En vacaciones, a lo mejor apetece dormir más tiempo y levantarse tarde. Perfecto. O madrugar y acompañar a los pájaros y a los monjes, que ya están alabando a Dios, y alabarle con ellos. Gracias, Señor, porque comienza un nuevo día y me permites vivirlo. “Desde la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor” (Salmo 113).
Estrenamos la mañana como inauguró el Señor el primer día.Miro hacia el sol y siento a Dios más cerca. Doy un paseo y observo y admiro la obra del Creador de todo, aunque sería más cierto llamarle Padre del mundo. En el primer poema de hoy, “Ya amanece en la tierra”, la mística vasca Ernestina de Champourcin saluda a Dios (“Buenos días, Señor”), y escucha su propuesta de subir a la colina de la confianza (“levantemos el corazón” proclamamos en la misa). Y sentimos que, como a María, un ángel nos convoca a plenitud (“el Señor es contigo”): “Y el día se derrama / en plena anunciación.”
YA AMANECE EN LA TIERRA...
Ya amanece en la tierra.
Buenos días, Señor.
Empieza la jornada
y empieza la ascensión
a tu monte secreto.
-Andar donde ando yo
es perderse y hallarse
a la orilla de Dios.
¡Quién pudiera cruzarla,
quién tuviera el valor
de arrojar ese lastre
que aploma el corazón!
Amanece en el alma.
¿Dónde vamos, Señor?
Y el día se derrama
en plena anunciación.
ESCRIBE CON TU LUZ...
Hicimos alusión, en el anterior poema, a la Creación primigenia. Jesús Mauleón, en “Como un día”, más que dar gracias a Dios por aquella obra de siete días, le canta himnos por la Creación segunda de hoy, de ahora mismo... No nos necesita el Señor; más bien al contrario: “es él quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas...” (Hechos 17,25). En la madrugada de hoy, nos dejamos bendecir por su mirada (somos la niña de sus ojos), le escuchamos pronunciar con amor nuestro nombre (somos latido de su voz), nos dejamos modelar con tactos de su ternura (somos aliento de su Espíritu).
COMO UN DÍA
Oh Dios, tú eres mi Dios,
por ti madrugo.
Salmo 62
Tuyo el poder y tuya la palabra.
Escribe con tu luz. Marca a fuego tu punto
de sol en el levante que amanece.
Ponle a todo el paisaje los verdes, oros, lujos
de tu propia belleza.
Mueve las voces con que el alba vibra.
Echa a volar al viento
y sóplale su ritmo a la mañana.
Dales acento, música, su segura cadencia
a los seres que creas con tus ojos.
Ama
como sólo Tú sabes.
y saldrá de tu boca, de tus manos
tu poema redondo como un día.
A LA SALIDA DEL SOL
Refiere Marcos que tres mujeres, el día primero de la semana, fueron al sepulcro "a la salida del sol" (16,2), dispuestas a embalsamar el cuerpo de Jesús. Un joven vestido de blanco les anuncia a la puerta del sepulcro: "Buscáis a Jesús Nazareno, el que fue crucificado. Resucitó; no está aquí..."
En la oración de la mañana, celebramos los cristianos, hecho central de nuestra fe, la Resurrección de Cristo. Por eso vivimos alegres y esperanzados. Salmodia Victor Manuel Arbeloa, en "Himno de la mañana", con solemnes versos, la victoria pascual del Señor, nuestra propia victoria sobre la muerte. "Sonríe de luz la aurora. / Rompe en cánticos el cielo. / Salta de gozos el mundo. / Ruge de rabia el infierno..."
HIMNO DE LA MAÑANA
Aurora lucis rutilat
Sonríe de luz la aurora.
Rompe en cánticos el cielo.
Salta de gozos el mundo.
Ruge de rabia el infierno.
Porque el Señor poderoso,
rotas las fuerzas más fuertes,
pisoteando el abismo,
salvó a todos de la muerte.
Porque aquél que custodiaban
los soldados y las rocas,
triunfador esplendoroso
se levantó de la fosa.
Sé nuestro gozo, Jesús,
en nuestra vida mortal,
y llévanos junto a ti
en tu victoria pascual.
A ti el honor y la gloria,
que tras vencer a la muerte,
con el Padre y el Espíritu
vives y reinas por siempre.
ORACIÓN CRISTIANA POR LA CREACIÓN
“Señor Uno y Trino, / comunidad preciosa de amor infinito, / enséñanos a contemplarte / en la belleza del universo, / donde todo nos habla de ti. / Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud / por cada ser que has creado. / Danos la gracia de sentirnos / íntimamente unidos / con todo lo que existe” (Francisco, Laudato si', 246).
LA MARCHA, de M. V. Atencia / AL EMPRENDER UN VIAJE, de J. Mauleón / DUELE LA TIERRA DE HERMOSA, de J. Mauleón / DIOS DE ALEGRÍA, de Jorge Carrera Andrade...
SI YA FLORECIÓ EL ALMENDRO, de M. Ángeles Gómez / COMO LAS BANDADAS DE PATOS..., de Ernesto Cardenal / SALOMÓN Y LA ROSA, de Fina García Marruz / ACABO DE VER, de Juan Ruíz Peña
