La fotografía inicial de hoy nos acerca la imagen de tres encantadoras religiosas, muy ancianas, de la Congregación de Notre Dame. A la izquierda descubrimos a Celeste Glovka, que hace dos años falleció a solo días de cumplir cien años.
Se preguntaba Snowdon si la expresión emocional de las hermanas en sus autobiografías juveniles guardaría alguna relación con la longevidad, si sus escritos de cuando eran jóvenes y sanas, pudieran predecir cuánto tiempo vivirían. Le ayudó a reflexionar así la experiencia de los investigadores de la clínica Mayo de Rochester: habían hecho un seguimiento de 839 pacientes, que fueron catalogados como optimistas o pesimistas de acuerdo con un test estándar de personalidad realizado a comienzos de los sesenta. Treinta años después, la cantidad de optimistas que seguían vivos era considerablemente superior.
SENTIMIENTOS POSITIVOS,
SENTIMIENTOS NEGATIVOS
En su “estudio de las monjas”, Snowdon, con Danner y Friesen, recopilaron las autobiografías manuscritas de 180 hermanas que habían profesado sus votos en las provincias de Milwaukee y Baltimore. Seleccionaron de sus textos un vocabulario de noventa mil palabras, de las cuales solo 1.598 estaban relacionadas con experiencias emocionales, considerando, finalmente, que el 84% de esas palabras expresaban experiencias positivas (felicidad, amor, esperanza, agradecimiento, satisfacción), el 14% experiencias negativas (tristeza, temor, desinterés, sufrimiento, vergüenza, indignación) y el 1% experiencias neutras (sorpresa).
El nuevo informe concluye que las monjas que expresaron más emociones positivas en sus autobiografías, vivieron significativamente más -en algunos casos, diez años más- que aquellas que expresaron menos emociones positivas; y que los casos de monjas con Alzheimer fueron más numerosos entre las monjas menos felices. No sólo vives más si eres feliz, también vives mejor: te encuentras bien, te sientes en perfectas condiciones. Puedes hacer más cosas, durante más tiempo y con más seguridad.
UNA ALEGRÍA NUEVA...
No podía faltar en el tema de hoy, “los sentimientos positivos y las monjas”, una breve pero exquisita referencia lírica a la oración y a la alegría en la vida religiosa. Cedemos la palabra y el sentimiento a la poeta alavesa Ernestina de Champourcin, de la generación literaria del 27, que fue llamada por el Padre, en vísperas de milenio, a los 94 años. Pide alegría a Dios: “Que la sienta / salir de mí brincando / como un arroyo en fiesta”. Y dialoga en silencio con un pájaro que “cantaba durante la meditación...” De nuevo contemplamos en pantalla a Celeste Glovka.
PARA DAR ALEGRÍA...
Para dar alegría
necesito tenerla.
¡Dámela Tú, Señor!
Una alegría nueva
que brote dócilmente
cuando alguien la quiera.
Alegría de todos,
no mía. Que la sienta
salir de mí brincando
como un arroyo en fiesta.
¡Esta agua de alegría,
quién supiera verterla
igual que el surtidor,
desde el cielo a la tierra!
A UN PÁJARO QUE CANTABA
DURANTE LA MEDITACIÓN
Tú sí me hablas de Dios
con la voz que yo quiero.
Sin palabras; cantando
tus trinos y diciendo
con tu presencia alada
que lo sientes sin verlo.
Que somos suyos, todos,
como lo dirán luego,
al ponerse la tarde,
esas nubes de fuego
y esa flor escondida
que perfuma en silencio.
¿No me oyes cantar
contigo, para adentro?
DESPEDIDA. Cerramos las cuatro entregas sobre "678 monjas y un científico", facilitando, en modalidad "caché", enlace al libro completo de Snowdon. Pulsaraquí.
Ofrecemos también link al entraordinario documental "El naufragio de la memoria" (42m). Un equipo de TVE convivió una semana con el equipo de la Unidad de Demencias del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde se desarrolla este novedoso programa denominado "Arte y Cultura como Terapia". Pulsaraquí.