El secretario de Estado vaticano celebra misa en Beirut con la Orden de Malta Parolin: "Que la Iglesia en Líbano mantenga vivo el mensaje de convivencia"
En la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, el secretario de Estado vaticano celebró una misa en Beirut con la Orden de Malta, de la que el “precursor” de Jesús es patrón
Parolin recordó el compromiso de la Orden con los más desfavorecidos y que la grave situación económica del país de Oriente Medio exige cada vez más generosidad
| Adriana Masotti
(Vatican News).- El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, de visita en el Líbano desde ayer hasta el jueves 27 de junio, celebró la misa en Beirut, en la iglesia de San José, con los miembros de la Asociación local de los Caballeros de la Orden de Malta, que este año celebra el 40º aniversario de su fundación, en la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista. Recordó las palabras pronunciadas por el Bautista a la multitud a orillas del Jordán:
“Quien tenga dos vestidos, que los comparta con los que no tienen; y quien tenga comida, que haga lo mismo”, para subrayar que “la atención a los que no tienen nada es lo que caracteriza”el trabajo de la Orden en el Líbano, azotado por una grave crisis económica y política.
"Quien tenga dos vestidos, que los comparta con los que no tienen; y quien tenga comida, que haga lo mismo"
Recordó asimismo que la Orden de Malta deriva del grupo de Hospitalarios del Hospital de San Juan de Jerusalén, cuyo objetivo era ayudar a los peregrinos en Tierra Santa, llamándolos a la responsabilidad de dar testimonio del Evangelio de Cristo, incluso hoy, como individuos y como Iglesia en el Líbano, incluso en la vida pública. Y en este sentido, el Secretario de Estado espera la pronta elección de un presidente que lleve la estabilidad al país.
La alegría y la gratitud de Isabel
Comentando el relato de Lucas sobre el nacimiento del Bautista en el pasaje evangélico del día, el secretario de Estado describió a los tres personajes centrales: Isabel, Zacarías y Juan. De la madre destacó la alegría y gratitud al Señor por el cumplimiento de su promesa.
"Debemos ser testigos de esta alegría y gratitud – observó Parolin – porque también nosotros hemos reconocido la salvación que viene de Cristo. En un mundo cada vez más afligido por el pecado, la envidia, la división, el conflicto y la falta de perdón, la alegría cristiana, que es mucho más que una alegría pasajera, se hace cada vez más necesaria".
Zacarías reconoce la grandeza de Dios
Zacarías, primero incrédulo ante la noticia de que su mujer iba a dar a luz un hijo, pero luego capaz de reconocer la grandeza de Dios. “Es alentador saber que si no estamos dispuestos a responder a la voluntad del Señor, Él – que nos conoce íntimamente – sabe utilizar los medios para darnos su alegría”, comenté el cardenal.
Juan: la invitación a la conversión de vida
Y luego está Juan, el Precursor, que podría llamarse el primer apóstol de Jesús y al mismo tiempo el último de los profetas. Su potente voz había preparado la venida del Señor exhortando al pueblo de Israel a la conversión. Para él, señaló el cardenal Parolin – es inútil ser hijo de Abraham si no se practica la justicia”.
A los que le preguntaban qué tenía que hacer para salvarse, Juan respondía: “El que tenga dos vestidos, que los comparta con el que no tenga; y el que tenga comida, que haga lo mismo”. La atención a los pobres, a los enfermos, a los que sufren es precisamente lo que caracteriza la presencia de la Orden de Malta en el Líbano, una atención que no puede separarse de la tuitio fidei, es decir, de la defensa de la fe, como recuerda el propio lema de la organización: Tuitio fidei et Obsequium Paeperum.
La grave crisis del Líbano
El que practica la Orden de Malta no es un servicio a los más débiles, “simplemente de carácter humanitario – señaló Parolin – porque se trata de una acción religiosa fundada en la fe en Cristo” que prefiere a los últimos y, mirando a los acontecimientos actuales, prosiguió:
“Que la grave situación económica del Líbano los lleve a ser cada vez más generosos para satisfacer las necesidades de los más desprovistos, para tratar de aliviar la carga de muchas personas, con la esperanza de un futuro mejor, más justo y equitativo”.
El testimonio de la convivencia
En el servicio, continuó el cardenal Parolin, están llamados a mostrar la alegría, la fe y la esperanza que experimentaron Isabel y Zacarías, a ser como Juan testigos de Cristo y “hoy tenemos una gran necesidad de testigos creíbles” a nivel personal, en la familia y como Iglesia:
"La Iglesia en el Líbano – recordó Parolin – también debe dar testimonio, según su alta misión de mantener vivo y eficaz el mensaje de vivir juntos, que es una característica de la Tierra de los Cedros. También nosotros debemos ser testigos a nivel nacional, regional e internacional, sin miedo a llevar el Evangelio de Cristo a la vida pública".
El llamamiento a la rápida elección de un presidente
En este sentido, el Secretario de Estado se refirió a “un gran vacío” en la escena política del país, “falta la voz del presidente del Líbano”, dijo. Y agregó: “Esta ausencia pesa mucho en un momento tan grave para Oriente Medio".
“En nombre del Santo Padre – prosiguió – con confianza y esperanza, renuevo este llamamiento a todos los que tienen una responsabilidad, para que la elección del presidente pueda tener lugar rápidamente y el país recupere esa estabilidad institucional tan necesaria para afrontar con seriedad los desafíos actuales”.
La vocación del Líbano de ser una luz para la región
El cardenal Parolin concluyó su homilía citando lo que San Juan Pablo II escribió en su Exhortación Apostólica postsinodal Una nueva esperanza para el Líbano, en la que afirmaba que el compromiso de cada persona “por amor al Señor y a su Iglesia” daría frutos para toda la sociedad libanesa.
“Entonces el Líbano – se lee en la Exhortación – la montaña feliz donde surgió la Luz de las Naciones, el Príncipe de la Paz, podrá florecer plenamente; realizará su vocación de ser luz para los pueblos de la región y signo de la paz que viene de Dios”. El deseo del cardenal Parolin es que “el Evangelio de la salvación sea fuente de fuerza, alegría y esperanza para todos los hombres y mujeres de esta tierra”.
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