M. V. ATENCIA, PRIMERA POETA ESPAÑOLA QUE GANA EL REINA SOFÍA
Acaba de obtener hace unos días la malagueña María Victoria Atencia, a sus 82 años, el importante Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, siendo la primera escritora española en acceder a este galardón que destaca “el conjunto de la obra poética de un autor vivo que, por su valor literario, constituya una aportación relevante al patrimonio cultural compartido por la comunidad iberoamericana”.
Me permitiré citar un par de elogios de miembros del jurado que, conocedores de la obra literaria de María Victoria, destacan algunos de sus más valiosos méritos. Así define la novelista y académica Soledad Puértolas el quehacer lírico de Atencia: «Su poesía tiene esa capacidad de convertir lo cotidiano en algo trascendente, de cristalizar el presente y de llenarlo de luz, de hacer algo compartido de cada gesto o de pequeños pensamientos que se puedan tener».
Interesante y motivador para los que escribimos en Religión Digital es también el testimonio de Jaime Siles que expresa con claridad el regalo que supone la escritura de la premiada, «una voz muy singularizada, más religiosa que mística, que nos hace ver matices absolutamente insospechados. Nos renueva la visión de la realidad y, al mismo tiempo, dota al lenguaje de una precisión extraordinaria».
DOS ESCRITURAS HACIA LO MÁS ALTO
Reproduzco aquí dos interesantes firmas: la de Federico García Lorca, con sus mayúsculas iniciales disparadas al cielo y la jamba de la “G” chiquita, como guillotinada por una rúbrica mínima. A la derecha, escaneada del ejemplar de “Arte y parte” (Adonáis) que nos llegó dedicado a un familiar en 1961, su firma de amistad, “María Victoria”.
Sorprende la originalidad, en voluta, del punto de la primera “i”(diez años después obtendría el título de piloto de aviación, y aquí ya nos realiza un simpático “loooping” de exhibición). El punto de la segunda “i” también es elevado, y adivino cierta afinidad con Lorca en el movimiento ascensional de la imaginación y el idealismo, del misticismo y la espiritualidad...
Digno de observar es también el trazo final de la “M” mayúscula, que desciende en vertical como avariciosa raíz al corazón de la tierra, del inconsciente, de lo físico, de las labores del hogar...
Y EL FRUTO DE MI VOZ SE CRECE
AL VIENTO
Presentamos su más popular soneto, “Sazón”, título inicial de “Arte y parte”, donde expresa, por primera vez, su poética. Es notable la claridad y energía de su doble propuesta: afirma un movimiento descendente, de arraigo en lo real, lo cotidiano (“y clavo al suelo / profunda la raíz”), y declara un impulso ascensional: “tender al cielo, / erguida en vertical, como la flecha / que se lanza a la nube...”
Clara Janés vislumbra en estos versos el sentido que encierran “de plenitud, de algo cumplido y como derivación de lo perfecto, lo bello, móvil y meta de la poesía de María Victoria Atencia...” Más adelante, comentando la cuarteta inicial descubre varias claves: “se nos habla de condición femenina, de raíz y afincamiento en el suelo, de vuelo, de certeza...”
SAZÓN
Ya está todo en sazón. Me siento hecha,
me conozco mujer y clavo al suelo
profunda la raíz, y tiendo en vuelo
la rama, cierta en ti, de su cosecha.
¡Cómo crece la rama y qué derecha!
Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo
de vivir y vivir: tender al cielo,
erguida en vertical, como la flecha
que se lanza a la nube. Tan erguida
que tu voz se ha aprendido la destreza
de abrirla sonriente y florecida.
Me remueve tu voz. Por ella siento
que la rama combada se endereza
y el fruto de mi voz se crece al viento.
AFECTUOSOS COLOQUIOS CON CRISTO
Pietà inacabada de Miguel Ángel, en la que estuvo trabajando seis días antes de su muerte. Las dos figuras, Jesús muerto y su madre, de pie ambos, poco tienen que ver con piedades anteriores. No se precisa bien si la madre sostiene al hijo muerto o sólo le abraza, resbalándole.El estiramiento de ambas figuras, de poco precisa anatomía, elevan nuestra inquietud a esferas de trascendencia. Las últimas semanas de su vida, vivió el artista intensa espiritualidad con arrebatos místicos, que le llevaron a trabajar en esta escultura de escasa belleza y enorme expresión interior. Madre e hijo quedarán abrazados para siempre, más allá de la materia...
El poema de María Victoria Atencia “Piedad Rondanini” recoge, de labios del escultor en sus últimos días, afectuosos coloquios con Cristo a medida que va desbastando el mármol a golpes de devoción y sufrimiento. El imposible milagro que va obrando el artista pretende esculpir, en piedra blanca, memoria viva de la muerte por ajusticiamiento de Jesús y del dolor de la madre, al tiempo que disponer a ambos en rampa de lanzamiento y resurrección. Conmovedor final del artista de fe, en su hora penúltima: “ten tú pìedad de mí, Padre; tenme Pietà”.
PIEDAD RONDANINI
Tendré piedad de ti mientras voy desollando
tu esplendor de la piedra,
dispongo tu ascensión, abro la cúpula;
mientras que se confunde tu perfil en mi sombra
y es la pura renuncia tu entereza purísima.
Mientras voy esculpiendo tu forma de lo informe,
ten tú piedad de mí, Padre; tenme Pietà.
REFLEXIÓN. A comienzos del año pasado, con motivo del Premio de la Real Academia Española 2012 otorgado a María Victoria Atencia, le dedicamos cuatro entregas del blog Nido de de Poesía, que ahora enlazamos de nuevo, deteniéndonos principalmente en el poemario “Trances de Nuestra Señora”, muy característico de su intensa y exquisita expresión religiosa, esta vez en torno al misterio de la Navidad.
MARÍA VICTORIA ATENCIA
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
0.Primera poeta española que gana el Reina Sofía
SAZÓN
PIEDAD RONDANINI
1.Trances de Nuestra Señora 1
NUESTRA SEÑORA ENCINTA
PLENITUD
LOS ANIMALES
2.Trances de Nuestra Señora 2
VICTORIA
LA LUZ
EL HUECO
3.Trances de Nuestra Señora y3
LA MANO
PORTAL
EL VIENTO
4.Letanías a la Virgen y Epitafio para una muchacha
LETANÍAS DE NTRA. SEÑORA EN LA NOCHE DE NAVID.
EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA
5.Marta & María
SAN JUAN
LA MONEDA
MARTA Y MARÍA
6.Cuatro poemas con alma
LA BELLEZA
4 DE OCTUBRE
LA MARCHA
SUCESO
7.Tres poemas con niños
EL AMOR
EPITAFIO
POEMA PARA LOS DIEZ AÑOS DE UNA NIÑA