¿Qué lecciones nos deja esta triste situación? Monjas de Belorado: ¿un caso de abuso de poder?
La foto que puedo extraer es la de una comunidad de monjas muy jóvenes junto a otras muy mayores, con una abadesa de carácter muy fuerte, que parece tener como mano derecha a una de las jóvenes (en el programa de Ana Rosa hablaban principalmente ellas dos)
Quizás exagero, pero veo manipulación emocional, intelectual y de conciencia que es lo mismo que abuso de poder. Sería bueno escuchar a las monjas individualmente, pero hasta ahora se han cerrado en banda
Hay un doble camino por recorrer. Por un lado, revisar y mejorar las relaciones recíprocas entre jerarquía y vida consagrada. Si esta relación fuera más sinodal, cálida y fluida, probablemente no se habría llegado a esto en el caso de Belorado. Por otra parte, revisar el modo de concebir la autoridad y fomentar la formación en los monasterios
Hay un doble camino por recorrer. Por un lado, revisar y mejorar las relaciones recíprocas entre jerarquía y vida consagrada. Si esta relación fuera más sinodal, cálida y fluida, probablemente no se habría llegado a esto en el caso de Belorado. Por otra parte, revisar el modo de concebir la autoridad y fomentar la formación en los monasterios
| Xiskya Valladares rp.
El incidente de las monjas de Belorado es un ‘caso de libro’ de abuso de poder, una manipulación colectiva (propia de sectas) que pone de manifiesto la necesidad de formación y acompañamiento serio en los monasterios de clausura. Ciertamente el aislamiento propio de la clausura no ha ayudado, aunque pienso que no es excusa suficiente para convertirlas en víctimas. Más importante aún me parece su vulnerabilidad por la edad o por la falta de formación.
No me resulta difícil imaginar la situación basándome en las declaraciones de las propias monjas en televisión y en la entrevista a la única que, de momento, ha dejado esta farsa, Sor María Amparo, una valiente de 80 años. La foto que puedo extraer es la de una comunidad de monjas muy jóvenes junto a otras muy mayores, con una abadesa de carácter muy fuerte, que parece tener como mano derecha a una de las jóvenes (en el programa de Ana Rosa hablaban principalmente ellas dos). Una comunidad que,al ser de clausura, no tiene contacto con el exterior; por lo que noticias e interpretaciones suelen llegar filtradas y el voto de obediencia se aprovecha para no permitir críticas a las decisiones u opiniones de la abadesa.
Quizás exagero, pero veo manipulación emocional, intelectual y de conciencia que es lo mismo que abuso de poder. Sería bueno escuchar a las monjas individualmente, pero hasta ahora se han cerrado en banda.
Si a esta realidad, además, le sumas la aparición del “personaje” Pablo de Rojas, tienes un buen culebrón asegurado. Su discurso sobre la Iglesia “conciliar”, sedevacantista y de desviación de doctrina, venía al pelo a la comunidad ya abducida por la abadesa que se encontraba lidiando con problemas económicos y dificultades con el Obispado por la venta de un monasterio.
Pero ¿qué lección nos deja esta triste situación? Para mí queda claro que hay un doble camino por recorrer. Por un lado, revisar y mejorar las relaciones recíprocas entre jerarquía y vida consagrada. Si esta relación fuera más sinodal, cálida y fluida, probablemente no se habría llegado a esto en el caso de Belorado. Por otra parte, revisar el modo de concebir la autoridad y fomentar la formación en los monasterios. La clausura no debe ser utilizada para abusos de poder y de conciencia, ni tampoco para que las monjas se aíslen del mundo sin estudios ni lecturas de actualidad eclesiológica y teológica.
Me preocupa que este no sea el último caso, que aprovechando la división interna en la Iglesia Católica no haya más oportunistas como De Rojas o él mismo no tenga en mente ampliar su incipiente “Palmar de Troya”. Ya he tenido en X algunos mensajes de sedevacantistas defendiéndole y las monjas, a su vez, han prometido en Instagram ir explicando por qué no se han ido de la Iglesia Católica; esto me suena mucho al inicio de un proselitismo en esta red social para captar más adeptos. Pues, según esta secta, ellos son la verdadera Iglesia Católica Apostólica y Romana y los más de mil cuatrocientos millones de católicos del mundo estamos equivocados.
Finalmente, en este caso podemos ver cómo la vida espiritual no encarnada puede conducir fácilmente al autoengaño. Nada más lejos de la espiritualidad auténtica. Si nuestra brújula no nos dirige a Jesús, a conformarnos con él, podemos creernos poseedores de la verdad plena (que solo es Jesús), olvidar que Pedro hoy es Francisco, creernos con poder de hacer una Iglesia a nuestro gusto, seguir falsos profetas, y tomar decisiones equivocadas hasta llegar al cisma y adherirnos a una secta. La espiritualidad encarnada tiene como referente a Jesús, sabe que su sucesor actual es Pedro (hoy Francisco) y da frutos del Espíritu de Dios: comunión, bondad, caridad, paz, que son lo opuesto a la agitación, a la euforia, al egocentrismo, a la autorefencialidad, a la división, y al mirarse más a uno mismo.
Me gustaría saber si las monjas de Belorado duermen tranquilas. Y no me pregunto esto de Pablo de Rojas porque ese es otro caso.
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