Nosotros los mayores, y la poesía 12. ABRO LAS ESCRITURAS PARA FORTALECER MI CORAZÓN

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El cuadro que nos acompaña, de un anciano sosteniendo en sus brazos la ternura de un bebé, tiene nada menos que la firma de Rembrandt: se trata del retrato de Simeón, piadoso judío que esperaba la inminente llegada del Mesías prometido por Dios, del Ungido del Señor que iluminaría al pueblo en tinieblas... Cumpliendo el Altísimo su palabra, cerca de su corazón sentiría el anciano los latidos del Corazón de Dios hecho niño pequeño en sus brazos. Ya podía el anciano morir en paz, con alegría y esperanza. Imaginó, quizás, que era el Señor del Cielo y de la Tierra quien le acunaba y le besaba a él, a sus muchos años de edad, abriéndole las puertas y la felicidad del Paraíso.



Es entonces cuando improvisa Simeón una encendida oración–testamento, que los cristianos deberíamos aprender, porque un día nos tendremos que despedir también nosotros del mundo, acogiéndonos al Misterio de la Luz y la Compasión. Ojalá sintamos entonces la efusión de arrebatado amor del veterano creyente (Lc 2,29–32):

“Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador
que tú has preparado ante la faz
de todas las naciones.
Luz para iluminar a todos los pueblos
y gloria de tu pueblo Israel.”



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SÉ QUE ME AMAS, SEÑOR...

Laico y padre de familia, poeta, el canadiense Jacques Gauthier, es autor de cerca de cincuenta obras de espiritualidad. En una de ellas, “Desafíos a los sesenta años” (Mensajero, 2011), podemos encontrar los próximos intensos versos de su autoría. El personaje en oración a la derecha, está tomado del cuadro de El Greco"Las lágrimas de San Pedro" (pulsar aquí).

El orante se presenta ante Dios sacudido por los helados vientos de cierta sequedad espiritual (“aunque yo no sienta tu presencia”). Se abandona al silencio. No espera nada (“solo estar ahí / en total gratuidad”). Su fe voluntarista le asegura la presencia del Espíritu. Y permanece respirando el nombre de Jesús “en la desnudez extrema”. Aunque presiente que no está solo, y que traspasa las puertas de “un umbral invisible: / la comunión de los santos”. Cierra el poema con los ojos bien abiertos hacia dos importantes símbolos de la fe: el Libro Sagrado (“Abro las escrituras / para fortalecer mi corazón”) y el Crucificado (“la palabra más bella jamás pronunciada”). Meditamos y oramos el poema:

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ESTOY DELANTE DE TI...

Estoy delante de ti,
sentado en un pequeño banco,
la cabeza ligeramente inclinada,
los ojos cerrados,
el corazón abierto,
sin rechistar,
en la ausencia árida,
hacia el Reino interior.

Sé que me amas, Señor,
aunque yo no sienta
tu presencia.
Me dejo caer en el seno del ser,
como tu Hijo amado,
despojado de mí mismo,
para no descansar
más que en tu silencio.

Se hace el vacío,
no espero nada
más que esta nada espesa,
solo estar ahí
en total gratuidad,
quemadura del tiempo,
sal de la tierra,
luz del mundo,
a pesar de las distracciones.

Tú me atraviesas con tu Espíritu
como una vidriera
en la dermis de lo visible.

Mi piel respira tu nombre, Jesús.
No sé más que este nombre
cuando todo se calla
en la desnudez extrema
de la hora que pasa,
de esta vida a la otra,
un umbral invisible:
la comunión de los santos.

Abro las Escrituras
para fortalecer mi corazón,
mi mirada migratoria
se posa en tu cruz,
ese cuerpo de palabras de amor,
la palabra más bella jamás pronunciada.


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UNA VEZ AL DÍA DEBES TOMAR UNA PALABRA

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EN TUS MANOS...

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El poema “Una vez al día...”, de Paul Roth, sugiere un ejercicio espiritual muy hermoso y útil: seleccionar cada día una palabra o frase bíblica. No precipitarse realizando una lectura intelectual fría y descomprometida. “Simplemente guarda silencio. / Callar, oír, asombrarse / es también oración.” Contemplarla desde el corazón (“ponerla al Sol”), escucharla (“llévatela al oído / como una caracola”).Consérvala todo el día, “como una llave”, en el bolso...

Interesante el párrafo final: “¡Empieza hoy mismo!” Y, a continuación, el acto de fe central del Padrenuestro; le decimos a Dios: “Se haga tu voluntad / en la Tierra / como en el Cielo” (Mt 6,10). Es voluntad del Señor que escuchemos su Palabra y la pongamos por obra. Pues eso: que asimilemos, poquito a poco, el pensamiento de Dios y, al pasarlo por el corazón,lo hagamos realidad en el taller de las manos. Amén.

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UNA VEZ AL DÍA

Una vez al día
debes
tomar una palabra en tus manos,
una palabra de la Escritura.

Ten cuidado,
se encoge rápido
y cambia de forma
para adaptarse.

No intentes deprisa
“ordeñarla”, exprimirla,
para que segregue piedad.

Simplemente guarda silencio.
Callar, oír, asombrarse
es también oración
y principio de toda ciencia
y todo amor.

Observa la palabra desde todos los ángulos,
después ponla al Sol
y llévatela al oído
como una caracola.

Llévala un día entero,
como una llave,
en tu bolso,
como una llave de ti mismo.

¡Empieza hoy mismo!
Tal vez así
“se haga tu voluntad
en el Cielo
como en la Tierra”.


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REFLEXION. Concluimos aquí una serie de doce páginas sobre “Nosotros los mayores”. Iniciaremos en breve una segunda entrega de otros doce variados post en torno a los Mayores jóvenes y los Mayores mayores... Se subirán a Religión Digital los lunes y jueves, según costumbre.

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PRESENTACIÓN PPS. Se os facilita hoy “Cómo amar al adulto mayor”, una sabia y encantadora Presentación basada en un texto de Ernesto Cortázar adaptado y presentado por Héctor Robles. Cuando ames al adulto mayor, déjalo hablar, vencer, ir a visitar..., vivir, gritar, tomar su puesto, envejecer, rezar, morir... Pulsar aquí.

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NOSOTROS LOS MAYORES,
y la Poesía

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enlaces8



1.¡Así, no!

A LA SALIDA DEL PUEBLO, de Vicente Aleixandre


2.Tercera Edad y Cuarta Edad

YA ME CANSÓ LA IMAGEN DEL INVIERNO, de José Moreno Villa, y ENAMORADO, de Roberto Cabral


3.El libro de la vida

PORQUE HE VIVIDO TANTO, por Jesús Mauleón
ADIÓS A LA NADA, por Vicente Gaos


4.El testamento de José Luis Martín Descalzo

EL CANSADO y EL ERROR, por J. L. Martín Descalzo
Y ENTONCES VIO LA LUZ..., por J. L. Martín Descalzo


5.Abuelos

LISA, por Ildef. Man. Gil, y UN RAMO DE ESPERANZAS PARA UNA MADRE PRÓXIMA, por J. M. Fdez. Nieto


6.Abuelos y nietos: reciprocidad

CON MICHAEL, por Ildefonso Manuel Gil
LIMOSNA, por Ramón de Garciasol


7.La cruz de la ancianidad

ESTABA DIOS AQUÍ, por Francisco Garfias
ESTE DOLOR, por María Luis Mora


8.Ancianidad y Resurrección

EMAÚS, por Rafael Alfaro
DIOS NOS HABLA A TODAS HORAS, por Ricardo León


9.Buscando a Dios entre la niebla

ANTES DE HUNDIRME, por Griselda Álvarez
ES UNA TARDE CENICIENTA..., por A. Machado
TEN ESPERANZA, por V. Aleixandre


10.La arruga es bella

SABOR DE VENDIMIA, por Gioconda Belli


11.Los árboles viejos son acogedores

NADIE ENVEJECE..., por Albert Schweitzer
PERO NUNCA TE DETENGAS, por Teresa de Calcuta


12.Abro las escrituras para fortalecer mi corazón

ESTOY DELANTE DE TI, por Jacques Gauthier
UNA VEZ AL DÍA, de Paul Roth


13.Los que vivimos solos

AJENO, por Claudio Rodriguez
¡VEN!, por Autor desconocido
ÍNDICE del 13 al 24



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