“Contemplar y dar a otros lo contemplado” Santo Domingo de Guzmán
Te pedimos, Señor, que Santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu verdad, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda piadosamente por nosotros.
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
El 8 de agosto celebramos con alegría la fiesta de Santo Domingo de Guzmán. “Contemplar y dar a otros lo contemplado” es el lema que se asocia a los Dominicos desde su fundación y revela la misión irrenunciable de esta orden: contemplar (estudio de la verdad) y evangelizar (predicar). Predicar es traducir la encarnación, la Palabra hecha carne, misterio fundamental de la experiencia cristiana.
Domingo de Guzmán compartió y vivió las necesidades y las precariedades de los más humildes, de los más pobres, vivió la COMPASIÓN. Padecer “con” y “por” es la clave de interpretación de su vida y misión. “La pasión de su vida: vivir con Cristo y aprender de Él la vida apostólica. Configurarse con Cristo, esa fue la santidad de Domingo: su ardiente deseo de que la Luz de Cristo brillara para todos los hombres, su compasión por un mundo sufriente llamado a nacer a su verdadera vida, su celo en servir a una Iglesia que ensanchara su tienda hasta alcanzar las dimensiones del mundo.
Predicación dominicana, no de los dominicos o dominicas sólo, sino de aquel que quiere educar, aconsejar, proclamar la verdad de la fe. Ser predicador: estar y ser. La predicación de santo Domingo se basó en estar allí en donde estaba la necesidad de evangelizar. Implicaba salir del monasterio, en su caso del cabildo catedralicio e insertarse en el ámbito del pueblo amenazado por el error. Fue un paso decisivo y difícil. Predicación de cercanía, predicar conviviendo, dejándose ver. Y al dejarse ver, dejarse interpelar y perseguir. Predicación de confrontación de palabra y vida. Siempre desde el amor a quienes se dirige con quienes comparte espacio y tiempo.
Domingo se dejó ver. La luz que ofrece el que predica no debe ser un simple reflejo como luz que se recibe y se transmite, debe ser procesada en el interior, ser orada, discernida y vivida. Así la palabra se carga de autenticidad y va acompañada de la vida, no está vacía, no sólo deslumbra, sino que alumbra. Alguien la ha experimentado previamente”. (Extracto de una Conferencia. Fr. Juan José de León Lastra; 2016 Salamanca).
Al final de su vida exclamó: “Yo les seré más útil después de la muerte de lo que lo he sido en vida”. Y siguió dando fruto, continúa la obra de Domingo: la Predicación del Evangelio.
Te pedimos, Señor, que Santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu verdad, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda piadosamente por nosotros. (Oración Colecta)
¡Feliz fiesta de Santo Domingo de Guzmán!
“Dichosos los que oísteis la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
dichosos cuando puso su mirada
y os quiso para amigo y compañero.
Dichosos si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.
Dichosos mensajeros de verdades,
marchando por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.
Dichosos, del perdón dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos. Amén. (Himno)