Mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso Ramadán: musulmanes y cristianos, amigos más allá de "las ideologías que atrapan"

Ramadán
Ramadán Afiq Fatah/Unsplash

Mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso para el mes de ayuno del Islam, que este año «coincide en gran parte con la Cuaresma»: los valores que compartimos como la justicia, la compasión y el respeto por la creación son la brújula para ser constructores de puentes y no de muros.

(Vatican News).- «Construir, a través del diálogo, un futuro común basado en la fraternidad», «ser hermanos y hermanas en humanidad, que se estiman profundamente unos a otros»: este es el desafío al que cristianos y musulmanes están llamados a enfrentarse «en un mundo marcado por la injusticia, los conflictos y la incertidumbre sobre el futuro».

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Así lo destaca el mensaje del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso para el mes de Ramadán y el Id al-Fitr, titulado «Cristianos y musulmanes: lo que esperamos llegar a ser juntos», difundido hoy por la Sala de Prensa de la Santa Sede. En el texto, firmado por el prefecto y el secretario del Dicasterio, el cardenal George Jacob Koovakad y monseñor Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage, se subraya que «musulmanes y cristianos pueden ser testigos» de fraternidad y diálogo, «convencidos de que la amistad es posible a pesar del peso de la historia y de las ideologías que atrapan».

Ramadán y Cuaresma, tiempos de oración y caridad

El Ramadán, «período de ayuno, oración y compartir», «ocasión privilegiada para acercarse a Dios y renovarse en los valores fundamentales del fe, la compasión y la solidaridad», este año «coincide en gran parte con la Cuaresma, que para los cristianos es un período de ayuno, súplica y conversión a Cristo», se señala en el mensaje. Una «cercanía», la del «calendario espiritual», que «ofrece una oportunidad única de caminar codo con codo, cristianos y musulmanes, en un camino común de purificación, oración y caridad».

Ramadán
Ramadán

«Para nosotros, los católicos, es una alegría compartir este momento con ustedes, porque nos recuerda que todos somos peregrinos en esta tierra y que todos estamos tratando de «vivir una vida mejor»», escriben el prefecto y el secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, que exhortan a reflexionar, junto con los musulmanes, sobre lo que se puede hacer «para «vivir una vida mejor»» y cómo comprometerse a ser «auténticos hermanos y hermanas, testigos comunes de la amistad de Dios con toda la humanidad».

El fe, un camino de conversión interior

Y si los católicos consideran el Ramadán no «un simple mes de ayuno», sino «una escuela de transformación interior» que ayuda a «poner la atención en lo que es esencial», un «tiempo de disciplina espiritual» que invita a «cultivar la piedad», «virtud que acerca a Dios y abre el corazón a los demás», en la Cuaresma los cristianos siguen «un camino similar» y «a través del ayuno, la oración y la limosna» buscan «purificar» su «corazón» y concentrarse «en Aquel que guía y dirige» la vida de los hombres. Por lo tanto, «estas prácticas espirituales, aunque expresadas de manera diferente», «recuerdan que la fe no es solo una cuestión de gestos externos, sino un camino de conversión interior».

Justicia y compasión inspiran acciones comunes

El «fe en Dios es un tesoro» que «une» a cristianos y musulmanes «más allá de nuestras diferencias», continúa el mensaje, y «recuerda que todos somos criaturas, espirituales, encarnadas y amadas, llamadas a vivir con dignidad y respeto mutuo». «Deseamos convertirnos en guardianes de esta dignidad sagrada, rechazando toda forma de violencia, discriminación y exclusión», añaden el cardenal Koovakad y monseñor Kodithuwakku Kankanamalage, destacando que, al celebrar el Ramadán y la Cuaresma en el mismo período, cristianos y musulmanes tienen «una oportunidad única de mostrar al mundo que el fe transforma a las personas y a la sociedad, y que es una fuerza impulsora de unidad y reconciliación».

Cuaresma y Ramadán
Cuaresma y Ramadán

«Los valores que compartimos, como la justicia, la compasión y el respeto por la creación, deberían inspirar nuestras acciones y nuestras relaciones», prosiguen, «y servirnos de brújula para tender puentes en lugar de levantar muros, defender la justicia en lugar de la opresión, proteger el medio ambiente en lugar de destruirlo». Además, «la fe y sus valores» deberían ayudar «a ser voces que se alcen contra la injusticia y la indiferencia y que proclamen la belleza de la diversidad humana».

El Id al-Fitr, ocasión de encuentros fraternos

Por último, en el mensaje se espera que las «oraciones», los «gestos de solidaridad» y los «esfuerzos por la paz» por parte de los cristianos «sean signos tangibles» de la «sincera amistad» con los musulmanes y que la fiesta del Id al-Fitr «sea una ocasión de encuentros fraternos entre musulmanes y cristianos» para «celebrar juntos la bondad de Dios». «Estos momentos sencillos, pero profundos, de compartir son semillas de esperanza que pueden transformar nuestras comunidades y nuestro mundo», concluyen el prefecto y el secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, con la esperanza de que la «amistad» con los musulmanes «sea una brisa restauradora para un mundo sediento de paz y fraternidad».

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