Blanco Vega y5. CÁNTICO DEL HERMANO SOL
SIGLO XIII, AÑO DE 1224
Nos asomaremos ya a la historia de este Cántico, que se presenta hoy como “traducción libre”. Nos introducimos en el túnel del tiempo y regresamos al siglo XIII, año de 1224, a unos veinte años de la conversión de Francisco y sólo dos de su muerte. Acababa de tener una portentosa aparición y, a consecuencia de ella, habían quedado sus manos y pies, y su costado, signados con estigmas de la pasión de Cristo.
Unos meses más tarde recibiría del cielo la anhelada promesa de estar su nombre escrito en el Libro de la Vida. “Alégrate, Francisco –se le dijo–, y canta durante tu enfermedad y flaquezas, porque tuyo es el Reino de los Cielos.” Necesitaba oír tan esperanzadas palabras porque llevaba recluido en una cabaña más de cincuenta días, en completa oscuridad por el penoso estado de su vista, desangrado por los estigmas, enfermo del hígado, atormentado por mil insufribles dolores físicos y viviendo en un ambiente sórdido, donde hasta los ratones correteaban por su rostro.
Es entonces cuando, desbordante de alegría y fe profunda, poeta juglar de Dios, se levanta una mañana muy temprano y pone voz, ante sus hermanos, a los primeros versos del “silencioso canto que toda la creación le tributa a Dios, y la silenciosa melodía que Dios canta en la creación...” ¿La escuchamos ya?
LOADO SEAS POR TODA CRIATURA, MI SEÑOR
CÁNTICO DEL HERMANO SOL
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan sólo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor,
y en especial loado por el hermano sol,
que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor,
y lleva por los cielos noticia de su autor.
Y por la hermana luna, de blanca luz menor,
y las estrellas claras, que tu poder creó,
tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!
Y por la hermana agua, preciosa en su candor,
que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol,
y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!
Y por la hermana tierra, que es toda bendición,
la hermana madre tierra, que da en toda ocasión
las hierbas y los frutos y flores de color,
y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
¡No probarán la muerte de la condenación!
Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
Las criaturas todas, load a mi Señor.
REFLEXIÓN FINAL
Fundamento de toda la realidad: Dios, que reúne poder y bondad. A Él la gloria, el honor, la bendición. Como los ángeles en Navidad, cantamos: “Gloria a Dios en el cielo...” Es lo más excelso que puede hacer el hombre: cantar la grandeza de Dios, bendecir su Nombre.
LUMINARIAS CELESTES. Todo es creación de Dios. Ilumina el sol la tierra y la fecunda por el día. Se enciende por la noche la luna, “blanca luz menor”. Y con la luna las estrellas. Todo es peldaño, escalera para acercarse al Altísimo... Nos decimos, mirando a los astros: “levantemos el corazón”. Nos contestamos, fascinados por la belleza y el misterio: “lo tenemos levantado hacia el Señor.”
LOS CUATRO ELEMENTOS. Loado seas, Señor, en primer lugar por la hermana agua, “útil, casta, humilde”. ¿Qué sería de nosotros en un desierto sin oasis, si somos
fundamentalmente agua? También por el hermano fuego: bajo sacramento de luz y llama se ha revelado Dios al hombre (Moisés, Pentecostés...). Loado seas, Señor, sobre todo, por la hermana tierra, nuestra casa y despensa común, que nos recrea y alimenta, madre generosa de plantas, animales y hombres. El poema se ha olvidado del aire; habrá que preguntárselo al traductor, que no encontró espacio en el apretado verso. Podemos leer en el original: “Loado seas, Señor, por el hermano viento, / y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, / por los cuales a las criaturas das sustento...”
TAMBIÉN EL HOMBRE. Hasta aquí compuso inicialmente su oración el poeta músico de Asís. También la familia humana necesita incorporarse al Salmo. Buscando unión y hermandad mística con todas las cosas, y con Dios, se reconcilia el ser humano con otros hombres y con la hermana muerte, y hace balance en vísperas de la luz final.
NOTA. Quizás os ayude a sentir el Cántico la Presentación PPS"Cántico de las criaturas" que subí un día a la red y ha sido muy visionada. Controlando con el ratón el pase de diapositivas, podríais pulsar aquí.
JOSÉ LUIS BLANCO VEGA
Compositor de himnos litúrgicos
1.La zarza ardiendo
LA ZARZA ARDIENDO
2.Amor a lo visible y El ángel mensajero
PORQUE SÉ QUE NACÍ PARA SALVARME...
EMBRIAGUEZ, de Dámaso Alonso
EL ÁNGEL MENSAJERO
3.Pusiste una herramienta en nuestras manos
ALFARERO DEL HOMBRE
TU PODER MULTIPLICA
4.Te está cantando el martillo
TE ESTÁ CANTANDO EL MARTILLO
SENTENCIA DE DIOS
5.Cántico del hermano sol
CÁNTICO DEL HERMANO SOL