Un hombre revestido como obispo celebró la 'misa privada' en el monasterio Pablo de Rojas Sánchez-Franco: el 'Papa' cismático de las monjas de Belorado fiel a las normas del primer Opus Dei
El obispo excomulgado en 2019 se presenta como fundador y líder de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, que considera el Vaticano II “la secta del conciliábulo”. En la Pía Unión “seguimos los estatutos dados por Mons. Escrivá de Balaguer a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei”. Supuestamente, antes de que fueran reconocidos por un Papa que denominan hereje como Juan Pablo II
Sánchez-Franco se refiere al otro Franco (Francisco) como “nuestro invicto caudillo”, y considera rey legítimo de España a Sixto Enrique de Borbón-Parma (pretendiente carlista al trono)
Duque imperial, príncipe elector del Sacro Imperio Romano Germánico y cinco veces Grande de España. Así se presenta Pablo de Rojas Sánchez-Franco, el obispo cismático -fue excomulgado en 2019- que se ha convertido en el ‘Papa’ de las clarisas de Belorado. Unas monjas que, por cierto, se arriesgan a la excomunión si siguen adelante con una deriva que ha pillado por sorpresa a casi todos (aunque desde abril la Iglesia ya había abierto un expediente a las religiosas), en un escándalo que tiene una importante vertiente económica.
Sánchez-Franco es el fundador de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, un grupo que se considera “una suerte de Milicia Guerrera predestinada a sobresalir sobre todo lo existente”, tal y como resalta el experto Luis Santamaría del Río en ‘A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en España’ (BAC), y que se considera a sí misma la verdadera Iglesia de Cristo. Por eso, su líder se presenta siempre como “obispo católico, apostólico y romano”. Y sus fieles le siguen en todo. Hasta a la hora de desafiar al obispo, anunciando una misa prohibida que, finalmente, no se produjo, al menos en público, en Belorado. Sí, parece, por las fotos a las que hemos tenido acceso, que hubo una ceremonia privada, con la presencia de alguien vestido como obispo.
Las tesis que ahora asumen las 16 clarisas de Belorado, aun a riesgo de ser excomulgadas, son -según el libro de Santamaría- radicalmente contrarias al Concilio Vaticano II, al que se refieren como “la secta del conciliábulo”, y que niega la legitimidad papal de todos los Papas a partir de Juan XXIII. No es un sedevacantista al uso, pues no solo no admite la validez de los sacramentos postconciliares, sino que tampoco los administrados por otros grupos cismáticos, como los lefebvrianos. ¿Por qué? Porque monseñor Lefebvre fue ordenado obispo, supuestamente, por un obispo masón.
El obispo Sánchez-Franco fue relacionado con la secta del Palmar de Troya, aunque él lo niega. Lo que no hace es considerar a su organización como la “verdadera Iglesia de Cristo”. Así, en la Pía Unión “seguimos los estatutos dados por Mons. Escrivá de Balaguer a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y al Opus Dei”. Supuestamente, antes de que fueran reconocidos por un Papa que denominan hereje como Juan Pablo II.
Por muy secta que parezca, lo cierto es que la Pía Unión está incluida, desde 2021, en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior, con el número 622513. Su sede está en Bilbao, y en sus redes sociales se pueden encontrar infinidad de sermones a los fieles, en los que, por ejemplo, les han prohibido vacunarse del COVID “bajo pena de pecado mortal”.
Como no podía ser de otra manera, Sánchez-Franco se refiere al otro Franco (Francisco) como “nuestro invicto caudillo”, y considera rey legítimo de España a Sixto Enrique de Borbón-Parma (pretendiente carlista al trono). En 2021, asegura Santamaría, “Pablo de Rojas hizo pública la convocatoria de un cónclave -que se celebraría en España, con la asistencia de otros obispos cismáticos y sedevacantistas- para elegir un papa legítimo, pero no ha vuelto a haber noticias sobre el acontecimiento”.