardenal Theodore McCarrick

McCarrick vino como miembro de la junta directiva de Catholic Relief Services. En aquel entonces, este organismo, que aportó unos 18 millones de dólares, claramente sabía algo del caso McCarrick, sobre todo acerca de las restricciones impuestas por el papa Benedicto XVI (cosa afirmada también por el papa Francisco).  Pero no. Se le permitió hacer una gira por estas tierras devastadas y amantes de lo clerical. A pesar de las circunstancias asoladoras, fue agasajado el entonces ‘príncipe de la Iglesia’. 

El desgraciado expurpurado pudo hacer una gira desde el territorio de la Archidiócesis de Palo (que incluye Tacloban) hasta las afueras, hasta Ormoc, en otra punta de la misma isla de Leyte el 17 de noviembre. Echando bendiciones por doquier, hizo declaraciones de solidaridad, de tristeza, de esperanza, de caridad proyectando una imagen clerical benévola por fuera, cual una tumba blanqueada denunciada, imagen usada por el mismo Jesucristo al referirse a los hipócritas de su época.

McCarrick visitó el Santuario del Santo Niño de Tacloban, en la calle Real, destrozado por el tifón. Este Niño Jesús es el objeto de devoción de los Taclobeños, entre ellos la ex primera dama Imelda Marcos, viuda del exdictador y madre del presidente filipino actual, nacida en Manila cuyo padre había trasladado a su familia a esta isla. La cima de la visita del expurpurado fue una misa concelebrada en la Catedral de la Archidiócesis de Palo, también destrozada por el tifón. Concelebró con el entonces presidente de la conferencia episcopal filipina, José Palma, arzobispo saliente de Cebú y el arzobispo de Palo, John Du.

Theodore McCarrick
Theodore McCarrick

Ese mismo año, en diciembre, el papa Francisco obligó al entonces nuncio a Filipinas, Giuseppe Pinto, a quien el Papa jubiló tempranamente por su incompetencia ante los hechos deplorables de abuso sexual en la Iglesia chilena, a pasar la Noche Buena en Tacloban y celebrar con los fieles sin techo, que lloraban la pérdida de seres queridos y de sus enseres, la misa del Nacimiento del Señor, que nació sin techo, en una catedral sin techo. En enero de 2014, llegó a esa misma isla el mismo papa Francisco y celebró ahí una de las misas más dramáticas de su pontificado, en medio de la lluvia y tormenta, con un chubasquero amarillo cual un pastor que ‘huele a sus ovejas’, expuesto a los elementos, compartiendo ahí, al menos durante unas horas, el apuro del pueblo taclobeño.

Pero en la persona del entonces cardenal emérito de Washington, D.C. había venido un lobo disfrazado de pastor que entonces ya olía a chamusquinade abusos que solo engañó a muchos filipinos, empezando con sus pastores y dirigentes. El que suscribe estas líneas entonces pudo escuchar de labios de algunos taclobeños lo edificante que era el entonces purpurado norteamericano y que su pasó fugaz por la isla era un rayo de esperanza.  

Debido a la mentalidad colonial de muchos filipinos, a estos devotos les encantaba la idea de que un hombre blanco, un ser superior frente a los mitrados morenos a los que estaban acostumbrados, les echara una bendición apostólica

Debido a la mentalidad colonial de muchos filipinos, a estos devotos les encantaba la idea de que un hombre blanco, un ser superior frente a los mitrados morenos a los que estaban acostumbrados, les echara una bendición apostólica. No pude reaccionar entonces, pues solo estaba al corriente de ciertos rumores. Mas ahora, sobre todo desde la publicación por el Vaticano del McCarrick Report (con la acompañante rueda de prensa del Cardenal Parolin), podemos ver desde la perspectiva adecuada este hecho histórico a la vez que debemos trazar caminos más concretos para eliminar la cultura clerical de la que se han nutrido depredadores como Theodore McCarrick que encomendamos al Juez Eterno, ahora que ya ha abandonado este mundo de justicia muy limitada e imperfecta. Ahora dará la cara ante el rostro de la Justicia perfecta e imperecedora.

Que todos aprendamos, sobre todo los filipinos que son amantes del espectáculo y de sus espejismos, sobre todo en la política, que no es la imagen lo que verdaderamente cuenta. La visita ‘pastoral’ de McCarrick era la visita del circo en medio de tanta devastación. No permitamos que tanto los políticos como los eclesiásticas conviertan a nuestra esfera pública en su propio circo, sabiendo que todos, un día de estos, hemos de comparecer ante el Señor de la Historia. Sic transit gloria mundi!

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