Álvarez Lencero 3. POETA DEL HIERRO
La escultura con tres cabezas que estamos contemplando, llamada popularmente "LOS TRES POETAS", está situada, desde 2003, en la ciudad de Badajoz, a orillas del Guadiana. Su monumentalidad es notable: pesa más de 70 toneladas y está enclavada en el centro de una bella fuente y una amplia rotonda. Se compone fundamentalmente de tres bustos de bronce con pátina verde y relieve rugoso.
En esta original y dramática escultura de Luis Martínez Giraldo está representada la cabeza de tres queridos poetas extremeños de la segunda mitad del siglo XX:Jesús Delgado Valhondo (1909-1993), Manuel Pacheco (1920-1998) y Luis Álvarez Lencero (1923-1982). Como podemos observar por las fechas, Álvarez Lencero (el primero de la izquierda) era el más joven y murió el primero. Y un dato curioso: Manuel Pacheco, fallecido en 1998, pidió que sus cenizas fueran arrojadas al Guadiana ("mi río tiene nombre de mujer y se llama Guadiana").
POETA DEL HIERRO
1971 fue, para Lencero, el año de la consagración como poeta y como artista del hierro. Como ya estaba vigente la Ley de Prensa e Imprenta de Fraga Iribarne, publica en autoedición el poeta extremeño, con notable éxito, su más popular libro de versos: "Juan Pueblo". Pero, al depositarlo posteriormente en el Ministerio, le fueron secuestrados los escasos ejemplares
que todavía conservaba (esto sucede a solo cuatro años de la muerte del Generalísimo). Se trata de un poemario muy radical, con lenguaje concreto y combativo muy del gusto de Luis en aquella época.
Al éxito del poeta, se le añadió la revelación del escultor del hierro. Artista inquieto, había descubierto Luis Álvarez Lencero una nueva habilidad, un nuevo reto: trabajar el hierro a base de machacarlo sobre el yunque, solamente por el calor del soplete. El 25 de enero de aquel año inauguraba en la Sala Círculo 2 de Madrid una Exposición como artista plástico y poeta, con 32 esculturas en hierro. La crítica fue buena y presagiaba prometedor futuro al artista.
Como el espacio del blog es muy reducido, paso a presentar el más importante trabajo escultórico del poeta extremeño,Vietnam, creado en 1970:
"VIETNAM"
En 1970, recibía el escultor terribles noticias de la guerra de Vietnam (1964-1975). Bombardeaba USA zonas selváticas, utilizando agentes y armas químicas, con gran mortandad de víctimas civiles y grandes daños al medio ambiente.
Toda guerra es espantosa. Y aquella lo fue. En el monumento que visualizamos ahora, de 700 quilos y 2,30 m. de altura, destaca, en primer plano, el monstruo de la guerra, puro esqueleto, con un enorme ojo picasiano en la frente y una disparatada boca con agresivos dientes como puñales; en lo más alto, como si se tratara, digamos, de un rinoceronte, se exhibe un afilado cuerno. El pie derecho está calzado con una bota de diseño muy realista, y en el pie izquierdo creo percibir las pezuñas de una pata animal.
Lo que más suele impresionar de este engendro, medio animal, medio hombre, medio demonio, es la bayoneta que, en lo más alto, ensarta un horrible cráneo. Otra curiosa construcción: una ala muy extraña, con ventanitas como vidrieras de catedral.Actualmente está ubicado, después de varios traslados, sobre alto pedestal, en una glorieta de la Avenida de los Rosales, de Mérida.
La mejor explicación de la escultura “Vietnam” nos la ha proporcionado el propio poeta en el soneto “La guerra”, incluido en “Juan Pueblo”. Describe la figura de un disparatado personaje, leviatán asesino “que mata y mata y mata” toda vida. Y es como hiena que muerde y emponzoña, duro fantasma de metálicos huesos y aliento putrefacto. Caín, en definitiva, que asesina al hermano “con sus botas de pus”:
LA GUERRA
La guerra siempre es mala y nauseabunda,
cáncer que no se extirpa, Juan querido,
hiena que muerde y deja corrompido
al hombre, y con el alma moribunda.
Se arrastra como víbora errabunda
en forma de fusil enloquecido,
y mata y mata y mata a lo nacido.
De luto y de dolor todo lo inunda.
Aquí este pobre hueso. Allí esa mano
solitaria y dormida entre la grama.
Humean los cadáveres despiertos.
Caín machaca el cráneo de su hermano
con su bota de pus que hiede y brama,
y desfila triunfal ante los muertos.
La poesía de Lencero de aquella época es sincera y dura como de quien maneja el martillo y soplete, el fuego y el hierro.Palabras comocadenas, yunque, martillo, machacar, chispas, duros, metálicos, tenazas...son frecuentes en sus poemas.
EN LA HERRERÍA ME HA TOCADO SER YUNQUE...
Cerramos el tema de hoy con otro soneto, “Yunque humano”, de “Poemas para hablar con Dios”. Acepta el escritor su destino de yunque que soporta “al rojo vivo los metales”.Si eso es lo que le pide Dios, lo hace suyo con devoción (“Tu voluntad, Señor, aunque me escueza”.)
Pero no siempre acepta ser el payaso de las bofetadas. El yunque, a veces, se convierte en martillo:"Con este martillo mío / machacar la pena mala, / rompiéndote la tristeza / desde el sudor de mi fragua" (Hermano). También, por ejemplo: "Que por mi boca se me vierte un águila, / y rompo las cadenas con su pico" (Juan Poeta). En el verso final de "Yunque humano", que leemos a continuación, reconoce, con humildad y sencillez, su pobreza real, su sobredimensionada imagen:
YUNQUE HUMANO
Señor, tú lo has querido: En la herrería
me ha tocado ser yunque. Y los brutales
martillos se me clavan con triunfales
picotazos de cuervo en mi agonía.
Coléricas tenazas de piel fría
tienen sed de mis lágrimas mortales,
y aguanto al rojo vivo los metales,
sobre esta cruz de hierro cada día.
Al trato que me dan yo no respondo,
aunque estallan mi alma a martillazos.
Tu voluntad, Señor, aunque me escueza.
Sufro desde la piel hasta lo hondo,
y entre penas y chispas y porrazos
soy un pobre con traje de grandeza.
LUIS ÁLVAREZ LENCERO
escultor y poeta
1.Quédate aquí en mi pecho y no te vayas...
ABUELO DIOS
ENFERMO
CARTA A MI MADRE MUERTA
2.A veces se me posan en el hombro...
AMIGOS
UN NIÑO MATABA PÁJAROS
PERROCRISTO
3.Poeta del hierro
LA GUERRA
YUNQUE HUMANO
4.Hoy vino Dios a hablar hondo conmigo...
PRIMAVERA
PADRESTIÉRCOL
CIPRÉS
5.Tres sonetos de hambre, ternura y aceptación
HAMBRE DE DIOS
LLANTO POR UNA ALPARGATA MUERTA
GRACIAS, SEÑOR
6.Su más hermoso poema
HUMANO