"Unidad, esperanza para los pobres y economía con rostro humano" Mensaje final de la Semana Social de Argentina: "Si no hay esperanza para los pobres no la hay para nadie. Trabajemos unidos"
La Comisión Episcopal para la Pastoral Social cerró su Semana Social con un llamado a la unidad, a la esperanza para los pobres y hacia una economía con rostro humano, porque "nadie se salva solo"
Reclamó una vez más un "gran acuerdo social y político" para lo cual son "imprescindibles el encuentro y el diálogo"
Exhortan a configurar una economía con rostro humano enfocada en "la producción y el consumo antes que en la especulación"
Exhortan a configurar una economía con rostro humano enfocada en "la producción y el consumo antes que en la especulación"
| RD/Agencias
La Iglesiaargentina pidió este viernes “abrir nuevos caminos que superen el odio y los internismos” en el mensaje de cierre de la Semana Social Virtual 2020 que organizó la Comisión Episcopal de Pastoral Social y que se realizó de modo remoto por la pandemia.
Luego de debates con especialistas y en los que participó el presidente, Alberto Fernández, la Pastoral Social dio un mensaje final exhortando a la unidad, a tono con la consigna del evento: "Nadie se salva solo. Es tiempo de actuar ahora para el futuro".
“Como escenario de salida pospandemia tenemos claro encontrarnos en un país con muchas dificultades, pero que necesita abrir nuevos caminos que superen el odio y los internismos, por ello es que también lo vemos como una oportunidad”, afirmaron los obispos.
En ese sentido, precisaron que “el encuentro y el diálogo aparecen como imprescindibles para arribar a un gran acuerdo social y político que englobe el sistema educativo, judicial, energético, la matriz productiva”.
Ante la crisis que deja la pandemia, la Iglesia habló de oportunidad para avanzar hacia una economía con rostro humano y federal que permita “salir de los esquemas de concentración capitalinos y volver a poner en valor la diversidad productiva y las potencialidades de las distintas regiones del país”. Una economía que pueda crecer “protegiendo el cuidado de la persona humana y el equilibrio ambiental”.
Para la Iglesia, transcurren momentos “de prueba donde tenemos que apostar a una profunda transformación de nuestra patria” y también a “una profunda conversión humanística y ecológica” teniendo presente que “Tierra, Techo y Trabajo deben ser derechos sagrados y organizadores de la economía y la sociedad”.
Coincidieron en la necesidad de “construir una sociedad más igualitaria que ponga el centro de la atención en las personas para una economía de la producción y el consumo antes que de la especulación”.
En el mensaje hubo espacio para destacar la adaptación del sistema de salud a las urgencias de los barrios vulnerables: “Se pudieron optimizar los recursos destinados a salud y valorizar el rol del hospital público como elemento fundamental, sobre todo para los sectores más carenciados”.
Entre las consecuencias sociales de la pandemia la Iglesia también mencionó el “aumento en la brecha social a causa de la falta de inclusión digital y conectividad, circunstancia que revaloriza el acceso a Internet como un derecho humano”.
Los pastores concluyeron exhortando a trabajar “por la esperanza”, porque “si no hay esperanza para los pobres no la hay para nadie”.
Texto del mensaje final
Una vez más nos reunimos en esta Semana Social, esta vez de modo virtual, en el contexto de la pandemia del COVID 19. El entorno digital permitió la participación de muchas personas de distintos lugares de nuestro país, a través de estas jornadas donde nuestro eje central fue discernir que “NADIE SE SALVA SOLO”.
Nos encontramos frente a esta pandemia, una suerte de noche, de tinieblas, todos en la misma barca, entendemos que estamos ante una tragedia, pero ésta debe ser una oportunidad de transformación por el interés de la comunidad.
Por ello pensamos que es necesaria una profunda conversión humanística y ecológica para construir una sociedad más igualitaria, avanzando hacia una “economía con rostro humano” que ponga el centro de la atención en las personas, en la dignidad del trabajo, en el diálogo, para una economía de la producción y el consumo antes que de la especulación.
Nos conmovieron los relatos sobre el comportamiento heroico que está teniendo nuestro pueblo a través de los comedores, escuelas, docentes, empresarios, dirigentes sindicales, políticos, jóvenes y el Ejército. Se trata de un momento de elección, un tiempo de prueba, donde tenemos que apostar a una profunda transformación de nuestra patria, teniendo presente que Tierra, Techo y Trabajo deben ser derechos sagrados y organizadores de la economía y la sociedad.
Escuchamos a los expertos en salud destacando que la pandemia ha impactado en todos los sectores sociales pero, especialmente, en los barrios populares, para los cuales además serán más graves las consecuencias. Que el país no estaba preparado, como otros tampoco, para afrontar una contingencia de esa magnitud, pero se pudieron optimizar los recursos destinados a salud y valorizar el rol del hospital público como elemento fundamental, sobre todo para los sectores más carenciados.
Escuchamos también la gravedad de las consecuencias de la pandemia en la educación y la ciudadanía, al verificarse un aumento en la brecha social a consecuencia de la falta de inclusión digital y conectividad, circunstancia que revaloriza el acceso a Internet como “un derecho humano”.
Como escenario de salida pospandemia tenemos claro encontrarnos en un país con muchas dificultades, pero que necesita abrir nuevos caminos que superen el odio y los internismos, por ello es que también lo vemos como una oportunidad. Oportunidad en la cual el encuentro y el diálogo aparecen como imprescindibles para arribar a un gran acuerdo social y político, acuerdo que englobe el sistema educativo, judicial, energético, la matriz productiva, poniendo eje tanto en los mercados internos como externos. Que permita establecer modos de crecer la economía pero protegiendo el cuidado de la persona humana y el equilibrio ambiental, en el marco de un desarrollo sustentable como lo inspira Laudato Si. En este sentido es que también aparece la oportunidad de recuperar el federalismo, salir de los esquemas de concentración capitalinos y volver a poner en valor la diversidad productiva y las potencialidades de las distintas regiones del país.
Ante este escenario inédito a escala global, como pastores a los que se nos confió esta tarea de iluminar la labor de la pastoral social del episcopado, abogamos para que trabajemos por la esperanza, teniendo siempre presente que si no hay esperanza para los pobres no la hay para nadie.
Nos confiamos a nuestra Madre que, más que nunca desde Luján hoy nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Más información en Facebook y demás redes sociales de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.+
Declaración Final de los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Semana Social Virtual 2020 “Nadie se Salva Solo” pic.twitter.com/HXnAqD3v1T
— Comisión Episcopal de Pastoral Social Argentina (@PastoralSoc) July 10, 2020