Al tercer día resucitó. De la piadosa estampa de Jesús bendiciendo, rodeado de amigos, me gustaría destacar las dos venerables figuras que, como la hemorroísa, estrujan tiernamente el manto del Profeta. El Ajusticiado del Gólgota ganó la partida de la Vida, para él y para todos nosotros. Por eso nos acurrucamos entre su ropa, esperando que pronto también nosotros, como él, seremos transformados “en cuerpo de gloria” (Filipenses 3,21). Vamos a cantar las mañanitas a Jesús Resucitado con versos de Victor Manuel Arbeloa en “Mañana de resurrección”:
Resucitó Jesús de entre los muertos.
Quedaron los sepulcros boquiabiertos...
Están alborotando las campanas
y bailan las estrellas más lejanas.
Se escuchan los balidos mañaneros
que cantan la victoria del Cordero.
Del Cordero que abrieron en canal
y ahora vuelve con júbilo pascual...
Es la fiesta de la resurrección.
Demos cuerda de fiesta al corazón...
¡EL SEÑOR ESTÁ CON NOSOTROS! ¡ESTÁ VIVO! ¿LO VEIS?
Nos ofrece Alfaro una lectura viva, muy actual, del episodio de Emaús (Lc 24,13–35). Regresan los de Emaús a sus hogares con un extraño Viajero que les va abriendo los ojos y el corazón al misterio de la alegría. Bueno: en realidad los de Emaús somos nosotros. “Y el Viajero nos mira con amor”. Y acaso también le reconocemos... cuando acaba de marcharse. La Comunidad de hermanos de Jesús nos da la noticia que ya sabíamos: “Está, el Señor está / con nosotros! ¡Está vivo! ¿Lo veis?” Y nos ponemos a rezar unidos, frotándonos los ojos que se niegan a ver lo que la fe y el sentimiento proclaman...
EMAÚS
A menudo volvemos a encontramos
al caer de la tarde con el mismo
Viajero de aquel día. Y, al llegar
a casa, lo invitamos: "Quédate
con nosotros, la noche se echa encima,
y el camino es difícil, cada vez
más difícil, y no vas a irte solo..."
Y acepta el hospedaje.
Y preparamos rápida
la mesa, el pan, el vino y la amistad.
Y el Viajero nos mira con amor.
Y parte el pan con lentitud. Y dice
sus palabras. Y lo reconocemos
cuando... desaparece. Como entonces.
Mas su presencia ya es inextinguible.
Y nos impulsa a regresar al gozo
de la Comunidad, que abre sus puertas
para oírnos: "¡Está, el Señor está
con nosotros! ¡Está vivo! ¿Lo veis?"
Y nos ponemos a rezar unidos
con la dicha que no podrá quitarnos
ni el día, ni la tarde, ni la noche,
ni el tiempo, ni la vida, ni la muerte...
TODO ES ALTAR, TODO ES TEMPLO...
Con amables y sencillos versos nos introduce Ricardo León en el misterio de la presencia de Dios entre nosotros: “Estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20). Con delicadeza pulsa el Señor el timbre de nuestra casa y espera, espera, espera... “Dios nos habla a todas horas / con suavísimos acentos”. Miramos hacia el cielo, donde decimos que habita el Altísimo. ¡Pero Jesús Resucitado está tan cerca de nosotros!: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 8,20). Nos habla cuando meditamos el Evangelio. Y en nuestra oración diaria. Y en momentos inesperados del día... Acaso a alguien le apetezca meditar devotamente el poema, detenerse en una palabra o frase que rumiar con fervor...
DIOS NOS HABLA
A TODAS HORAS...
Dios nos habla a todas horas
con suavísimos acentos.
Nos habla como a hurtadillas,
nos habla como en secreto,
con un rumor tembloroso
de canciones y de besos.
Mas andamos distraídos
y escucharle no sabemos.
Hay que vivir de rodillas.
Hay que vivir en acecho
de esas palabras tan dulces,
de esos avisos tan tiernos.
Hay que vivir siempre en vela,
puesta la mano en el pecho;
siempre alerta los oídos
y los párpados abiertos.
Hay que despertar al ángel
que todos llevamos dentro,
mientras la bestia se rinde
vencida del torpe sueño.
Todo es amor, todo es vida,
todo es altar, todo es templo...
Dios camina por el mundo,
recorre nuestros senderos,
se alberga en nuestros hogares,
vive en nuestros aposentos,
y en la sombra de la noche
se acerca hasta nuestros lechos.
REFLEXIÓN. El libro “Fiesta al atardecer. Vida Ascendente y Tercera Edad” ofrece, en la página 19, el hermoso dibujo que reproducimos en el Índice de Enlaces: dos manos abiertas en actitud de abandono y ofrenda, sugerente Símbolo de Vida Ascendente en Taiwán descrito por el autor como “dos generosas manos abiertas para dar”. Y yo me atrevería a añadir: “y para recibir y agradecer...”
PRESENTACIONES PPS. Ofrecemos hoy un fascinante y espectacular vídeo, “La silla vacía”, de texto popularizado hace años por Anthony de Mello en “Sadhana, un camino de oración”. Para acceder al PPS, pulsaraquí. Se juega, al quiebro gestáltico, con dos sillas: en una de ellas se sienta a Jesús y se dialoga con él. Sugiere Tony, extendiendo el ejercicio a la vida cotidiana:
“Imagina que Jesús está a tu lado durante cada uno de los momentos del día. Habla frecuentemente con él en medio de tus ocupaciones. En algunos momentos tu voluntad no podrá más que echarle una mirada, comunicarse con él sin palabras... Santa Teresa, defensora a ultranza de esta forma de oración, decía que no pasará mucho tiempo hasta que quien emplea esta forma de oración llegue a experimentar la unión intensa con el Señor.”