Miles de migrantes han vuelto a México por rechazo de Estados Unidos para acogerlos Obispo de Ciudad Juárez pide encarecidamente a autoridades mexicanas acciones contundentes a favor de migrantes
Mons. J.Guadalupe Torres Campos, Obispo de Ciudad Juárez lamentó que las autoridades mexicanas no estén actuando ante la emergencia migratoria que se vive en México, manifestó que la iglesia se ha organizado para acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes.
Sin embargo, la situación es muy grave por lo que no hay lugar para todos y cientos de personas migrantes siguen viviendo en las calles y en condiciones de extrema vulnerabilidad.
Jimena Hernández corresponsal en México
La Iglesia en Ciudad Juárez, comunidad fronteriza con Estados Unidos, aseguró que con el fin del Título 42 en Estados Unidos (legislación que brindaba más facilidades para brindar asilo a personas migrantes) y la entrada en vigor del Título 8 (legislación que desaparece estas facilidades); las calles de esta ciudad se han vuelto a llenar poco a poco de migrantes retornados, que han llegado en caravana a través de cualquier medio, buscando asilo y mejores oportunidades de vida.
“Con dolor y preocupación, vemos que nuestros hermanos migrantes siguen estando en situación de calle y en condiciones de extrema vulnerabilidad, se encuentran a la deriva y varados en esta frontera”
“Como Iglesia diocesana hemos intentado responder esta crisis a través de albergues y comedores sostenidos gracias a la caridad y buena voluntad de hombres y mujeres, hemos intentado cumplir con el mandamiento nuevo del amor que nos ha dejado Nuestro Señor Jesucristo”, señaló Mons. Torres
Debido a que afirman que las personas migrantes han quedado en situación de calle a merced de toda clase de abusos, mediante un comunicado Mons. Guadalupe Torres desatacó tres puntos, realizando un fuerte llamado, para toda la sociedad, a la justicia, solidaridad y cuidado por los hermanos más vulnerables.
- Pedimos a todos los miembros de la Iglesia seguir respondiendo a esta crisis siendo solidarios en la caridad para con los hermanos migrantes con los cuales el mismo Señor Jesús ha querido identificarse "era forastero (migrante) y me recibiste" (Mt25, 35).
- En segundo lugar, solicitamos encarecidamente a los tres niveles de gobierno acciones contundentes a favor del respeto y cuidado de nuestros hermanos migrantes, no debemos olvidarnos que la migración, así como la garantía de la seguridad y salvaguarda de la integridad personal son, entre otros, derechos humanos inalienables (queda así establecido en la Declaración Universal de Derechos humanos en los artículos 3, 5 y 13). Corresponde a toda institución el velar y promover el respeto a estos derechos. Como Iglesia deseamos cooperar con todas las instituciones gubernamentales para afrontar esta crisis y garantizar el trato humano y digno a todo migrante.
- Finalmente queremos llamar a toda institución no gubernamental, a la sociedad civil, a todas las iglesias de distinta denominación cristiana y a todo hombre y mujer de buena voluntad, a que sumemos nuestros esfuerzos en conjunto, ya que, esta labor es posible gracias a la colaboración de todos. El rostro de nuestros hermanos migrantes nos interpela y reclama de nosotros compasión.
El obispo de Ciudad Juárez, recordó las palabras del Papa Francisco en su mensaje para la 108 jornada del migrante y del refugiado del pasado 25 de septiembre de 2022, citando al profeta Isaías:
"Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar a un proceso de edificación. Me gusta ver este enfoque del fenómeno migratorio en una visión profética de Isaías, en la que los extranjeros no figuran como invasores y destructores, sino como trabajadores bien dispuestos que reconstruyen las murallas de la Nueva Jerusalén, la Jerusalén abierta a todos los pueblos (cf. Is 60,10-11)".
Pues aseguró que la historia nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras sociedades, por lo que la llegada de los extranjeros se presenta como fuente de enriquecimiento.