"Gracias a la fe y al compromiso de evangelización de tantos laicos como ellos, el cristianismo ha llegado hasta nosotros" Francisco reivindica a las familias que hacen de su casa "pequeñas iglesias domésticas"
“Los judíos son hermanos nuestros, y no los podemos perseguir, ¿entendido?, recuerda el Papa en la audiencia general
El Papa aboga por "la práctica de la hospitalidad" como una de las señas de identidad de los seguidores de Jesús
Antes de salir a la plaza, el Papa se dirigió al Aula Pablo VI, donde se recolocó a los enfermos a causa del mal tiempo, y pasó un buen rato saludándolos. “Esta audiencia se celebra en dos sitios”, recordó Francisco
El Papa pide oraciones por el viaje que emprenderá, la próxima semana, a Tailandia y Japón
Antes de salir a la plaza, el Papa se dirigió al Aula Pablo VI, donde se recolocó a los enfermos a causa del mal tiempo, y pasó un buen rato saludándolos. “Esta audiencia se celebra en dos sitios”, recordó Francisco
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Mañana lluviosa y fría en Roma. Pese a todo, miles de fieles desafiaron el temporal para asistir a la audiencia general de este miércoles, en la que el Papa Francisco evocó “la práctica de la hospitalidad” que es una de las características del seguidor de Jesús, y que convierte la casa en un lugar de acogida, en “pequeñas iglesias domésticas”. Una rotunda reivindicación de cómo vivían las primeras comunidades.
Entre las columnatas de Bernini, junto a la 'barca de los inmigrantes', un hospital de campaña para los más pobres. Este domingo se celebra la III Jornada Mundial de los Pobres, en la que Bergoglio almorzará con 1.500 personas sin hogar, los más pobres de entre los pobres. Antes de salir a la plaza, el Papa se dirigió al Aula Pablo VI, donde se recolocó a los enfermos a causa del mal tiempo, y pasó un buen rato saludándolos. “Esta audiencia se celebra en dos sitios”, recordó al comienzo de su alocución, pidiendo a los fieles de la plaza aplaudir a sus hermanos enfermos.
Perseguidos, y acogidos
“Los judíos son hermanos nuestros, y no los podemos perseguir, ¿entendido?”, quiso dejar claro desde el principio, en una reflexión que giró en torno a Pablo, un “infatigable evangelizador” que va llevando “el anuncio del Evangelio por el mundo”. En esta ocasión, en Corinto, “Pablo encontró la hospitalidad con una pareja casada, Aquila y Priscila (o Priscila), forzados a mudarse de Roma a Corinto después de que el emperador Claudio había ordenado la expulsión de los judíos”, recordó Bergoglio. Dos perseguidos, como tantos de hoy.
“Esta sensibilidad los lleva a descentrarse para practicar el arte cristiano de la hospitalidad y a abrir las puertas de su casa para acoger al apóstol Pablo”, incidió el Papa. Desde ese momento, “en adelante su casa está impregnada del perfume de la Palabra "viva" que anima los corazones”.
Al abrir sus puertas, esa casa “se convierte en 'domus ecclesiae', lugar de escucha de la Palabra de Dios y de celebración de la Eucaristía”. Gracias a dos extraños. “Incluso hoy, en países donde la libertad religiosa está perseguida, hay familias que hacen lo mismo”, improvisó el Papa, que recordó “cuántas familias, arriesgando su cabeza, siguen acogiendo como una familia a los extraños”.
Los laicos llevaron el Cristianismo hasta hoy
La casa de Aquila y Priscila “se convirtió en un lugar de catequesis”, y ellos mismos emergen como "modelos de vida conyugal comprometidos responsablemente al servicio de toda la comunidad cristiana" y nos recuerdan que, “gracias a la fe y al compromiso de evangelización de tantos laicos como ellos, el cristianismo ha llegado hasta nosotros”.
Citando a Benedicto XVI, Francisco recordó cómo “para arraigar en la tierra del pueblo, para desarrollar con fuerza, era necesario el compromiso de estas familias, de estos esposos, de estas comunidades cristianas, de los fieles laicos que ofrecían el "humus" para el crecimiento de la fe". Ayer, y hoy, es preciso que “todos los matrimonios cristianos abran las puertas de sus corazones a Cristo y a sus hermanos y hermanas y transformen sus hogares en iglesias domésticas, donde puedan vivir la comunión y ofrecer el culto de la vida vivida con fe, esperanza y caridad”.
Burkina Faso y la violencia recurrente
También quiso Francisco recordar a las víctimas de la violencia en Burkina Faso, “que ha estado sufriendo de violencia recurrente desde hace algún tiempo, y donde recientemente un ataque ha costado la vida de casi cien personas”. Tras rezar por las víctimas, el Papa hizo un llamamiento “para que se proteja a los más vulnerables; y aliento a las autoridades civiles y religiosas y a todos aquellos motivados por la buena voluntad a que multipliquen sus esfuerzos, en el espíritu del Documento de Abu Dhabi sobre la Hermandad Humana, para promover el diálogo y la armonía interreligiosos”.
Saludo del Papa en castellano
Queridos hermanos y hermanas: Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que Pablo, después de su estadía en Atenas, prosiguió su viaje misionero y llegó a Corinto, ciudad comercial y cosmopolita, que era capital de la provincia romana de Acaya.
Ahí encontró a Áquila y Priscila, pareja de esposos cristianos que había tenido que dejar Roma por la expulsión de los judíos decretada por el emperador Claudio. Ellos, con un corazón lleno de fe en Dios y de generosidad hacia el prójimo, le abrieron las puertas de su hogar a Pablo, testimoniando el valor cristiano de la hospitalidad. Acogieron al Evangelizador y también el anuncio que él llevaba: el Evangelio de Cristo.
Como Pablo, también ellos eran tejedores de lona para tiendas de uso doméstico. El Apóstol apreciaba mucho el trabajo manual, que no sólo consideraba lugar privilegiado para dar testimonio cristiano, sino también medio de subsistencia y no ser un peso para los demás. Esta pareja cristiana abrió también su casa a la comunidad local de cristianos, convirtiéndola en una “domus ecclesiae”, es decir, lugar de escucha de la Palabra de Dios y de la celebración de la Eucaristía.
De entre los numerosos colaboradores de san Pablo, Áquila y Priscila sobresalen como como modelos de una vida conyugal comprometida al servicio de toda la comunidad cristiana y nos recuerdan que gracias a la fe y al compromiso en la evangelización de muchos laicos como ellos, el cristianismo echó raíces y ha llegado hasta nosotros.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a Dios nuestro Padre que infunda su Espíritu Santo en todas las parejas cristianas para que, a ejemplo de Áquila y Priscila, sepan abrir las puertas de su corazón a Cristo y a los hermanos, y sus hogares sean verdaderas iglesias domésticas donde se viva la comunión fraterna y se dé a Dios el culto de una vida de fe, esperanza y caridad. Que Dios los bendiga.