La cruz de Cristo no es la cruz de la estupidez

"El Sodalicio es manejado por un grupo de delincuentes y seguido por personas estúpidas que sin tener la intención de hacer daño lo hicieron y encima se perjudicaron a sí mismos"

"Humberto de mi alma, no fue por inexperiencia, fue porque tenías lavado el cerebro y te convencieron de que maltratando a los otros los hacías recios y buenos soldados"

"Para una víctima, el abuso no es del “pasado”, sigue en el “presente”. Sólo si una víctima es escuchada, creída y validada por la comunidad el trauma puede comenzar a curarse"

"Querido Rafael, la ‘cruz’ que sientes como injusticia otra vez es la cruz de la estupidez de no darte cuenta que has encubierto, difamado y seguido a delincuentes"

Caso sodalicio

A los que señalan que lo que está sucediendo al Sodalicio es un acto de venganza por parte de sus víctimas, quiero decirles que es una de las más grandes estupideces que he escuchado últimamente. No es venganza, se llama justicia y es primera vez que ésta ha entrado en escena en serio por parte de las autoridades eclesiásticas.

Y es ésta justicia la que devuelve dignidad a las víctimas y las hace capaces de recuperar su voz y contar su historia. Fue por el primer acto de justicia realizado por la misión formada por Mons. Charles Scicluna y Mons. Jordi Bertomeu al expulsar a Figari,  que mi hermano Alfonso Figueroa sintió y recuperó la fuerza para contar su historia. Fue por esa expulsión que no sólo mi hermano sino nuevas víctimas han aparecido.

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Scicluna, Bertomeu y el Papa

Y yo tan ingenua de pensar que había sido la única chiquilla y después fraterna abusada por un sodálite. Pues no. Ayer me entero, que hubo más que una abusada sexualmente, no por German Doig sino por otro sodálite. Y compartió su historia públicamente gracias a la misión Scicluna- Bertomeu. Así que los que señalan que lo que está pasando al Sodalicio es un acto de venganza, vuelvo a repetir es la más estúpida afirmación que he escuchado en los últimos tiempos.

Repito no me siento ni feliz, ni alegre con todo lo que está sucediendo. Ha sido una historia macabra y sórdida de años de abusos sexuales, psicológicos, físicos y espirituales.

He leído y escuchado las respuestas de aquellos que han sido expulsados. También leí la teoría que menciona Paola Ugaz sobre el economista Carlo Maria Cipolla. Decidí comprarme el libro sobre las cinco leyes de la estupidez humana. Y debo decir que se aplica como anillo al dedo para analizar al Sodalicio de Vida Cristiana.  

El economista divide los comportamientos humanos y señala cuatro tipos: el inteligente como la persona que hace bien a sí mismo y a los demás; el bondadoso como el que se perjudica a sí mismo para hacer bien a los demás; el delincuente que se beneficia a sí mismo y hace daño a los demás y el estúpido que se perjudica a sí mismo y a los demás.

Uno de los expulsados, Humberto del Castillo afirma de modo tajante sobre su comunidad y todos los sodálites: “no somos delincuentes que tratamos de hacer daño a los demás”. Y en eso en parte le doy la razón.

Libro de Cipolla

El Sodalicio no es una institución donde todos son delincuentes. El Sodalicio es manejado por un grupo de delincuentes y seguido por personas estúpidas que sin tener la intención de hacer daño lo hicieron y encima se perjudicaron a sí mismos.

Humberto, tú admites que cometiste errores y maltratos, pero que se dieron hace 32 años en un pasado lejano y que estos fueron debido a tu inexperiencia. Aquí es importante nombrar a las cosas por su nombre: se trataron de abusos físicos y psicológicos, porque fuiste víctima y perpetrador como muchos de los que pasamos por el Sodalicio y tuvimos autoridad.

Humberto de mi alma, no fue por inexperiencia, fue porque tenías lavado el cerebro y te convencieron de que maltratando a los otros los hacías recios y buenos soldados. Tú dices que has cambiado y has estudiado psicología. Y te creo lo del cambio. En lo que no creo es en el éxito de haber realizado tus estudios de psicología por internet, porque te faltó un capítulo importante en tus estudios: el trauma de una víctima de abuso. Por más que para ti son hechos de un pasado remoto; para todas las personas que maltrataste y abusaste se trata de una herida abierta.

Como deberías haber estudiado, una persona con trauma de abuso no puede procesar el hecho, y el trauma queda grabado en el cuerpo y la psique de la persona. Para una víctima, el abuso no es del “pasado”, sigue en el “presente”. Sólo si una víctima es escuchada, creída y validada por la comunidad el trauma puede comenzar a curarse.

Humberto del Castillo

Te molesta el hecho que recién hoy te juzgan por un hecho del pasado. Y esto es verdad pero esto no es culpa de la misión Scicluna-Bertomeu esto es culpa de la institución que defiendes con tanto aplomo.

El Sodalicio debió en su momento admitir los abusos y hacer justicia pero quiso, como su modus operandi de siempre pasar página, poniendo a Doig y Figari como los únicos delincuentes de esta historia y mandando lejos de Lima a todos los que habían sido abusadores de menor calibre, como tú.

Hablas de tu conversión personal que no dudo de ella, ni me toca a mi juzgar. Sin embargo, hay un tema que nunca nos fue enseñado en el Sodalicio. Y es que la conversión personal pasa también por asumir la responsabilidad social de nuestros actos. Y cuando uno no abraza y asume las consecuencias sociales de sus actos tarde o temprano recaen sobre uno mismo.

No asumiste que fuiste víctima y perpetrador. No asumiste que estabas en una comunidad donde el abuso había sido sistemático y que muchos de nosotros no éramos delincuentes sino estúpidos manipulados que abusábamos sin saber lo que hacíamos. Si lo hubieses asumido no estarías más en el Sodalicio ni hubieses sido expulsado.

El problema ha sido ese: has minimizado de manera banal el daño del Sodalicio y lo calificas como: errores, exageraciones e inexperiencia. Esta es otra gran estupidez.
Y una comunidad de delincuentes y estúpidos se vuelve peligrosísima.

Rafael Ismodes

No dudo de tu vocación y tu deseo de servir. No dudo que has cambiado. Te pido eso sí que asumas  con valentía y humildad esta expulsión. Y sin victimismos. No eres víctima de una injusticia. Eres víctima de tu propia estupidez. Y tampoco me alegro. Porque un mundo hecho de delincuentes y estúpidos es una mala combinación.

Por otro lado, escuché también atentamente la respuesta Rafael Ismodes, otro sodálite expulsado. Siempre lo recuerdo como caballero, educado y desgraciadamente obediente y servil. Tampoco lo calificaría como un delincuente sino un estúpido a las órdenes de delincuentes. Y aquí repito con el economista, no es un insulto es una descripción. A veces los manipulados encubren a los delincuentes pues son usados por estos, más aún si asumen puestos de autoridad.

Y otro mensaje a los expulsados: por favor no maltratemos y confundamos entre la cruz de Cristo y la cruz de la estupidez. Un teólogo de la liberación que por supuesto no han leído -porque era tabú en el Sodalicio- Antonio González tiene un libro muy interesante que habla de la cruz de Cristo. (Trinidad y Liberación).

El señala como a veces tendemos a mistificar la cruz de Cristo. El sufrimiento de Cristo no fue un sufrimiento honroso. No fue un sufrimiento debido a una enfermedad, a la mala suerte o a sus propios errores. La cruz fue una consecuencia de su predicación: Jesús se puso del lado de los pobres, los marginados, leprosos, mujeres y de todas las victimas que en ese momento estaban oprimidos tanto por el imperio romano como por la falsedad de fariseos y escribas. Fueron los delincuentes y poderosos que lo crucificaron. Es por estar de lado de las víctimas que fue crucificado.

El seguir a Jesús entonces no es asumir cualquier cruz. El llamado en el Evangelio es primero seguirlo y por seguirlo asumimos la cruz de las consecuencias de estar al lado de las víctimas de la humanidad. Cuando por ejemplo tú Rafael preferiste callar, encubrir y difamar no fuiste tras la cruz de Cristo.

Querido Rafael, la ‘cruz’ que sientes como injusticia otra vez es la cruz de la estupidez de no darte cuenta que has encubierto, difamado y seguido a delincuentes. Tu sufrimiento que sé que lo estás sintiendo, espero te dé luz para ponerte hoy del lado de los marginados y víctimas de la sociedad y no de aquellos que sienten que pueden abusar y quedar impunes.

Trinidad y Liberación

Y para terminar, por favor Sebastián Blanco y Giuliana Caccia, déjense de estupideces y no distraigan a la misión Scicluna-Bertomeu porque finalmente se está haciendo justicia con empatía, cariño y escucha activa.

Llegó el tiempo de ponerle fin a la estupidez colectiva de una organización que por más de 50 años hizo y deshizo con la vida de tantos. ¡Enhorabuena por ello!


Teóloga, sobreviviente y ex-superiora de las fraternas (rama femenina del Sodalicio)

Etiquetas: sodalicio, figari