Homosexualidad, anticonceptivos, divorciados vueltos a casar... Otras frases categóricas (y polémicas) del Papa Francisco
«Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades», aseguraba Francisco en «La alegría del Evangelio»
En el vuelo de regreso de Río de Janeiro a Roma en julio de 2013, el Papa comentó con toda naturalidad a los periodistas: «Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?»
En 2018, en el libro-entrevista con el sociólogo francés Dominique Wolton, con el título «Papa Francisco. Política y sociedad», el Papa se opone a la teoría de género por postular que "el género, ser una mujer o un hombre, sería una opción y no un hecho de la naturaleza"
En 2018, en el libro-entrevista con el sociólogo francés Dominique Wolton, con el título «Papa Francisco. Política y sociedad», el Papa se opone a la teoría de género por postular que "el género, ser una mujer o un hombre, sería una opción y no un hecho de la naturaleza"
| RD/Agencias
El Papa Francisco es un hombre imprevisible, que derrocha humanidad y siempre evita la condena. «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades», aseguraba Francisco en «La alegría del Evangelio», su primera exhortación apostólica. Publicada pocos meses después de su elección en el año 2013, este documento tuvo un sentido programático de lo que sería su pontificado.
Ese espíritu ha llevado al Papa a reflexionar en un sinfín de ocasiones sobre muchas realidades complejas que vive hoy el ser humano. La última salió a la luz esta semana a propósito del documental «Francesco», en el que el Papa aparentemente apoya la cobertura legal de las uniones homosexuales.
Homosexualidad, ¿quién soy yo para juzgarlo?
Pese a que todavía queda por aclarar la autenticidad de la frase en dicho documental, no es la primera vez que Francisco se refiere a la homosexualidad. La primera vez fue en el vuelo de regreso de Río de Janeiro a Roma en julio de 2013. Entonces el Papa comentó con toda naturalidad a los periodistas: «Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?».
En 2018, en el libro-entrevista con el sociólogo francés Dominique Wolton, con el título «Papa Francisco. Política y sociedad», el Papa se opone a la teoría de género por postular que “el género, ser una mujer o un hombre, sería una opción y no un hecho de la naturaleza. Esto favorece este error». «Pero digamos las cosas como son: el matrimonio es la unión de un hombre con una mujer. Ese es el término preciso. Llamemos a las uniones del mismo sexo ‘unión civil’».
Acoger a los divorciados vueltos a casar
Durante la catequesis del 5 de agosto de 2015, el Papa Francisco subrayó la importancia «de una acogida fraternal y atenta de los bautizados que han establecido una nueva convivencia después del fracaso de un matrimonio sacramental. Estas personas no están excomulgadas, ¡no están excomulgadas! Y no se les debe tratar como tales: forman parte de la Iglesia».
Un año después, en la exhortación «La alegría del amor» --un largo documento pastoral que recoge los dos Sínodos de la Familia-- el Papa apoyó estudiar en privado la participación en la Iglesia de los divorciados vueltos a casar caso por caso y propuso acabar con la condena automática de personas que viven en situaciones matrimoniales «llamadas irregulares», ya que «nadie puede ser condenado para siempre».
Uso de anticonceptivos
El riesgo de malformaciones cerebrales graves por el virus zika durante el embarazo es muy serio, y el Papa Francisco, durante el vuelo de regreso de México a Roma en febrero de 2016 rechazó rotundamente la propuesta de aborto pero admitió la posibilidad del uso de anticonceptivos ante una circunstancia excepcional. Ante el abanico de propuestas de autoridades sanitarias en varios países afectados por el virus, el Papa recordó que «el aborto no es un mal menor, sino un crimen. Es lo que hace la mafia».
En cambio, tomar la decisión de evitar un embarazo por motivos excepcionales «es un conflicto entre el quinto y el sexto mandamiento. El gran Papa Pablo VI, en una situación difícil en África, permitió a las religiosas utilizar anticonceptivos» ante el riesgo de violación por los guerrilleros en el antiguo Congo belga.
El Papa reiteró que «el aborto es un mal absoluto. En cambio, evitar un embarazo no es un mal absoluto. Y en ciertos casos, como el de Pablo VI, está claro. En todo caso, yo exhortaría a los médicos a encontrar vacunas».
Paternidad responsable
Con un lenguaje coloquial y un tanto crudo, el Papa Francisco abordó durante el vuelo de Manila a Roma en enero de 2015, un punto crucial en su preocupación prioritaria por la familia: aclarar que «la apertura a la vida es condición del sacramento del matrimonio», pero que «eso no significa que el cristiano deba hacer hijos en serie».
Según Francisco, Pablo VI aconsejó a los confesores «que fuesen misericordiosos y comprensivos, que entiendan las situaciones» pero también detectó el «neomaltusianismo universal que ya estaba en marcha», y que se traduce ahora en “menos del uno por cien del nivel de nacimientos en Italia, y lo mismo en España”. Pero ni la moral católica ni la implosión demográfica requieren «que el cristiano deba hacer hijos en serie» y comentó haber regañado «a una señora embarazada del octavo hijo, que llevaba siete cesáreas y necesitaría otra: ‘Pero, ¿quiere dejar huérfanos a siete? Eso es tentar a Dios'».
El Papa relató haberle dicho que «eso es una irresponsabilidad. Y ella: ’No, yo confío en Dios’. Pero mira, Dios te da los medios para ser responsable. Algunos creen que para ser buenos católicos –perdonadme la palabra- debemos ser como conejos. No: paternidad responsable».
Críticas al capitalismo
En febrero de 2017 en un encuentro con los Focolares, el Papa puso el dedo en la llaga al señalar los vicios del capitalismo: «El principal problema ético del capitalismo es la creación de descartados a los que después quiere esconder». Para explicarlo mejor ha usado un gráfico ejemplo: «Las casas de juego financian programas para ayudar a los ludópatas que ellos mismos crean».
Por eso el Papa invitó a estos empresarios a que no solo se ocupen de estos descartados del capitalismo sino a que sigan luchando para que el sistema no deje a nadie atrás; que no se conformen con la filantropía que pone en práctica el capitalismo sino que vivan una auténtica comunión porque «es fácil dar una parte de los beneficios sin abrazar y tocar a las personas que reciben esas migajas».
Autocrítica sobre la esclavitud
En el párrafo 86 de la encíclica «Fratelli tutti», el Papa realiza una autocrítica sobre la actitud de la Iglesia frente a la esclavitud. «A veces me asombra que, con semejantes motivaciones, a la Iglesia le haya llevado tanto tiempo condenar contundentemente la esclavitud y diversas formas de violencia».
Pena de muerte fuera del Catecismo
Siguiendo el rumbo marcado por Juan Pablo II en 1992 y 1997, el Papa Francisco cambió en agosto de 2018 el Catecismo de la Iglesia Católica para declarar que «la pena de muerte es inadmisible» y añadir que la Iglesia «se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo».
La nueva redacción del artículo 2.267 del Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que «durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común». Pero añade que «hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves (…) se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado (…) y se han implementado sistemas de detención más eficaces».
Ya no hay guerras justas
En la encíclica «Fratelli Tutti», el Papa Francisco afirma que hoy en día «es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible guerra justa, a pesar de que en el catecismo se hable de la posibilidad de la legitima defensa mediante la fuerza militar».
A pesar de lo escrito en el catecismo, afirma que «ya no podemos pensar en la guerra como solución, debido a que los riesgos probablemente siempre serán superiores a la hipotética utilidad que se le atribuya». «Ante esta realidad, hoy es muy difícil sostener los criterios racionales madurados en otros siglos para hablar de una posible "guerra justa". ¡Nunca más la guerra!».