Nosotros los mayores, y la Poesía 21. ERES LO QUE RECUERDAS
Pero hay un resquicio todavía: "No te detengas, no dejes de seguir sacando. Cada rostro, cada gesto, cada palabra, cada canto, por lejano que sea, recobrados cuando parecían perdidos para siempre, te ayudan a sobrevivir". Que, expresado con otras palabras, suena así: “Se dice: al final eres lo que has pensado, amado, realizado. Yo añadiría: Eres lo que recuerdas.”
REMINISCENCIA E HISTORIA DE VIDA
Desde siempre, hemos oído criticar las batallitas del abuelo, que unas veces encandilaba a su auditorio con fascinantes relatos y otras aburría a las ovejas con el disco rayado de las mismas historias. En sociedades primitivas ha sido valorado y escuchado el anciano por su sabiduría, su prolongada y probada experiencia, su proximidad a las regiones altas del Espíritu. Todos los seres humanos, también los animales, tienen recuerdos; les han ocurrido en la vida mil y una aventuras, sucesos, éxitos y fracasos, experiencias que se fueron archivando en la memoria para ser evocadas, revividas, posteriormente.
Al rememorarlas, si se trata de experiencias placenteras, de logros y acontecimientos felices, constituyen una fuente de sabiduría personal, de refuerzo positivo de la propia identidad, de autocaricias tan necesarias en una situación de envejecimiento probablemente solitario y difícil. Es como ascender a una alta montaña y contemplar desde arriba el variado y rico paisaje de toda una existencia. Mereció la pena haber nacido y haber vivido. Si en la pasada aventura se cometieron errores que atormentan y desazonan, todavía se pueden desactivar sus efectos; por ejemplo con el perdón y la misericordia. Y me refiero también a perdonarse uno mismo decisiones equivocadas, que hubiera sido mejor no haber tomado. Sobre el tema de la Reminiscencia sugeriría dos interesantes artículos a los que podéis acceder pulsando aquí y aquí.
TAMBIÉN LOS POETAS ESCRIBEN RECUERDOS
La revisión de vida se puede realizar, como tantos autores, confesando al papel o al ordenador confidencias íntimas en emocionados capítulos. O, tal vez, a lo largo de numerosas entrevistas con un asesor espiritual o un psicólogo clínico. Y no sería mala idea desnudar el alma y el corazón en el seno de un grupo que amorosamente escucha y permite, a lo largo de varios encuentros, ir refiriendo hechos significativos de la vida, obteniendo quizás el confidente "una mejora anímica en virtud de la felicidad que supone la rememoración de experiencias simbólicas” (Ángel Moreno).
Los poetas existenciales suelen también asomarse al paisaje del corazón y describir sucesos de su vida cargados de sensibilidad y ternura. Así se muestra la poeta catalana Cristina Lacasa en “Alguna vez por la mañana...”, versos pertenecientes al poemario “Ópalos del instante” (Adonais, 1982). De la semblanza que presenta en la solapa la editorial, destacaría para nuestro tema el siguiente párrafo: “Dentro de una orientación autobiográfica creciente, Cristina Lacasa muestra una tensa y melancólica actitud de testimonio íntimo con trasfondo de la historia común.” Quizá sea ya un buen momento para presentar el poema, reflexionando posteriormente sobre él.
ALGUNA VEZ POR LA MAÑANA...
Alguna vez por la mañana, cuando
el gallo había dado sus tres toques de alarma,
iba al horno a amasar hermosas piezas
de pan crujiente. Iba con la abuela,
y mientras ella sabiamente daba
a la masa su norma, sudando noblemente,
yo sentía en mis venas correr todos los ríos
que van al mar. El mar estaba
entre mis manos infantiles,
que modelaban, escultora en ciernes,
un buey, un caracol, una abstracción cualquiera,
con un trozo de masa.
La llama haciendo un curso de ascensión en los rojos
y el aroma del pan caliente daban
al aire incienso y música.
Casi un templo era el horno, casi un rito
aquella forja entre las manos
(oh, religión del pan).
Ella, la abuela, pura, sudaba y bendecía
cada forma acabada; yo soñaba,
entre el mar nunca visto y mis obras de harina,
que era sacerdotisa de una orden
antiquísima y honda.
Miraba el buey dorado, la hogaza grande y tierna,
con un fondo de espigas en los ojos,
aunque el mar ya me instaba desde el río,
que se iba lentamente hacia su propia
naturaleza.Amén. Dios permitía
aquel caudal salido de la entraña
del horno, el alimento primerísimo
dispuesto. Mis ligeros
dedos se estremecían por su parte
minúscula de fruto.
Ella besaba entonces, en un rapto,
mis manos creadoras; el mar clamaba dentro
y yo aún no lo sabía.
Describe Cristina la experiencia infantil con numerosos detalles de gran humanidad, como cuando nos da a conocer un gesto de la abuela: “Ella besaba, entonces, en un rapto, / mis manos creadoras...” Aunque todos los sentidos disfrutan protagonismo, destacaría el tacto. Como cuando habla de “pan crujiente” y “hogaza tierna”, y explica que sus manos “modelaban... con un trozo de masa”; y al describir a la abuela “sudando noblemente”.
Son numerosas las referencias religiosas. “Casi un templo era el horno...” “oh, religión del pan”. Se imagina Cristina “que era sacerdotisa de una orden / antigua y honda”. Dios estaba muy presente, porque “Amén. Dios permitía / aquel caudal salido de la entraña / del horno”. “Ella, la abuela, pura, sudaba y bendecía / cada forma acabada.” En las continuas referencias al mar podría sospecharse cierta identificación del mar con la divinidad. En el 2000 se editó la “Antología de la Poesía Cósmica de Cristina Lacasa”. Ha fallecido hace tres años y su página sigue como quedó entonces (pulsar).
PRESENTACIÓN "YOU TUBE".
“Siempre juntos. Problemas de memoria en Adultos Mayores” (11 minutos). Estimulación de la memoria. Sencillo y práctico. No existe limite de edad para aprender cosas nuevas... Pulsaraquí.
NOSOTROS LOS MAYORES,
y la Poesía
12. Abro las Escrituras para fortalecer mi corazón
ESTOY DELANTE DE TI, por Jacques Gauthier
UNA VEZ AL DÍA, de Paul Roth
ÍNDICE del 1 al 12
13.Los que vivimos solos
AJENO, por Claudio Rodriguez
¡VEN!, por Autor desconocido
14.Viudas sin luto
ÉL SE FUE MUY SERIO, por Carilda Oliver
NO ME CANSO, MI AMOR, YA DE QUERERTE, por Carilda O.
LA VIUDITA, de Carlos Murciano
15.Disfrutar del sexo a cualquier edad
BODAS DE PLATA, por Gastón Baquero
LA PAREJA, por Leopoldo de Luis
16.Entrega completa hasta el final
HOY PARECE..., por Gonzalo Alonso-Bartol
A MI ESPOSA, por Cintio Vitier.
17.Nos recetan a las mujeres la vejez prematura
MOMENTO, por Carlos Murciano
LA ORACIÓN DE LA NOCHE, de José María Valverde
MUJER IRREDENTA, de Gioconda Belli
18.Porque el cielo nos mira y se complace
CÍTARA MÍA, por Gonzalo Rojas
ARRUGAS, por Miguel d'Ors
19.Y es más breve el tiempo del amor
CARA A CARA, de Luis López Anglada
LA AMADA INNUMERABLE, por Bartolomé Mostaza
DÍA DE FIESTA, de Luis López Anglada
20.Cenizas que no se apagan
EL FUEGO ARDÍA LENTO, por Concha Zardoya
AÚN VIVAZ, de Concha Zardoya
"CUANDO DIOS QUISO", de Francisca Aguirre
21.Eres lo que recuerdas
ALGUNA VEZ POR LA MAÑANA..., por Cristina Lacasa
22.Pero el olvido, no, nunca el olvido
ESCÚCHAME, por Antonio Porpetta
23.El album familiar
FOTOGRAFÍAS, por Ginés Aniorte
24.Bendita memoria, bendito olvido
EL QUE TIENE MALA MEMORIA, por Manuel Mantero
TAMBIÉN HAY MUERTOS QUE MATAN, de José Bergamín
25.Nicanor Parra, Centenario Vivo
ENLACE A NUEVE PÁGINAS SOBRE PARRA
ÍNDICE del 25 al 36