El Domund y el futuro de la misión, a debate en los 'Jueves de RD' "Merece la pena ser misionero, nunca he sido tan feliz, Dios no defrauda"
Carmen Balguerías: Al final, la vocación es una necesidad, y Dios hace el camino tan fácil, que va todo rodado"
Ester Palma: "Nosotros, como misioneros, queremos llevarles a todos, todos, todos, el mensaje de amor de Dios, y queremos ayudarles a descubrirse muy amados, predilectos"
Rafa Quirós: "Estamos en nombre de la Iglesia y para hacer presente que somos una familia para construir entre todos un mundo más justo, el Reino de Dios presente en la Tierra"
César L. Caro: "No se dejen engañar por la fiesta del Domund, que ni es una vez al año ni los misioneros somos héroes, la misión no es para un día, es un trabajo que hacemos entre todos, necesita de la implicación de todos, también económicamente, porque el dinero llega"
Rafa Quirós: "Estamos en nombre de la Iglesia y para hacer presente que somos una familia para construir entre todos un mundo más justo, el Reino de Dios presente en la Tierra"
César L. Caro: "No se dejen engañar por la fiesta del Domund, que ni es una vez al año ni los misioneros somos héroes, la misión no es para un día, es un trabajo que hacemos entre todos, necesita de la implicación de todos, también económicamente, porque el dinero llega"
En vísperas de la celebración del Domund 2023, el domingo 22 de octubre, Religión Digital se ha sumado -como ha hecho siempre- a la campaña de sensibilización sobre la impagable labor que realizan por los cincos continentes los 10.000 misioneros españoles que han donado sus vidas al servicio del Evangelio, hombres y mujeres como los que han participado en una nueva edición de los Jueves de RD, con el título de "Misioneros: un ejército de paz al servicio del Evangelio”, con el patrocinio de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y el apoyo técnico de Católicos en Red.
Con la presencia desde Corea del Sur de Ester Palma, misionera también digital; desde Benín, con el sacerdote de Barbastro-Monzón, Rafa Quirós, de la mano de Manos Unidas; desde la selva amazónica, César L. Caro, misionero en el Vicariato Apostólico de San José del Amazonas (Perú) y bloguero de este portal; y con Carmen Balguerías, misionera laica de Ocasha, con experiencias en Etiopía, Filipinas y Colombia, el encuentro digital, moderado por Jesús Bastante, redactor jefe de RD, ofreció sugerentes reflexiones y un vivo debate sobre la forma de ser y estar en la misión. Fuera, pero también dentro de España
"Yo me dedico a hablar del Evangelio", comenzó diciendo Quirós, desde hace 14 años en Benín, donde reconoce que "es un país pobre, aunque es una suerte que no tenga recurso minerales, porque no hay guerras, pero tampoco hay recursos, porque tiene una economía de base, y en una zona donde está aumentando mucho el terrorismo yihadista, empeorando a pasos agigantados".
Carmen Balguerías, a sus 26 años, habló en un principio de su vocación misionera, que "empezó poco a poco" pero que al final "es una llamada al servicio y a la vida sencilla pero que a veces, como laicos, no sabemos cómo aterrizar", hasta llegar a una decisión que la ha llevado a dedicar los próximos tres años de su vida a la misión, con un año de discernimiento en un caminar con Ocasha. "Al final, la vocación es una necesidad, y Dios hace el camino tan fácil, que va todo rodado", apostilló.
César Luis Caro, desde el Amazonas peruano, destacó en un primer momento la sequía que padece la zona, que "es un grave problema" porque los barcos no pueden navegar y las comunidades se ven obligadas a caminar durante varias horas para conseguir agua. "Y con un calor extremo como el que yo nunca había sufrido aquí", indicó el misionero extremeño, refrendado la preocupación del Papa por el planeta. "Vemos el cambio climático con nuestros ojos, la deforestación a simple vista y la entrada de empresas depredadoras y narcotraficantes, con lo que ello implica para las comunidades indigenas, hay un montón de calamidades".
Ester Palma, debido al cambio horario, envío su testimonio por vídeo al no poder estar en directo, explicando su labor en un país muy desarrollado, pero donde, sin embargo, "quienes necesitan de Dios allí, quienes son los pobres, descubrimos que una parte suficiente eran los jóvenes, los adolescentes, debido a la competitividad, al estrés para acceder al sistema educativo, por tener que ser los números 1 en muchas cuestiones, hasta el punto de que se suicidan 8 de cada 100 estudiantes".
Junto al sufrimiento de los jóvenes, recalcó también el dolor que sienten las personas mayores en Corea del Sur, "y nosotros, como misioneros, queremos llevarles a todos, todos, todos, el mensaje de amor de Dios, y queremos ayudarles a descubrirse muy amados, predilectos, que descubran todos los talentos que tienen y que en este mundo pueden hacer mucho bien ayudando a crear la fraternidad, también en este país dividido por la guerra, y ver al otro como a un hermano, como a un hijo de Dios, sin adjetivos ni etiquetas", añadió la religiosa", subrayando que "la herida es la de no sentirse amados".
La vocación a la misión
"Todo empezó cuando era niño, en el colegio de los salesianos", cifró César L. Caro su deseo de querer ser misionero, aunque cuando llegó a la selva amazónica le impactó y deseó quedarse allí donde ya lleva una docena de años.
Quirós reconoció que en su caso la vocación misionera -"desde crío"- fue previa a la de ser sacerdote. "Tuve novia y hablábamos de irnos de misioneros, y cuando fui al seminario de Madrid, entré diciendo que quería ir a la misión ad gentes".
"Sí que hay que tener esa locurilla inicial, en mi caso era la llamada de servir al otros y ver a Jesús en el otro, pero también quería salir, no he tenido el miedo de irme fuera, es más, mi problema es siempre volver a España", señaló Carmen Balguerías, quien aseguró que "allí te quitas todo el ruido y ves mucho más presente a Crsito en los demás, y eso me enamoró de Evangelio y de encontrar a ese Cristo en el Otro. Pero la mayor locura es estar enamorada de Cristo".
"Dios estaba ya aquí, en la misión, pero era un Dios lejano, juez, y cuando descubren que ese Dios les ama y les perdona, les enamora, porque el tema del perdón es algo que les toca muchísimo el corazón", contó desde su experiencia Quirós, subrayando que "estamos en nombre de la Iglesia y para hacer presente que somos una familia para construir entre todos un mundo más justo, el Reino de Dios presente en la Tierra".
"En la selva, la gente conecta a Dios con la vida, es un mundo espiritual, entonces la gente tiene esa facilidad para intuir esa espiritualidad en medio de la naturaleza, lo cual es muy aprovechable, y el reto es establecer un diálogo donde tenemos que escuchar cómo se ponen en contacto con su mundo espiritual e ir tirando del hilo hasta que aparezca Jesucristo. El problema aparece cuando queremos imponer nuestras prácticas, nuestros ritos e incluso, a veces, nuestros sacramentos", contó Caro. "Tenemos que empezar por aprender a escuchar lo suyo, tienen que percibirnos a los misioneros como aliados, como amigos, que nos interesa eso tanto o más que plantar una iglesia", añadió el misionero diocesano.
Misionar en España
Otra forma de misionar es hablar de Dios en España, destacaron los misioneros, "y a veces puede haber un rechazo -reconoció Carmen Balguerías- Además, estamos viendo que hay gente en Madrid que no conoce ni el nombre de Jesús, por lo que, por la secularización, tenemos que hacer un primer anuncio, dado que, aunque parezca sorprendente, hay muchos niños que no han oído el nombre de Jesús nunca".
"Nos tiene que importar más la gente que la supuesta verdad que queremos transmitir", apuntó Caro con pasión, mientras Quirós señaló que "Jesucristo es lo mejor que les puedo ofrecer", aunque ambos misioneros reconocieron que había lugares a los que no podías ir en primera instancia con esa idea, porque se les cerraban las puertas. "Puede que lleguemos a hablar de Jesucristo, pero tiene que haber un previo en donde tienen que ver que tú estas ahí para ellos", apostilló Caro, que, con Quirós mostró la necesidad de "la inculturación para ser capaces de conectar con la gente"
Sobre el futuro de la misión y los misioneros, Carmen Balguerías sostuvo que "ahora más que nunca hay que ser misioneros, y más que nunca hay muchísimas vías para evangelizar, porque esto no es de unos pocos locos. Es imposible que los misioneros nos extingamos porque todos los somos por el bautismo, nuestra fuerza viene del bautismo, por lo que es una responsabilidad de todos los bautizados. Yo ya lo estoy viendo en Madrid, con muchos jóvenes que están haciendo misión. El Espíritu está soplando. Merece la pena ser misionero, nunca he sido tan feliz, Dios no defrauda".
"Lo que hay que hacer es cambiar la imagen del misionero tradicional, porque ya están surgiendo misioneros locales, no podemos pensar en el misionero del siglo XIX. Todos estamos llamados a la misión", apuntó, por su parte, Rafa Quirós, para quien "merece la ofensa estar enamorado de Jesucristo y anunciarlo". Eso sí, hizo un ruego: "Rezad por nosotros para que lo hagamos bien y seamos pacientes", incidió.
"A mí me preguntan si me voy a quedar en la misión, por lo que la vocación específica es muy necesaria, y ante la escasez, ante la falta de relevo, hay que cultivar este tipo de vocación misionera", añadió Caro. "No se dejen engañar por la fiesta del Domund, que ni es una vez al año ni los misioneros somos héroes, la misión no es para un día, es un trabajo que hacemos entre todos, necesita de la implicación de todos, también económicamente, porque el dinero llega, pero necesitamos que la gente nos tenga presente a los misioneros y que rece or nosotros", concluyó el misionero extremeño.
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