R. Montesinos 2. HE SALIDO A MI ENCUENTRO
Rafael Montesinos en la primera década de sus publicaciones (1944–1954) centraba sus versos, fundamentalmente, en torno a tres grandes temas:su infancia, su tierra, sus amores.Nos sorprende, en 1955, con la edición de un novedoso poemario, “País de la esperanza”, donde, esforzándose por distraerse de la obsesiva melancolía de una infancia paradisíaca, poetizaría las turbulencias de su crisis de entonces para poner, al fin, ilusionado rumbo a un futuro de esperanza.
La fotografía que se adjunta, corresponde a un retrato de estudio del escritor en edad no muy alejada del nuevo período que se iniciará con boda ese mismo año, como en posterior capítulo comentaremos. El curso precedente, 1954, había asumido Montesinos la dirección de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, cargo que solo declinaría medio siglo después, a pocas fechas de su muerte.
La Tertulia, como familiarmente se ha venido llamando, se celebraba todos los martes con la presencia de un importante escritor que ofrecía lectura de su obra. Por la tribuna desfilaron varias generaciones de poetas, sin excluir a nadie por su estilo literario o su afiliación política. Aunque no faltaron problemas con la censura (primera época del régimen franquista), su prestigiosa y hábil dirección fue soslayando dificultades. Imaginaos que se realizaron homenajes y se declamaron versos, por ejemplo, de Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández...
NOTA. En el poemario "Canciones perversas para una niña tonta" (Garcilaso 1946), se descubre en cada ejemplar la firma del autor. La hemos escaneado para que, al menos por hoy, acompañe cada uno de los poemas. Me permito sugerir el simbolismo que podrían sugerir algunos rasgos. Predominio de trazos verticales: gesto autoafirmativo, conexión con el incosciente. Abreación en el "a" y "o" (abiertas por arriba): expresión espontánea y tierna de sentimientos... También: letra clara y armónica.
DIOS LE MIRÓ, LA TARDE ESTABA QUIETA
"Oración a Dios Padre 2" forma parte de un conjunto de cuatro sonetos; reduciremos nuestra lectura al segundo. Imagino tres momentos en esta pequeña historia, en la que, por lo delicado del tema, el escritor estará implicado, no en primera persona, sino en tercera.
"Dios le miró": siente, al atardecer, el poeta muy cerca el aliento de Dios, la caricia de los ángeles. "Dios le olvidó", acaso porque el protagonista "estrechaba en sus brazos la hermosura / efímera del mundo." Parecería que cuando el hombre se entregaba al amor, "una tristeza injusta le ganaba" (como si a Dios no le agradara la intimidad). El poeta considera injusto que tenga que reprimir la aventura erótica. Pero "Dios, como una luz, desde su altura / paternal, sonriente, le miraba" de nuevo, como en el primer verso. ¿Le agrada a Dios el sacrificio del deseo sexual ("sosegaba / su carne"), y por eso "le miraba" de nuevo, como al principio?
ORACIÓN A DIOS PADRE 2
Dios le miró, la tarde estaba quieta,
atardeciendo sobre la colina.
Un hálito inmortal, una divina
ala rozó la frente del poeta.
Dios le olvidó, que Dios también olvida,
y el hombre se sintió desamparado.
Su inquieta carne revolvióle airado,
su soledad dolió como una herida.
Estrechaba en sus brazos la hermosura
efímera del mundo. Sosegaba
su carne, mas crecía su amargura.
Una tristeza injusta le ganaba.
Y Dios, como una luz, desde su altura,
paternal, sonriente, le miraba.
SENTAÍTO EN LA ESCALERA
Sobrevuela por el aire de Andalucía el gorjeo de una copla que bien resumiría cierta herencia contemplativa y pasota de otros siglos, y Montesinos la incorpora presidiendo el poema "La escalera": "Sentaíto en la escalera, / esperando el porvenir, / pero el porvenir no llega."
Se rebela el sevillano, desde Madrid, y proclama su nuevo plan de vida, que sustituye la indolencia de la espera por la movilización de una esperanza activa (¡y cómo labora un emigrante andaluz buscándose la vida más allá de su despersonalizante cortijo de subvenciones y amiguismo!).
LA ESCALERASentaíto en la escalera,
esperando el porvenir,
pero el porvenir no llega.
Copla popular andaluza
Escalera de la copla,
donde soñé cuando niño,
donde esperé el porvenir,
sin pensar que era yo mismo
mi porvenir, mi esperanza,
mi pasado y mi destino.
Ahora que me tengo, sé
lo que pude haber perdido
sentado en esa escalera
que sube y baja al olvido.
Ya no espero a la esperanza,
aunque esperar es lo mío,
porque la esperanza lleva
mi nombre y dos apellidos.
OTRA VIDA ME AGUARDA: LA QUE YO LLEVO DENTRO
Los 50 poemas de "País de la esperanza" reciben sentido trascendente desde la cita bíblica que abre el poemario y moviliza hacia el futuro: "En esperanza somos salvos" (Romanos 8, 24). La sorpresiva noticia de los próximos versos es que germinan ya por nuestro corazón semillas de eternidad. Que ya somos felices, si nos abandonamos a la corriente de Vida que silenciosamente, secretamente, circula por nuestro ser, más allá, incluso, de nuestra conciencia ("largo fluir dichoso, / límite pensativo"). "Ya, pero todavía no", nos enseña la sabiduría teológica. Lo que hoy vivimos como anticipo, será plenitud al otro lado del Misterio.
LA OTRA VIDA
Otra vida me aguarda:
la que yo llevo dentro.
Como la vida tarda,
he salido a mi encuentro.
Largo fluir dichoso,
límite pensativo.
Yo os digo que es hermoso
el paisaje en que vivo,
y que veré mañana
otro paisaje. Amad
la muerte, esa ventana
que da a la Eternidad.
RAFAEL MONTESINOS
Director durante 50 años de la Tertulia Literaria Hispanoamericana
1.La nube en el cielo se puso a llorar
LAS CUATRO ESQUINAS
EL POETA REZA A SU ANTIGUO AMOR, ANTES DE ACOSTARSE
TÚ LO SABES, SEÑOR
2.He salido a mi encuentro
ORACIÓN A DIOS PADRE 2
LA ESCALERA
LA OTRA VIDA
3.Poemas a Marisa
A MARISA, RODEADA DE ARCÁNGELES
SÁLVAME
INFINITO Y AMOR
LOS OJOS CLAROS
4.Primer soneto a mi hijo
CANCIÓN A MARISA, ESPERANDO LA MATERNIDAD
PRIMER SONETO A MI HIJO
EL VIAJERO
5.Canción del cogedor de aceitunas y otras poesías sociales
CANCIÓN DEL COGEDOR DE ACEITUNAS
CANCIÓN DEL POZO DEL TÍO RAIMUNDO
ROMANCE DEL CATECISMO DE MI INFANCIA
CANCIONCILLA CON UNA CIERTA ESPERANZA
6.Canción con juventud
CANCIÓN CON JUVENTUD
REFLEXIONES DE UN ANTIGUO ALUMNO DE JESUITAS
VILLANCICO
7.Madrugada de Dios
EL RITO Y LA REGLA
MADRUGADA DEL DESTIERRO