"¿Cómo es posible no entender que la guerra crea solo destrucción y muerte?" El Papa confiesa que va a Canada a hacer un "peregrinaje penitencial" y pide paz y diálogo para Ucrania y Sri Lanka

Desde la cátedra de la ventana, el Papa Francisco glosa el pasaje del Evangelio de Marta y María, invitando a los creyentes, como hizo Jesús, a “quedarse con la mejor parte”. Y para eso, según Bergoglio, el tiempo de vacaciones puede ser propicio “para detenernos y ponernos en  escucha de Jesús” y más en concreto, “para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa”.

En los saludos tras el angelus, el Papa hizo, como siempre, un recorrido por las heridas actuales del mundo, deteniéndose sobre todo en los acontecimientos de Sri Lanka y de Ucrania. Para el país asiático pidió "a todas las partes a buscar una solución pafífica a la presente crisis" y se asoció a los líderes religiosos cuando "imploran a todos de abstenerse de toda forma de violencia y de poner en marcha un proceso de diálogo por el bien común".

Sobre "la martirizada Ucrania", el Papa planteó esta pregunta: "¿Cómo es posible no entender que la guerra crea solo destrucción y muerte, alejando a los pueblos y matando la verdad y el diálogo?". Y mostró su deseo de que "todos los actores internacionales retomen las negociaciones, no para alimentar la insensatez de la guerra".

Por último, el Papa recordó su próximo viaje a Canadá, volvió a pedir persón por el hecho de que "muchos cristianos, incluso, religiosos, han contribuido a la política de asimilación cultural" y, de nuevo, pidió perdón y aseguró que va a realizar "un peregrinaje penitencial, que espero que pueda contribuir al camino de sanación y reconciliación que ya está en marcha".

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

El Evangelio de la Liturgia de este domingo nos presenta un animado cuadro doméstico con Marta  y María, dos hermanas que ofrecen hospitalidad a Jesús en su casa (cfr Lc 10,38-42). Marta se ocupa  inmediatamente de la acogida de los huéspedes, mientras que María se sienta a los pies de Jesús para  escucharle. Entonces Marta se dirige al Maestro y le pide que diga a María que la ayude. La queja de  Marta no parece fuera de lugar; por el contrario, sentimos que tenemos que darle la razón. Y sin embargo  Jesús le responde: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o  mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» (Lc 10,41-42). Es una  respuesta que sorprende. Pero Jesús muchas veces vuelca nuestra forma de pensar. Preguntémonos  entonces por qué el Señor, incluso apreciando la generosa atención de Marta, afirma que la actitud de  María es preferible.  

La “filosofía” de Marta parece esta: primero el deber, después el placer. La hospitalidad, de hecho,  no está hecha de bonitas palabras, sino que exige poner la mano en los fogones, ocuparse de todo lo  necesario para que el huésped se sienta bien acogido. Esto, Jesús lo sabe muy bien. Y de hecho reconoce  el esfuerzo de Marta. Pero, quiere hacerle entender que hay un orden de prioridad nuevo, diferente al que  hasta ahora había seguido. María ha intuido que hay una “parte buena” a la que hay que dar el primer  lugar. Todo lo demás viene después, como un arroyo de agua que brota de la fuente. ¿Y qué es esta “parte  buena”? Es la escucha de las palabras de Jesús. Dice el Evangelio. «María, que, sentada a los pies del  Señor, escuchaba su Palabra» (v. 39). Notamos: ella no escuchaba de pie, haciendo otras cosas, sino que  estaba sentada a los pies de Jesús. Ha entendido que Él no es un huésped como los demás. A primera vista  parece que ha venido a recibir, porque necesita comida y alojamiento. En realidad, el Maestro ha venido  para donarse a sí mismo mediante su palabra. 

La palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y plasma la vida, la cambia, la  libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: es la parte buena. Por eso  María le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después. Esto no quita nada al valor del  empeño práctico, pero eso no debe preceder, sino brotar de la escucha de la palabra de Jesús, debe estar  animado por su Espíritu. De lo contrario, se reduce a fatigarse y agitarse por muchas cosas, a un activismo  estéril. 

Hermanos y hermanas, aprovechemos este tiempo de vacaciones, para detenernos y ponernos en  escucha de Jesús. Hoy cuesta cada vez más encontrar momentos libres para meditar. Para muchas  personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El periodo de verano puede ser valioso también  para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa. Un pasaje cada día. Dejémonos interpelar por esas páginas,  preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, si está en línea con lo que dice Jesús. En particular,  preguntémonos: cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que tengo que hacer o busco  primero la inspiración en la Palabra de Dios? Si salimos de casa por la mañana teniendo en mente una palabra de Jesús, el día adquirirá un tono marcado por esa palabra, que tiene el poder de orientar nuestras  acciones según lo que el Señor quiere. 

La Virgen María nos enseñe a elegir la parte buena, que no nos quitarán nunca. 

Saludos del Papa después del ángelus

Ayer, en Alemania, fue beatificado el padre Jeningen...Que nos ayude a compartir la alegría del Evangelio con nuestros hermanos

Mi cercanía con el pueblo de Sri Lanka. Queridos hermanos y hermanas: me uno a vosotros en la oración y exhorto a todas las partes a buscar una solución pafífica a la presente crisis, a favor especialmente de los más pobres, respetando el derecho de todos.

Me asocio a los líderes religiosos cuando imploran a todos de abstenerse de toda forma de violencia y de poner en marcha un proceso de diálogo por el bien común.

Estoy siempre cercano a la martirizada población ucraniana, golpeada todos los días por una lluvia de misiles. ¿Cómo es posible no entender que la guerra crea solo destrucciín y muerte, alejando a los pueblos y matando la verdad y el diálogo? Rezo y deseo que todos los actores internacionales retomen las negociaciones, no para alimentar la insensatez de la guerra.

Domingo próximo, si Dios quiere, iré a Canadá. Por eso, deseo dirigirme ahora a todos los habitantes de aquel país: Queridos hermanos y hermanas de Canadá. Como sabéis os visitaré en nombre de Jesús, especialmente para reunirme y abrazar a las poblaciones indígenas. En Canadá, muchos cristianos, incluidos algunos miembros de institutos religiosos, han contribuido a la política de asimilación cultural, que, en el pasado, les perjudicaron gravemente de diversas maneras. Por eso, recientemente recibí en el Vaticano a algunso grupos representantes de los pueblos indígenas, a los que manifesté mi dolor y mi solidaridad por el mla que padecieron. Y ahora me dispongo a cumplir un peregrinaje penitencial, que espero que pueda contribuir al camino de sanación y reconciliación que ya está en marcha.

Gracias a todos por toel el trabajo de preparación y por la acogida que sin duda me reservaréis. Gracias a todos y os pido, por favor, de acompáñenme con la oración.

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